31 ene 2009

LA MENTE PENSANDO


Consideramos como mente al proceso de pensar, pero ello es nada más que una de sus funciones; no la totalidad de lo que la mente es. Transformamos al pensar en el sinónimo de mente porque es lo único que conocemos de ella. Cuando la mente piensa lo hace basándose en todo lo que ella conoce, o sea, en la información guardada en la memoria, que se resume a sus experiencias, conocimientos, teorías, deseos, traumas, ilusiones y conclusiones. Desde este cúmulo de información el pensamiento pregunta, indaga, cuestiona, examina, interpreta, interroga, consulta, solicita, interpela, comunica y exige.

La mente pensando es el giro del pensamiento sobre sí mismo, o sea, es el movimiento de la mente sobre la memoria utilizando el contenido de la información que esta guarda. El pensamiento más allá de eso no puede penetrar, de modo que para ampliarse debe introducir algún tipo de intelectualidad: o de la cultura existente o de algún tipo de producción propia. Pero la introducción de más intelectualidad solamente le permite ampliarse en la cantidad de temas sobre los cuales continuara escarbando, cuestionando, justificando o argumentando.

La mente pensando es lo único que conocemos como actividad que no tiene descanso en nuestro vivir. Lo que pensemos es intrascendente. El pensamiento pasa a copar por completo la actividad de la mente a raíz del incesante parloteo que este mantiene consigo mismo y ese mecanismo es el que convierte a la mente en automática, mecánica, esquemática, reiterativa, vulgar, ordinaria, amoldada, poco original y nada creativa.

El incesante parloteo de la mente es el intento del pensamiento buscando soluciones para encontrar respuestas finales y remediar toda y cada una de las complicaciones que el mismo creo. Esta actividad incesante de la mente ciega la claridad del pensar y va creando -lenta pero segura- un deposito que cada vez almacena mas inseguridad y temor a causa de que el pensamiento no puede dar soluciones ni respuestas finales a su propia confusión. La inseguridad y el temor se acrecienta porque cada vez se encuentra mas lejos la solución en la medida que pasan los años. Así también podemos comprobar como la mente es cada vez menos silenciosa y cada vez más bulliciosa, lo cual nos lleva al desespero y este mismo desespero no lleva a pensar más sobre lo mismo.

El circulo vicioso que crea el pensar en la mente, transforma a la mente en esquizofrénica, histérica, intolerante, temerosa, imitativa y violenta. La solución que encuentra el pensar para corregir estas inaceptables e incorrectas actitudes psicológicas es crear una Cortesía Hipócrita pintarrajeada de Prudente Educación, lo cual es revestido por una Cosmética Discursiva para la Apariencia Social.

Así nos convertimos en seres Socialmente Correctos y una vez que fuimos aceptados por aquellos que hicieron lo mismo que nosotros con sus vidas, su vivir y su mente, nos tiramos en el colchón del conformismo, la indiferencia, el que me importa y el sometimiento. Pero el reverso de esta moneda es el deseo del pensamiento de querer ser libre [¿?] estupido ¿verdad?.

Deseamos ser libres pero… no nos animamos a serlo, de modo que ¿Cuál es la utilidad, el sentido, la conveniencia, la ventaja o el valor de desear algo y no ser capaz de llevarlo a la práctica en la vida diaria? Pero la mente pensante seguramente tendrá una respuesta para ello, aunque su respuesta solo sirva como consuelo psicológico puesto que en el diario vivir seguiremos siendo esclavos. Esto alimenta inconcientemente el temor, el cual nace del estar permanentemente salvaguardando la imagen para que nuestro entorno y el conjunto de la sociedad no nos identifiquen como seres socialmente incorrectos.

El parloteo incesante de la mente es un ejercito callado que avanza sobre las ruinas de la paz, la felicidad, y por lo tanto, del silencio. Nos agrada sobremanera el pensar porque es la manera más barata de distraernos con la menor reflección posible. Cuando ese ejercito callado -pero rumiador de cuanta especulación se cruza en su camino- avanza, ignoramos por completo que estamos destruyendo la paz y conquistando la obsesión, además de establecer definitivamente el cotorreo incesante como norma de vida de la mente y como molde representativo de nuestro vivir. El resultado definitivo de esta batalla es el haber conquistar una mente esquemática, irreflexiva, mecánica, dependiente y subyugada al pensar estático y arraigado en la persistencia. Este habito lleva al pensamiento a obtener el total poder de la mente, sometiendo a los demás movimientos y funciones de la mente a un anonimato casi absolutos.

Esta soberanía que obtiene el pensar sobre las demás actividades de la mente entroniza al intelecto como Dios supremo del mundo psíquico, lo cual se extiende hasta todo lo que es emoción y sentimiento, de suerte que no podemos observar nada de toda las implicancias a las cuales nos a llevado el cuchicheo que hemos enraizado en nuestra raciocinio.

El enjambre que crea el pensamiento convierte a la razón en mecánica e inconsciente, de modo que no tenemos otra opción que la de -obligadamente- convertir todos y cada uno de nuestros argumentos en verdaderos pero, ¡según nuestro criterio!. Decidimos lo verdadero, después lo defendemos, lo archivamos y lo custodiamos. Ello trae como consecuencia la violencia interna porque la decisión personal de lo verdadero nos obliga a resguardar el enfoque que adoptamos para sentirnos seguros, por lo tanto, no podemos permitir la destrucción del enjambre mental que hemos edificado y que ha convertido en nuestro transfondo psicológico. Sí este transfondo psicológico es dañado la consecuencia es la desazón, la confusión, el desconsuelo, puesto que ello nos lleva a sentirnos desorientados.

Esta perdida de la estructura psicológica generalmente se produce por un hecho de la vida que no lo teníamos calculado: muerte de un hijo, perdida de nuestro nivel económico o social, etc. Ello nos desorienta, al punto de sentirnos desconcertados por no saber como lograremos reponernos del vacío psicológico dejado por el acontecimiento inesperado y que termino destruyendo los supuestos que nuestra propia decisión le había impuesto a la vida.

El pensamiento al crear su propia verdad, obviamente que se contradice con la vida y el vivir. La verdad creada por el pensar particular, son meras razones basadas en nuestro propio parecer, o sea, no se encuentra ni confirmadas ni aprobadas por nadie, solamente por nuestro razonar confuso y conflictivo en su intento de ordenarse a cualquier precio. Crear, inventar y establecer la verdad es lo mismo que creerse Dios siendo ateo.

La mente pensando es inevitable que no omita la verificación de sus verdades creadas a su medida. Innegablemente que estas verdades [¿?] son establecidas por la conveniencia de sus intereses materiales, sociales, económicos, sentimentales y psicológicos. Aquí nace la confusión entre verdad y razón, entre verdades y razones, entre lo que es y lo que creemos que es, entre lo que es y lo que deseamos que fuera. La verdad no tiene relación alguna con el deseo, con la ilusión, con la suposición, con la creencia o con la esperanza, ella se encuentra y es ajena a lo que quisiéramos que fuera. Pero la mente pensando desea fervientemente transformarla en sus intereses para acomodar el mundo psicológico del usurero psicológico. Lo que el pensador codicioso no sabe es que la verdad no es manipulable y para demostrárselo la vida con hecho inconveniente se lo manifiesta, dejando al descubierto sus mentiras mediante la crisis subsiguiente.

Es innegable que ninguna verdad nos pone en crisis, puesto que esa exclusividad solo la posee la mentira. La verdad que nos lleva a una crisis es aquella que contradice a la mentira que hemos aceptado como verdad.

Cuando el pensamiento se adueña de la mente necesariamente tiene que convertir -o por lo menos intentar convertir- a sus mentiras en verdades porque de lo contrario no puede sobrevivir como la autoridad psicológica indiscutible capaz de dar solución a cuanto problema él mismo creo. La práctica de este constante ejercicio desarrolla una habilidad que luego pasa a ser confundida con inteligencia.

La mente pensando la asociamos con la prueba de que somos cuerdos, pero no percibimos ni por un instante que ello es falso puesto que no es por mucho pensar que somos sensatos. Pero además asociamos a la mente pensando con que ello es prueba de que no estamos desequilibrados y por sobre todo, que estamos viviendo concientemente.

Indiscutiblemente el ser concientes dista mucho de la auto-definición sobre lo que consideramos como ser concientes. Ser concientes no significa el estar de acuerdo con nuestro pensar y actuar en consecuencia porque ello también puede ser una demostración de irreflexión e insensatez. Ser concientes es percibir lo que es como es, o sea, significa no traducir los hechos en ideas. La mente consciente se nos revela cuando no intentamos escapar de los desafíos de la vida o problemas mediante argucias intelectuales como la esperanza, la promesa, la utopia, la creencia, ni mediante consuelos psicológicos como las entretenciones, la búsqueda de placer, la auto-compasión, el enamoramiento, puesto que todo ello ayuda a la mente a la inconciencia del problema real y, por lo tanto, a la continuidad y persistencia de la ignorancia.

La mente pensante tiende a traducir y a expandir todo, sin percibir que sus expansiones son giros de 360 grados. Tiende a traducir la verdad e intenta expandirla porque cree que la verdad se puede resumir en una frase intelectual ignorando que la verdad no pertenece al campo del pensamiento, de modo que jamás el pensamiento podrá dar con la verdad porque es obvio que ella no se encuentra resumida en una conclusión, en una definición, ni en ninguna teoría o doctrina; lo que significa que ella jamás puede ser expresada por opiniones particulares -nuestros razonamientos- ni opiniones colectivas -ideologías, doctrinas, teorías, creencia, dogmas- ni tampoco puede ser descrita por la interpretación de símbolos esotéricos o arquetipos psicológicos, pero a pesar de ello creemos que somos conscientes.

Cuando la mente pensante se cansa de buscar la verdad en todo el mamotreto intelectual existente recurre a los rituales o drogas creyendo que un estado de consciencia diferente le podrá mostrar lo que la verdad es o revelársela por capricho de la naturaleza. No hay droga o ritual que tenga la capacidad o condición por si misma de ser capaz de manifestarla. Lo máximo que puede producir un ritual o una droga es evidenciar las mentiras guardadas en la conciencia: ilusiones, deseos, proyecciones, esperanzas, creencias, ansías, egoísmos y ambiciones.

El pensamiento no puede decidir donde encontrar la verdad ni hacer un mapa intelectual para ubicarla. La historia humana demuestra que el pensamiento solo ha servido para ponerle nombre a todo y sellar con aseveraciones lo que desconoce, lo que ignora, siendo esas aseveraciones aceptadas por todos, y en un pacto de silencio, convertidas en verdad. Conocer la verdad no es poseer una definición intelectual especifica que pueda describir lo que ella es, de manera que solo podemos conocer la verdad cuando tenemos una mente libre, abierta, sin conflictos ni confusiones, sin dualidad, una mente que no este atada a opiniones, dogmas, doctrinas, creencias o puntos de vistas particulares y específicos que hacen diferencia y las distinciones.

La mente pensante no tiene la capacidad de percatarse que el poseer una definición intelectual para describir lo que es la verdad, significa crucificar la verdad a un concepto intelectual fijo, estático, inamovible, muerto, y ello innegablemente niega por completo la dinámica y el movimiento que tiene la verdad porque ella pertenece a la dimensión de lo que esta vivo.

Al no ser la verdad un concepto intelectual que el pensamiento pueda encarcelar en los limites de la memoria, el pensar entonces recurre a crea un patrón de pensamiento que incluso habla de la libertad de pensar pero, ¿si existe la libertad de pensar como es que la verdad puede estar esclavizada a un concepto verbal? Si la podemos esclavizar ¿Cómo es entonces el libre pensar?. Es indiscutible que lo que esta encarcelado no puede ser libre ¿verdad?.

La libertad de pensar es uno de los tantos slogan que el pensamiento a creado y que la humanidad -en ese pacto de silencio de transformar las mentiras convenientes en verdades- a aceptado ciegamente porque jamás cuestionamos la veracidad de si todos pensamos distinto o si en realidad todos pensamos iguales.

¿Pensamos todos distinto? No, porque no existen distintas maneras de pensar, lo que existe son distintas ideas en que pensar, lo que revela que no sabemos como pensar. De manera que esas ideas distintas y diferentes en las que pensamos, no logran cambiar ni transformar nuestra manera mecánica, automática, amoldada y autista de pensar, y ello demuestra que la forma y el método de pensar se encuentra regido por el mismo mecanismo universal en el hombre que se resume a pensar en la información guardada en la memoria, y punto.

Cuando se sabe en que pensar la mente gira en ese laberinto mecánico de ideas preconcebidas, lo que demuestra la ausencia de libertad en el pensar. Llamamos libre pensar a la opción que tiene el ser humano de elegir en el mercado de las ideas la que se le antoje: religiosa, política, espiritual, social, filosófica, etc., para luego adoptarla y en consecuencia enunciarla como su pensamiento, lo que él piensa. La idea obviamente es de otro, pero el adoptar ideas de otros no nos hace meros imitadores… ¡sino libre pensadores!. ¿Cómo se es libre cuando ni siquiera pensamos por nosotros mismos? ¿Cómo es que somos libre pensadores cuando hemos adoptado un patrón de pensamientos que amolda nuestra mente a un punto de vista particular que nos convierte en mercenarios del pensar? Esa idea debe ser resguardada y defendida, lo que nos lleva a separarnos de aquellos que no adoptaron la misma idea que nosotros. ¿La libertad de pensar es conflicto y confusión?

Una vez que nos amoldamos y nos encasillamos en una idea particular, es innegable que nos encontramos enfrentados secretamente, a todo el que no piense igual a la idea que hemos apadrinado, a la idea que patrocinamos y que obviamente defendemos como verdadera. El libre pensar ¿es el patrocinador de guerras, enfrentamientos y derramamiento de sangre? ¿Cuál es la libertad que existe en el enfrentamiento, en la guerra?

Es irrefutable que hemos construido un mundo social y mental lleno de divagaciones que se sustentan en escasas reflexiones serias sobre la veracidad o falsedad de nuestras afirmaciones. El pensamiento hablando a creado el contenido intelectual, social, religioso, político, económico, moral y filosófico de este mundo, además de la cultura y tradición de cada sociedad particular. Somos nosotros los que le damos la jerarquía máxima -con calificativo de verdadero- a lo que nos conmueve psicológicamente, razón por la cual terminamos afiliándonos a alguna tendencia que nos identifique, y ello lo hacemos a través del amparo en alguna teoría, ideología, doctrina, dogma o creencia que unifique intelectualmente nuestros intereses.

Cuando la mente piensa desde su visión particular y despliega intelectualmente esa visión, el resultado es la creación de un sistema de pensamiento que permite el desarrollo de las distintas disciplinas de la sociedad y del conocimiento. Por lo tanto, el pensamiento ha creado las bases de la confusión particular como el conflicto colectivo que existen en el mundo al desarrollar teóricamente la ideación de lo mejor. A partir de este hecho las distintas disciplinas empiezan a influir sobre el hombre y el hombre sobre estas disciplinas. Ejemplo: La mente crea la economía, la economía influye el pensar del hombre, lo cual termina afectando a las relaciones humanas.

Todas las disciplinas creadas por el pensar presionan al ser humano hacia la dualidad aceptación-rechazo, como así también al inevitable examen analítico y la consecuente evaluación comparativa positivo-negativo, lo cual alimenta el proceso oculto del cuchicheo verborragico del pensar, o lo que es lo mismo, al parloteo incesante de la mente.

Toda la estructura de la sociedad se ha construido sobre las creaciones del pensamiento, de modo que es toda la sociedad incentivando al ser humano a rehuir del silencio y a quedarse preso en el parloteo como forma de vivir, de modo que se banaliza el silencio haciéndolo impopular asociándolo con la enajenación, la demencia, el desequilibrio, la alienación o la excentricidad. De esta manera se institucionaliza el parloteo convirtiéndolo en normalidad para terminar aceptándolo como algo que necesariamente tiene que ser así. Esto inevitablemente moldea a la mente y le impone su propia limitación, o sea, el permanente parloteo. Esta es la limitación de la mente porque el parloteo no puede funcionar más allá del contenido de la memoria.

La charla permanente de la mente consigo misma y su temática monocorde establecen el mecanismo de pensar esquemático, inconciente, involuntario y mecánico. Para la sociedad el silencio es un martirio, al igual que la meditación, pero la verdadera lacra que es el pensar constante, obsesivo e inmanejable, es una bendición. Este pensar solo trae confusión y conflicto, pero insistimos en idolatrar al parloteo.

El conflicto nos martiriza pero seguimos despreciando al silencio. El conflicto nos agrada porque fácilmente nos coloca en la posición de victimas. Deseamos desprendernos de él pero lo sujetamos con la victimización y de esa manera le damos continuidad en el tiempo. El deseo de salir del conflicto no significa tener la energía ni la constancia para enfrentar la causa del conflicto que es nuestro pensar. La mente cuchichiando es el motor de arranque del conflicto de manera que comprendernos es la forma de enfrentar el conflicto, puesto que el mismo no es algo que pueda ser calmado mediante la represión, el consuelo, la esperanza, la promesa, el recuerdo, la ciencia, la creencia, el dogma, la doctrina, la ideología, sino mediante la comprensión del propio conflicto, que es nuestro pensar, que es nuestra mente, que en definitiva somos nosotros mismos. ¿Cómo nosotros podemos ser algo diferente de nuestra mente, de lo que pensamos?

El problema que es el conflicto, no lo comprendemos por el enfoque con el cual lo abordamos -además de partir mirándolo con la visión de la auto-compasión, lo cual diluye y disipa la inteligencia en la sensiblería- de modo que siempre estamos visualizando el conflicto como causas ajenas al enfoque, al punto de vista que tenemos de la vida, del vivir, o sea, de nosotros mismos. Nuestro punto de vista es la visión y la guía que conduce nuestras acciones y reacciones, lo que se traduce en el diario vivir como la respuesta mecánica ante cualquier desafío que la vida nos traiga. De manera que al ver los sucesos externos como causa de nuestros conflictos, confusiones, desordenes, desconciertos y complicaciones, perdemos de vista la causa real del problema que somos nosotros mismos.

Aceptamos ciegamente como causantes y responsables de nuestros problemas y conflicto a la acción exterior de los demás: … porque no son buenos, sensibles, educados, compasivos, tolerantes, respetuosos y etc., etc. La mente pensando crea el mundo de la victima, y ese mundo pasa a ser interesante para el ego porque es el centro, de la misma forma que el ego es el centro cuando la mente pensante crea al triunfador, al exitoso y el pensador se convence de que él es eso. Pero de la misma forma considera que los demás son los causantes y responsable que él no sea mas exitoso todavía de lo que es, de modo que es la misma victima pero con resultados económicos y marketineros distintos.

La mente pensando crea nuestro punto de vista, nuestro mundo interior y, por lo tanto, la manera que tenemos de ver y juzgar al mundo exterior. Con ese paquete intelectual viajamos en el camino de la vida hasta que la muerte nos sorprende, pero mientras tanto, en el trayecto que va de la cuna al cementerio, el pensamiento perfecciona el sufrimiento, haciéndolo mas pulcro, mas hipócrita, mas educado, mas farsante, mas santurrón, para que ante la sociedad sea teatral-mente correcto, ya que ha hecho de la apariencia y el narcisismo la razón de vivir y por la cual vivir.

El pensamiento corrige constantemente su sufrimiento interior para que no interfiera en el glamour que imprescindiblemente necesita el narcisismo, porque, cueste lo que cueste, lo trascendental es aparentar ser un triunfador. Ello alimenta la ambición, motivando el impulso que es deseo, poder y posición, lo cual convence al narcisista y al pesimista de que ver la vida como algo que hay que derrotar o morir, es lo correcto.

El pensamiento en acción diseña la brújula con la que dibuja el mapa psicológico de su vivir la cual le indica, por medio del auto-convencimiento, sobre como son las cosas, como deberían ser y como desearía que fueran. A este auto-convencimiento el hombre lo designa como el norte de su vida. Si concreta algo se siente un exitoso, si no concreta nada se siente un perdedor. En el exitista nace la soberbia y la violencia, en el infortunado nace el frustrado y la victima eterna.

Lo extraordinario de todo esto es que, ese tipo de mente se juntan para diseñar, dibujar y construir la sociedad. Simpático ¿verdad?

SOBRE LA VERDAD - LO VERDADERO Y LA REALIDAD


Nos cruzamos a cada instante de nuestro vivir con lo verdadero y la realidad, pero no con la verdad. Vivimos en lo verdadero y en la realidad, pero no en la verdad. Analizamos lo verdadero y la realidad, pero no podemos analizar la verdad. El pensamiento llena nuestra mente de opiniones y argumentos -a favor y en contra- sobre lo verdadero y la realidad, pero no puede tener una sola opinión y argumento sobre la verdad.

La imposibilidad de la mente pensante para percibir la verdad, la conduce a convertir y permutar a lo verdadero y a la realidad en la verdad, de modo que al desdibujar e invertir los lugares, también convierte a la verdad en algo objetivo, estático, inamovible, como lo es la realidad y lo verdadero, ya que estos dos últimos siempre son algo; y ello es su diferencia con la verdad: ella no es algo. La verdad es un proceso que esta llegando a ser, cuando se concreta ese proceso se transforma en lo verdadero, cuando lo verdadero es analizado, calculado, comparado, y a raíz de este proceso de cálculo, análisis y comparación, se ejecuta, se convierte en realidad.

La verdad es la percepción de una mente silenciosa sobre lo que es como es, ya sea en la práctica de la vida diaria o en un éxtasis místico, en la convivencia o en la soledad, en la observación o en la conversación. La verdad para ser percibida requiere de atención desnuda, lo cual la distingue, aparta y la separa definitivamente de lo verdadero y de la realidad, porque tanto lo verdadero como la realidad pueden ser apreciadas con una mente parlanchina, esquizofrénica, alienada, estúpida. Es obvio que este tipo de mente interpretara lo verdadero y la realidad desde sus propias limitaciones pero ello no niega que pueda ver lo verdadero y la realidad. Lo que sí es imposiblepara esta mente es que con esas contradicciones y condicionamientos sea capaz de vivir el silencio y, por lo tanto, percibir la verdad.

Llamo verdadero a todo aquello que no ha sido creado por el pensamiento humano: cosmos, naturaleza, ser humano, etc. Llamo realidad a todo aquello que ha sido creado por el pensamiento humano: sociedad, religión, política, economía, mesa, silla, casa, computadora, puntos de vista, deseos, parloteo, ilusiones, ambiciones, violencia, etc. Llamo verdad a lo desconocido, a todo aquello donde el pensamiento no puede ingresar por el solo deseo o capricho de hacerlo: éxtasis místico, trascendencia de la mente común (mente parlanchina, obsesiva, esquizofrénica, caprichosa, narcisista, auto-compasiva), Dios.

Lo que la mente común conoce es el conflicto, y es elemental reconocer que con lo conocido no podemos penetrar lo desconocido, con el conflicto no podemos penetrar la paz que implica silencio. Ahora la pregunta del millón: ¿Es igual lo verdadero a la verdad?..... NO…… Porque la verdad abarca lo inconmensurable, lo eterno, lo desconocido, o sea, el Big-Bang, Dios y los misterios de la existencia, mientras que lo verdadero abarca todo lo que esta disponible para ser apreciado o aprendido, aceptado o contradicho, rebatido o justificado. Sobre lo desconocido nada podemos decir, sobre lo conocido todo.

Al ser la pregunta si lo verdadero era igual a la verdad, debemos examinar los sinónimos de la palabra igual, que son a saber: idéntico, semejante, similar, análogo, simétrico, gemelo, mellizo, exacto. O sea, lo verdadero y la realidad al ser lo conocido no abarcan a los desconocido, porque lo conocido y lo desconocido no son ni idénticos, ni exactos ¿verdad?

Lo que esta aconteciendo solo lo podemos percibir de instante en instante, lo cual inhabilita cualquier juicio, opinión o análisis, porque en ese proceso de examen que intentamos, lo que esta aconteciendo desaparece, mientras que lo que acontecido puede ser -con todo el tiempo del mundo- sometido a todo y cualquier tipo de especulación, interpretación y conclusión.

La verdad obviamente es incorruptible, inapelable e inalterable, no a sí lo verdadero ni la realidad. Lo verdadero puede ser corrompido cuando el pensamiento considera que puede transformar y manejar la naturaleza; por ejemplo: mata un árbol y lo convierte en papel, silla o mesa, permutando así lo verdadero en realidad y ello innegablemente termina por ser el vicio que nos seduce a causa de la comodidad que nos brinda dicha metamorfosis. La realidad no solo puede ser corrompida a cada instante por el pensar sino que además sufre los efectos de la descomposición y su posterior desintegración, mutando así en nueva realidad que será sometida al mismo proceso vicioso.

La realidad personal que arma el pensar jamás tiene en cuenta de que por medio esta la muerte, lo inesperado, lo sorprendente, de suerte que el pensador pasa a auto-considerar que la practica de su punto de vista en la realidad es, no solo lo verdadero… sino que también la verdad. Esa realidad personal se puede resumir en dos puntos de vista; la optimista y la pesimista. La optimista lleva al pensador a considerar que él es quien logro todo, solo con el propósito mental que tubo para encarar la vida y que ello lo separa abismalmente de pesimista. El pesimista ve todo negro y sin solución. El lugar en donde se juntan queda situado en el hogar de la ignorancia porque ninguno de los dos toma en cuenta lo fortuito, lo inesperado, lo sorprendente y mucho menos la muerte, que puede arrasar con todas sus auto-consideraciones y cada una de ellas -exitistas o deprimentes- en cualquier segundo de su vida. De manera que sus puntos de vistas no son ni verdaderos ni mucho menos la verdad, sino que meros fundamentos intelectuales que evitan enfrentar sus miserias humanas: el exitista a su vanagloria y arrogancia, y el pesimista a su derrotismo y auto-compasión. Se hace irrefutable que la realidad personal armada por el pensar -hacia el punto de vista que sea- no tiene relación alguna ni con lo verdadero ni con la verdad. La exitista, o sea, los autocalificados así mismos como optimistas se relacionan directamente y sin intermediarios solamente con su ego y narcisismo, y los deprimentes, con su desdicha y fracaso, o sea, con su ego-victima; pero ninguno de los dos con lo verdadero y la verdad.

La verdad al ser incorruptible no puede ser tocada por la muerte porque la muerte toca solo aquello que es de su misma semejanza, naturaleza. La mente silenciosa, ordenada, no es tocada por la muerte, la muerte solo toca el cuerpo de esa mente; por ello se dice que un iluminado nunca muere. La diferencia entre un iluminado y el optimista o pesimista es que el iluminado no tiene punto de vista para ver la vida. El no es ni optimista ni pesimista, simplemente ve la vida como ella es, tal cual es, de manera que no puede ser sorprendido por la muerte o lo inesperado, por lo sorprendente o lo imprevisto. O sea, no crea ninguna realidad personal porque no tiene miedo, su propia alerta y comprensión es quien se encarga de lo que trae la realidad y los consecuentes desafíos a enfrentar, de modo que no tiene que estar preparado ni prevenido anticipadamente para los imprevistos de la vida.

La realidad personal se forma como respuesta al miedo y a los complejos de inferioridad, la realidad social se forma como respuesta a la inseguridad, lo cual también es temor. Se intenta transformar lo verdadero con la finalidad de encontrar seguridad, lo cual también es miedo, pero no se puede crear ni formar la verdad para trascender el miedo. El iluminado, por lo tanto, es el único ser que vive la verdad como es, vive lo verdadero como es y ve la realidad como es, o sea, la realidad objetiva; como el intento del hombre para buscar comodidad y seguridad y la realidad subjetiva; basada en puntos de vista como lo que ello es: una mentira que son nada mas que efectos de realidad. Ver lo que es como ello es, eso es la verdad, ver lo que es, observando la creación de lo desconocido, eso es lo verdadero y ver las creaciones de la mente humana, eso es la realidad y su consecuente efecto.

La verdad con lo verdadero no son iguales porque la verdad lo abarca todo: a lo desconocido, a lo conocido y a lo inventado. Lo verdadero solo abarca: lo conocido y lo inventado. Lo inventado solo abarca a su propia inseguridad, elucubración, esfuerzo, fantasía, avaricia, egocentrismo y temor, o sea, solamente se abarca a si mismo en su propio narcisismo. Sola verdad puede penetrar a lo verdadero y a la realidad, pero ni lo verdadero ni la realidad pueden penetrar la verdad. Lo conocido solo puede esperar la visita de lo desconocido, pero lo conocido no puede visitar a lo desconocido, simplemente porque lo desconoce, o sea, no sabe donde visitarlo.

La verdad se relaciona con todo, mientras que lo verdadero solo se relaciona con lo manifiesto, de modo que la verdad y lo verdadero no son transeúntes de un mismo pasillo; por ese pasillo llamado vida solo transita -de arriba abajo- la verdad. La realidad en este pasillo, es nada mas que un circo de espejos en donde se puede mirar el narcisismo de los hombres realizando sus propias piruetas, las cuales a posteriori rotularan como sinónimo de lo verdadero y -obviamente- la verdad, sin poder percibir nunca que esa contorsión psicológica no puede resistir la prueba de la muerte porque ella pone fin a todas sus ilusiones, fantasías y el deseo de eternizarse que tiene el ego.

La verdad y lo verdadero no son iguales porque -además- existen en dimensiones absolutamente distintas que no tienen relación entre si. La verdad existe en la dimensión atemporal, lo verdadero en la dimensión espacio-tiempo, y la realidad en una dimensión determinada por ella misma, sujeta y limitada por eltiempo cronológico y el tiempo psicológico.

El hombre vive en la dimensión de tiempo cronológico y psicológico (mas en el psicológico que en el cronológico) y a ello se resume la creación del hombre. Dentro de ese tiempo concibe mesas, casas, sillas, computadoras, corcheteras y chicles, e imagina y foja su mundo psicológico.

Lo verdadero es la plasmación emanada de la verdad, la realidad es la desvirtuación de aquella emanación de la verdad, o sea, es lo verdadero transfigurado por la mente humana. De la verdad emana lo verdadero, de lo verdadero emana la realidad, y de la mente humana emana la fantasía que convierten en ilusoria a la realidad.

El hombre para proyectarse mas allá de la dimensión cronológica-psicológica, debe comenzar por intentar ver la realidad tal cual ella es: una ilusión que tiene algunas alegrías pasajeras y los entretenimientos para el ego como el éxito, la fama, la posición social, el reconocimiento, la construcción de objetos para conseguir comodidad: casa, sillas, ollas, televisores, yates, autos, pijamas y la consecuente destrucción de la naturaleza para lograrlo.

Una vez que el hombre aplica la honestidad consigo mismo y reconoce su mundo fantasioso como ilusorio, se encuentra en condiciones de que lo desconocido opere sobre él y sea bendecido con la succión de su mente común. Luego de este secuestro el hombre puede ver y vivir la verdad porque le ha sido raptada la mente común -que por ausencia de silencio da lugar a los puntos de vista y opiniones, que son los que crean el mundo fantasioso e ilusorio, y que lo viven como verdadero quienes lo generan- transformándose aquello -en el vivir cotidiano- en el regreso a la inocencia.

El regreso al paraíso -primera etapa del primer rapto- sorprende a la mente porque se encuentra perdida sin el habito parloteador que le fue aspirado por lo desconocido, de modo que esta inducción psicológica va guiando naturalmente a la mente al estado de silencio y de conciencia absoluta, despertando una visión holística del vivir y la vida. A partir de aquí la mente es inducida lentamente hacia su nuevo habito: No Parlotear.

Una vez que la mente a sido proyectada hacia el silencio, surge en ella la sorpresa por lo que esta viviendo. La característica que sobresale en esta etapa y que mas sorprende a la mente es, la ausencia de miedo. En esta etapa la mente entra y sale del silencio. Sale del silencio para traducir en palabras lo que esta viviendo, o sea, sale del silencio paradescribir hechos, no para especular, suponer o teorizar, como lo hacia antes del rapto-inducción.

Esto le permite a la mente usar el silencio como herramienta. Cuando lo necesita para ver lo que es como es ingresa, cuando necesita explicar lo que es sale; así el silencio se convierte en la herramienta que le permite vivir la verdad, y desde esa percepción explicar lo que es. La mente descubre así que solo el silencio le permite ver y vivir la verdad, porque sabe por experiencia, que el parloteo solo genera argumentos, teorías, opiniones, puntos de vistas, constante e ininterrumpidamente pero, desde su particular conflicto. Obviamente, la verdad no es personal, individual, que pueda ser generada por cualquier mente temerosa que desde su conflicto confunde tener razón con tener la verdad.

Solo la mente con ausencia de parloteo y temor y que, por lo tanto, ya no genera puntos de vistas y su consecuente defensa, es la que puede ver y vivir la verdad porque ya no inventa razones desde su confusión y se esfuerza por invertirlas y convertirlas a la fuerza en verdad.

La mente auto-chamúllera se encuentra encerrada en su autismo-parloteador que es su propio limite, pero así y todo, igualmente puede ver lo verdadero y la realidad, pero no así la verdad, porque su movimiento se encuentra circunscripto a la información contenida en su memoria, de suerte que no puede ir mas allá de su contenido.

Esta mente simbólicamente puede ser descrita como Budha del Chamullo porque se cree dueña de la verdad, pero no tiene capacidad para darle una sola orden a su mente que ella le obedezca. Lo único sabio que debe hacer esta mente es: dejar de hacer esfuerzo para defender sus razones -con nivel de verdad- y entregarlas al sabio No Sé, porque solo el abandono de sus mezquinas y egocéntricas razones es lo que la deja expuesta para la inducción-rapto por lo desconocido.

La mente budica-chamúllera con todo el contenido de su locura, debe buscar y tocar en las puertas de la verdad, de lo desconocido, de la vida, de Dios, o como se le quiera llamar; sin ansiedad pero con expectativa, alerta, o sea, golpear completamente abandonada y desnuda.

La mente budica-chacharera debe saber que nadie se ilumina por decisión propia: ni por sus deseos, ni por sus caprichos, ni por sus ansías, ni por sus codicias, ni por su violencia, ni por sus puntos de vistas, ni por su desdicha, ni por su arrogancia, ni por sus creencias, ni por su urgencia de dejar de sufrir. La mente budica-cotorrera ya intento todos estos caminos ¿verdad? ¿Dónde llego y que consiguió?¡Absolutamente NADA!

El buscador cree que está tocando las puertas de lo desconocido, cuando en realidad solo ha vivido tocando las puertas de su pensamiento, o sea, de lo conocido, de lo que conoce.

El buscador de tanto tocar en la puerta de su propio pensamiento -con la intención de que el pensamiento resuelva la desdicha que significa para él los dilemas de la existencia- abandona por cansancio al pensamiento como Mesías y termina entregándose… ¡A Nada! En ese estado de abandono, desdicha, desesperación, desilusión, ingresa en La Noche Oscura del Alma, y es ahí cuando acontece el rapto-inducción por lo desconocido.

El buscador no encuentra nada ni puede encontrar algo,porque -como ya se dijo- toca la puerta de su propio pensamiento, de su propio intelecto, de sus propios puntos de vista, de sus propias creencias, de sus propias especulaciones y deducciones -y en ello vive dándose vueltas tratando de alcanzar su sombra- de modo que con lo conocido desea ingresar en lo desconocido. Lo que el buscador no sabe es que para que lo desconocido le preste atención, no debe tocar y mucho menos querer empujar la puerta de lo inconmensurable, con los argumentos y creencias que él tiene sobre Ello, porque de esa manera solo sigue tocando en la puerta de su propio pensamiento, en la puerta de su propio mundo trillado de conocido.

Es requisito indispensable e imprescindible -para ser invitado al banquete de lo inexplorado por el pensar- el ingresar desnudo de toda concepción intelectual que establece puntos de vistas fijos con las consecuentes creencias y dogmas que fueron aceptadas por temor, porque si de antemano ya tenemos fijado lo que es Dios, lo Inconmensurable ¿Qué sentido tiene que nos inviten a descubrirlo en el banquete de la sabiduría si nosotros ya hemos establecido lo que es? … ¡¡¡¡¡Obviamente… sin conocerlo!!!!! ¿Qué sentido tiene asistir a un banquete si uno ya esta satisfecho? ¿Qué sentido tiene visitar un lugar para averiguar lo que uno ya sabe? ¿Qué de nuevo podemos aprender cuando sabemos?. Desde el punto de vista que se lo mire, no tiene sentido que lo desconocido nos tome en cuenta para invitarnos a conocer su casa... ¡si nosotros nos creemos el arquitecto que no solo la diseño, sino que además la construyo! El problema e inconveniente es que:¡en esa casa solo ingresan indagadores, espías, preguntones e ignorantes, o sea, alumnos que desean aprender!

¿Desea ingresar? Entonces… ¡abandone todo lo que supuestamente sabe sobre Lo Omnisciente y la puerta se le abrirá!

¿Quizás estando dentro de esa casa se pueda ver con absoluta claridad si es igual o no la verdad y lo verdadero y si es mentira o no la realidad con relación a la verdad. Y quizástambién se pueda comprobar si el silencio es la herramienta que nos permite vivir La Verdad?

¿Intentémoslo para averiguarlo!

Mientras estamos en el mundo gobernado por el budha-charlatan-sentimentaloide ¿quizás podamos averiguar y comprobar que la meditación es luz para nuestra ignorancia?

¿Intentémoslo para averiguarlo?

LA SOLEDAD


La soledad ¿es el vacío de la existencia que lo llena todo?. Venimos solos a este mundo, estamos solos y nos vamos solos ¿Por qué el miedo a la soledad? En el vacío del cosmo existe todo y de todo, junto a ese todo y a todo esta la compañía de la soledad, la cual la podemos reconocer como la única cosa eternamente fiel. Todo y todos nos pueden abandonar pero ella estará ahí para hacernos compañía y enseñarnos que es la realidad que mas evitamos y tememos comprender. Escapamos de la soledad porque nos obliga a estar con nosotros mismos, nos obliga a ver nuestras miserias psicológicas, humanas y espirituales, lo que nos hace conciente de lo que verdaderamente somos, de modo que no es a la soledad ha quien evitamos porque nos desagrada, sino que lo que evitamos y nos desagrada es lo que vemos de nosotros mismos… cuando estamos solos.


Nos desagrada la soledad y hacemos cualquier cosa para escapar de ella. Cuando hacemos esto ¿no estamos escapando de nosotros mismos y realizando cualquier cosa para no ver nuestra miseria interior, la cual es revelada por la soledad? No sabemos nada sobre la esencia de la soledad pero suponemos de antemano que ella no es buena compañera, que ella es mala, de modo que todo lo que realicemos para escapar de la soledad en realidad es la desesperación que nos produce lo que somos y es únicamente esto lo que deseamos evadir… no de la soledad.

Hemos condenado a la soledad considerándola sinónimo del conflicto interno, de la desdicha, de la obsesión, o sea, del infierno, lo que significa en nuestras vidas el desperdicio absoluto del Maestro Interno, puesto que la soledad nos obliga a estar con nuestro mundo interior, con lo que somos, y ello encarna la oportunidad de aprender y como consecuencia el enfrentar y trascender nuestras miserias humanas.

Asociamos la soledad al despertar de la obsesión mental, y la obsesión al despertar de la locura, de modo que el miedo a la locura es la motivación que nos impulsa a la evasión de la soledad. Dicha obsesión se encuentra centrada en el contenido exclusivo de nuestro mundo psicológico, o sea, que es el contenido interior -lo que somos- lo que nos enloquece y por lo tanto de lo que queremos escapar, no de la soledad.

La soledad, por lo tanto, la vivimos como la muerte del ego, de modo que ella se transforma en el miedo clandestino que terminamos traduciendo como desagrado a la soledad. Este temor se produce porque la soledad nos demuestra que no somos lo que creíamos que éramos -buenos, justos, cuerdos, coherentes, humildes, racionales, filántropos, inteligentes, felices- sino un manojo de narcisismo hueco y vacío que es llenado, alimentado y nutrido a través del parloteo y la consecuente obsesión mental que nunca para de decirnos como debemos ser. De este modo la soledad desnuda revela nuestras miserias mas intimas, secretas y ocultas, sin dejarnos opción para el auto-convencimiento de que es verdad lo que creíamos que éramos. Esta revelación termina con el ego en el infierno -y esta condena al infierno del ego herido- se la atribuimos a la soledad.

La soledad termina siendo el terremoto de la indiferencia y el conformismo, el huracán del ego, el tormento del pensar, lo que significa que el miedo a la muerte es miedo a la absoluta soledad que la muerte presupone. La pregunta que se impone a continuación es si ¿existimos independientemente de la soledad o solo existe la soledad y, el nosotros individual, es nada más que una creación del pensamiento con la finalidad de escapar de la vida hueca y vacía que tenemos? Sí la soledad es la única realidad es obvio que el ser individual que consideramos que somos no existe. Pensar esto es traumático porque el ego no acepta su no existencia; para él la única y exclusiva existencia del ser es, gracias al alimento psicológico que el mismo provee al narcisismo del pensar, lo cual es la causa, la razón y el sentido que el ser humano tiene para vivir; de manera que el temor a la soledad es el desguace que la soledad realiza del ego, revelando finalmente que el ego no puede hacer feliz ni darle paz al ser.

El ego no conoce la soledad, solo conoce el aislamiento, lo cual practica cuando se encuentra agobiado, confundido, cuando no ha sido reconocido, cuando a sido martirizado, cuando se siente presionado por el entorno, entonces practica el aislamiento, porque necesita recuperar su banalidad. La soledad no puede existir junto al ego porque la soledad no es posible que exista cuando hay influencias separatistas, antagónicas, contradictorias, puesto que el momento de completa soledad llega cuando todo se ha ido y con ello aparece el estado de la dicha del aquí-ahora, del eterno presente, lo cual no sucede en el aislamiento porque es un escape del ego en el intento de esconderse, de evadirse de lo que lo martiriza.

La soledad no es divisoria porque no contiene contradicción ni puede existir en el conflicto; en el conflicto, en la contradicción, solo puede existir un tipo de aislamiento forzado, impuesto, pero ello no es soledad en lo absoluto, porque si observamos veremos que solo en la soledad, o sea, cuando se ha ido todo, cuando nada ha quedado, es cuando la mente goza de absoluta libertad, de la dicha del presente.

El sufrimiento existe exclusivamente cuando hay contradicción, conflicto, confusión, obsesión, en la mente, o sea, existe en aquella mente que se encuentra apegada a intereses materiales, emocionales, psicológicos, a influencias de todo tipo, de modo que la pregunta que se impone es ¿La comprensión de la soledad es la respuesta y la trascendencia del sufrimiento, de la desdicha, del conflicto? El sufrimiento lleva a la mente a buscar en el pasado algún recuerdo que la saque de la desdicha del presente, como no lo consigue vuela hacia el futuro soñando con la esperanza de encontrar por anticipado una salida que le permita escapar de la desdicha que la atormenta aquí-ahora. El viaje hacia el pasado con retorno instantáneo hacia el futuro revela el presente hueco y vacío que la atormenta y, en el desespero, busca compañía física o psicológica para escapar de la soledad.

La compañía, el conocimiento, los recuerdos, las experiencias, puede que no traigan ningún consuelo, ninguna solución, de suerte que la única manera de caminar hacia la muerte es en soledad, lo que significa morir a cada instante a todo el pasado: a los recuerdos, experiencias, conclusiones y conocimiento psicológico. La soledad de la mente es la paz y la dicha del vivir, de modo que el escapar de la soledad mediante el trabajo, la pareja, la creencia, la ideología, el culto, la televisión, Internet, etc., no es solución alguna para resolver el sentido de la vida o para encontrar la esencia de lo que somos.

Escapar de la soledad es una argucia del pensamiento con la finalidad de conseguir seguridad. Pero es obvio que la seguridad no se consigue con argucias que intentan evadir lo inevitable. La tarea no es evadir lo inevitable sino el abandonar lo que hemos acumulado con la finalidad de conseguir seguridad: nuestros dioses, cultos, creencias, teorías, ideologías, avaricias, egoísmos, opiniones, dogmas, ambiciones,cuentas bancarias que solventan compañías, etc. Cuando nos encontramos en este estado de soledad, la mente esta quieta, vacía, inmóvil, no se cuestiona nada; en ese estado es cuando la mente puede discernir lo que es verdadero e innegablemente cuando se sabe lo que es verdadero ahí esta la seguridad.

La mente no puede tener seguridad acumulando -bienes materiales, franquicias emocionales que le permiten aparentar bondad, regalías intelectuales que la hacen aparecer como culta o retencionespsicológicas que le permiten aparentar que sabe- porque todo ello es auto-engaño y esta estratagema simplemente la convierte en astuta, hábil, seductora, estratega, picara, lo cual simplemente termina en un fraude así misma, creando en la mente el patrón mecánico de la auto-estafa permanente como forma de vivir y relacionarse, lo que termina inevitablemente en más inseguridad y la consecuente insatisfacción, insatisfacción que termina alimentando la violencia interna y externa.

La mente no es independiente de lo que piensa, o sea, de lo que anhela, sueña, desea, ambiciona, codicia y se ilusiona, porque la mente es lo que se piensa en el momento que se piensa, no otra cosa, y eso es lo que somos en el momento que ejercitamos el pensamiento como función de la mente, de manera que quedamos expuestos a las especulaciones, naufragios, parloteos y obsesiones mentales, lo que nos convierte en angustiantes alucinadores, permanentes perturbados y ciegos obstinados, lo cual termina alimentando la inseguridad y el temor. Esta inseguridad y temor nacen de una mente con ausencia de soledad porque se encuentra rodeada de esquemas, bosquejos, programas y patrones de pensamientos que terminan confluyendo en el parloteo incesante de la mente, de modo que el vaciar la mente del contenido neurótico que la posee es el primer paso hacia la libertad y la dicha del vivir.

Llamo soledad o ser solitario, a la mente que es incorruptible, aquella mente que es libre de dogmas, tradiciones, doctrinas, obsesiones, deseos y ambiciones, a la mente que se encuentra libre del temor, de la desdicha, del complejo, de la alineación, a aquella mente que no encuentra verdades en las cosas falsas, de suerte que no depende de ningún patrón de pensamiento ni velo intelectual que le permita interpretar lo que sucede, lo que es.

La mente dependiente es la mente que hace de la compañía una necesidad porque ve a la soledad como un problema, de forma que la única escapatoria que le resta es poseer: amistad, pareja, bienes, cuentas bancarias, creencias, ideologías, dogmas, cuecas psicológicas, teorías, etc. El poseer le da cierta sensación de seguridad, lo que resulta en el alimento de la avaricia, el egoísmo y la ambición -esta mente dependiente ve a la soledad como la enemiga a combatir- pero al alimentar su codicia es obvio que la soledad para ella se transforma en infierno obsesivo, en el caos parloteador, en murmuraciones perturbadoras, no en silencio y paz, o sea, para ella la soledad es equivalente a un viaje a las tinieblas que produce el tormento de una mente usurera, porque una mente miserable no puede callarse nunca -lo cual es su auto tortura psicológica- ya que la avaricia necesita constantes aspiraciones y metas a conquistar, lo cual depende de planificaciones y sus consecuentes detalles psicológicos que son el consecuente parloteo incesante de la mente, o sea, el infierno.

Para la mente solitaria lo importante es el camino, el viaje, la travesía, no el destino final, no la meta, no la culminación. Para la mente solitaria lo importante es el aprender, no lo que se aprendió, lo cual aniquila cualquier posesión, deseo, dependencia. La mente solitaria no esta pendiente de lo que posee y de como resguardarlo, sino que esta libre de apegos y futuras adquisiciones y ello es lo que la hace una mente inteligente, cuerda, libre. El propósito de la mente solitaria es simplemente caminar, transitar, pasar y ver. Ello le va dando el aprendizaje de lo que vive y eso es el premio: el aprender desde el presente sin la intervención del pasado o el futuro.

El estar solo nos obliga ha estar con nosotros mismos, lo que significa que lo que nos suceda interiormente cuando estamos en soledad es la revelación del contenido particular de nuestro estado psicológico, es la totalidad de nuestro estado mental, o sea, la soledad es la radiografía de la mente en el estado que se encuentra sin opción a disfrazarla de cuerda, racional o inteligente. La radiografía nos demuestra que es irrelevante que seamos reconocidos, famosos, millonarios o exitosos, si no tenemos paz y la consecuente armonía mental. La soledad nos hace experimentar este estado de desdicha cada vez que nos quedamos con nosotros mismos y ello es el dolor y el temor que sentimos a estar solos. La pregunta es ¿Cuándo pasa a ser un problema la soledad en nuestra vida? El pensamiento es limitado y se mueve dentro de ese campo, tanto con referencia al conocimiento como en el tiempo: pasado y presente.

La soledad es ilimitada y atemporal, de modo que para la mente ella se transforma en un problema porque la mente solo se mueve dentro del campo conocido del conocimiento y del tiempo psicológico llamado pasado y futuro. En los tiempos de pasado y futuro la mente encuentra respuestas y puede proyectar sus ilusiones como si fueran realidad, de modo que en ese campo ella se encuentra segura porque además de vivir en estos dos tiempos que no existen, ella los manipula a su antojo, lo cual no puede hacer con el presente y por lo tanto, no puede maniobrar a la soledad porque el silencio es incorruptible.

La soledad es silencio y el silencio es soledad, de manera que es innegable que el pensamiento usa tanto el parloteo y la conversación como refugio para evadirse del silencio y la soledad. El pensamiento puede moverse exclusivamente dentro de los límites del contenido de la memoria y esa es su restricción, la barrera que lo limita, de suerte que al ser la soledad y el silencio ajenos al conocimiento intelectual, el pensamiento se encuentra perdido, extraviado, porque no los puede traducir a palabras, a imágenes, a verbalizaciones, conclusiones u opiniones. El pensamiento analiza, argumenta, discute, pero no tiene la capacidad de introducirse en el silencio porque no tiene la capacidad de meditar. El pensamiento es la negación de la meditación. Solamente el silencio es capaz de penetrar lo sagrado, lo ilimitado, lo indefinido.

La pérdida de protagonismo que tiene el pensamiento frente al silencio hace que la mente introduzca el temor como forma de defensa del pensar obsesivo -al cual estamos habituados- para salvaguardarlo, puesto que, el temor obliga a la mente al pensar perturbador, de forma que el pensamiento mediante esta evasión elude al silencio y consecuentemente escapa de la soledad.

La mente silenciosa no es lo mismo que la mente callada; la mente callada es la mente rumiando en sí misma sin dar evidencias verbales de su locura gracias a su mutismo. Esta mente en soledad se trastorna, se vuelve esquizofrenica, porque la soledad la priva de su deporte favorito: hacer gala de su ego. En soledad ¿a quien le puede vender su ego, a quien le puede exhibir las cualidades que adolece? La mente callada es la mente que no ha desarrollado la habilidad verbal para defenderse públicamente, la mente callada es la mente que tiene constante temor a equivocarse, de modo que solo le resta el vender cordura a través de su afonía psicológica.

El pensamiento solo puede argumentar, discutir, teorizar, examinar, razonar, indagar, analizar… el contenido de su memoria; pero no puede ir más allá de eso… y a ello esta circunscripto, lo que significa que al encontrarse el silencio y la soledad fuera de la orbita de lo que el pensamiento puede acaparar en la memoria, tienen la capacidad de anular la función que se atribuye el pensamiento de estratega de la vida. Esta invalides que imponen la soledad y el silencio al pensamiento es la chispa de la locura que hace arder el latifundio anímico, moral, emocional, psíquico, de toda mente enajenada en su vida egoísta.

Vemos como el pensamiento solo se puede mover dentro de los limites del contenido de la memoria, mientras que el silencio y la soledad se mueven en el vacío. Esta limitación del pensamiento lo obliga a moverse dentro de los tiempos psicológicos de pasado y futuro, mientras que la soledad y el silencio es el presente, lo cual es el impedimento para que sea el pensamiento la herramienta que comprenda, puesto que la comprensión siempre es el sobre lo que es en el presente vigente, de modo que la pregunta es: ¿el silencio y la soledad interior son La Gracia Divina? ¿La bendición de lo sagrado sobre el hombre?

Es obvio que para que exista soledad y silencio debe existir una mente que no pretenda, proyecte, codicie, anhele, ambicione, o sea, una mente integra, sencilla, simple, lo que significa una mente que no se encuentra apegada, adherida a deseos e ilusiones, a esperanzas y metas, a avaricias y egoísmos, a emociones y sentimentalismos, porque este tipo de apegos la inmovilizan en el pasado lo cual le obstruye la libertad y la imprescindible inteligencia que se necesita para comprender lo que es en el aquí-ahora.

La mente vieja se encuentra escoltada, asistida y acompañada por recuerdos, experiencias, imágenes, alusiones, reminiscencias, teorías, remembranzas, sugerencias, evocaciones, creencias, huellas psicológicas, opiniones, dogmas, juicios, certezas, convicciones, supersticiones, conjeturas, juicios, etc., los cuales usa para intentar establecer a la vida y al vivir como determinada, establecida, en parámetros que se pueden prefijar con el pensar, lo cual le resta la posibilidad de que la vida seauna cadena de probabilidades, de manera que esa mente primitiva, arcaica, tradicional, se encuentra imposibilitada de aceptar y comprender lo nuevo, aceptar cualquier cosa que la trascienda y ello la lleva inconcientemente a desechar el silencio y la soledad porque es ahí donde puede surgir lo nuevo, lo desconocido, lo diferente, lo insólito y, obviamente que para lo inmaculado la mente troglodita no esta preparada.

La soledad es el estado de la mente en vigilia constante, en estado de alerta y observación, de suerte que difícilmente una mente añeja, llena de recuerdos y conceptos, pueda probar la dicha que produce una mente solitaria que ha desechado todo el pasado. La mente solitaria es aquella mente que ha descartado el choque de creencias, intereses y argumentos porque la detienen en el tiempo, y se predispone a vivir lo nuevo como única forma de aprender sobre lo que esta más allá de lo que la memoria tiene almacenado.

Desperdiciamos la soledad como maestro interno porque hemos sido educados por seres llenos de temor, los cuales nos han implantado la creencia de que la soledad es mala compañera y el escape de ella es lo normal, lo natural, lo sano, de manera que usamos la amistad y cualquier compañía como mera herramienta a ser usada para escapar de la soledad. La soledad nos lleva a toda las profundidades de nuestra mente y de la existencia, pero nos alejamos de ella porque queda sin sentido el pensamiento y ante ese hecho nos encontramos perdidos, sin timón que nos señale el laberinto de la memoria en que nos debemos mover.

EL DESPERTAR DE LA SABIDURIA

TU MISMO ERES… EL CAMINO ESPIRITUAL

Tú mismo eres el camino espiritual,

el camino espiritual eres tú;

no hay otro camino espiritual que no seas tú.

Buscar en otro lugar que no sea en ti mismo

es perder el tiempo y la Vida.

Buscar a Dios o la iluminación

fuera de tu mente

es autoengaño.

Lo que comprendes, lo comprende tu mente,

lo que no comprendes, no lo comprende tu mente,

de modo que buscar fuera de tu mente

es buscar en vano.

Tu mente eres tu mismo,

tu mismo eres tu mente.

Tú mente es la Vida,

La Vida eres Tú mismo.

Sentimiento, emociones, acciones,

son movimientos de tu mente.

Gustar, oler, tocar, oír, ver, pensar

son funciones de la mente.

Sin mente no hay vida

sin vida no hay mente,

sin mente no hay tu mismo

sin ti…¿Qué sentido tiene la Vida?

Descubrirte es descubrir la Vida

descubrir la Vida, es descubrir la Mente.

Infiernos y cielos, están en tu mente

demonios y santos, están en tu mente

ignorancia e iluminación, están en tu mente

codicia y humildad, están en tu mente

palabras y silencio, están en tu mente

sentimientos y emociones, solo puedes descifrarlas con tu mente

No hay otro Tú Mismo que no sea tu Mente,

no hay otra Mente que no seas Tú Mismo,

no hay otro Tú Mismo que no sea la Vida,

no hay otra Vida que no seas Tú Mismo.

Tú mismo, la mente, la vida,

eso… es Dios.

No hay mente fuera de Dios

No hay Dios fuera de la mente.

Si conoces a Dios, lo conoce tu mente

Si no conoces Dios, lo desconoce tu mente.

Si deseas conocer a Dios, es tu mente que lo desea,

Si no te importa Dios, es a tu mente que no le importa.

Si buscas fuera de tu mente te perderás,

Si buscas dentro de tu mente te encontraras.

Busca en Ti Mismo y encontraras,

golpea en las puertas de tu mente y se te abrirá.

Abriéndose las puertas aprenderás,

aprendiendo llegaras

llegando comprenderás.

Comprenderás que tu mente

es el amor y el odio.

Odia y te perderás

ama y te encontraras,

encontrándote te conocerás,

conociéndote,

comprobaras que el único camino espiritual

eras Tú Mismo… y

Cuando seas Tú Mismo

Conocerás a Dios.

II

Si crees, es tu mente que cree

Sí no crees, es tu mente que no cree.

Sí aceptas, es tu mente que acepta,

Si rechazas es tu mente que rechaza,

De modo que…

No conocer la mente

Es desconocer la vida.

No conociendo la vida

¿Crees que puedes conocer a Dios?

No hay camino espiritual fuera de la mente

Fuera de la mente no existe ningún camino,

Lo que significa que…

Buscar fuera de la mente es perderse en el camino.

No hay mente fuera de ustedes mismos

No hay camino fuera de ustedes mismos

Porque…

Quien busca eres tú

Quien encuentra eres tú

Y en ti

Quien busca y encuentra

Es tu mente.

¿Deseas escapar de tu mente?

¿Cómo lo harás?

¿Con tu mente?

¿Cómo la mente puede escapar de la mente?

Si escapas…

Es tu mente engañándose así misma.

Hagas lo que hagas

Es tu mente que lo hace.

No querer enfrentarse así mismo

Es darle a la mente la tarea

De salvarnos de la mente

Estupido… ¿Verdad?

Crearle trampas a la mente

Es la ignorancia alimentándose así misma

Crearle trampas a la mente

Es satanás hablando bien de Dios

Crearle trampas a la mente

Es la ignorancia vestida de sabiduría

Crearle trampas a la mente

Es graduar a la inteligencia de estupida.

Las conductas, las normas, las disciplinas,

Son creadas por la mente

La libertad, la comprensión, el amor,

Son vividas por la mente.

Lo que elaboras y lo que vives

Lo realiza tu mente.

Vivir y morir

Lo experimenta tu mente

Soñar y divagar

Lo hace tu mente

El pasado y el futuro

Son recordados y proyectados por tu mente.

Nada hay fuera de tu mente,

Nada existe que no contenga tu mente

Tu mente esta afuera y adentro

Pero la mente no esta ni afuera ni adentro

La mente es la mente

Y no la puedes capturar con la mente.

Solo puedes comprender

Todo lo que la mente es y…

Ello es una gran bendición.

Por lo tanto

Buscar fuera de ti

Es una gran maldición

¡Tu mismo eres el camino espiritual!

¡El camino espiritual eres tu!

¡No hay otro camino!

¡A pesar de que no te agrade(s)!

Y RECUERDA ETERNAMENTE QUE TU ERES:

¡EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA!

CREACION O EVOLUCION

¿Qué luz podemos traer a una discusión en donde nunca existió claridad, ni desde las teorías que las exponen, ni desde los defensores de las mismas? Los creyentes nos aseguran que la creación es la teoría verdadera, los cientificistas nos aseguran que la evolución es la teoría que demuestra la verdad de cómo fue el principio de todo [¿?]. O sea, nos encontramos en el medio de una discusión bizarra, en donde ninguna de las partes es racionalmente coherente en sus exposiciones, puesto que ambas sostienen sus postulados con dogmas absolutos o métodos dogmáticos, de modo que es la ilógica y la irracionalidad lo que termina llenando los huecos y abismos de sus teorías.

El democrático emperador Bush, ha decidido que se estudie en los colegios del Imperio la teoría de la creación. Obviamente, los fundamentalistas de la otra orilla, o sea, los cientificistas de todo el mundo, saltaron a cuestionar la idea: ¿cuál es el miedo? ¿Por qué se debe estudiar sólo la especulación evolucionista y no la especulación creacionista? La teoría evolucionista es tan abstracta y especulativa cómo la teoría creacionista porque las dos son creaciones especulativas del pensamiento, del intelecto, de modo que deben ser enseñadas como lo que son: expresiones del hábito-costumbre del pensamiento de especular sobre lo que no sabe y que, al ser teorías, son indemostrables y por ello no son ni leyes, ni verdad.

De las dos teorías, ninguna ha ofrecido una respuesta final porque simplemente no tienen eslabones perdidos sino, la cadena completa. La ausencia de respuestas finales es rellenada por dogmas absolutos e indiscutibles. Lo que no puede responder racionalmente la teoría evolucionista lo rellena con dogmas cómo el tiempo profundo, el azar, las mutaciones, el uniformitarismo, el determinismo genético, la selección natural, y con demás cientos de dogmas y etcéteras. El cientificismo evolucionista no es racional y ciertamente no se encuentra respaldado por ninguna ley científica, es simplemente una superstición más como otra cualquiera, aunque sus adherentes fundamentalistas consideran que ese credo contiene en sí una racionalidad perfecta. -lo cual no es científico-.

El cientificismo fundamentalista-evolucionista no ha podido inventar todavía un dogma convincente para explicarnos el origen del lenguaje, porque eso no se trata de una cuestión de teorías, sino de historia contingente, y es obvio que todo credo fracasa ante los hechos porque sus postulados se sujetan en y de especulaciones, que luego le llaman teorías, no de lo que es, de modo que la concepción evolucionista puede ser verdadera pero no más verdadera que la creacionista.

Los fundamentalistas de ambos bandos nos presentan sus teorías cómo revelaciones absolutas de Dios, sin importar que una de ellas sea científica [¿?]. Es evidente que el fundamentalismo cientificista no ha percibido que su tarea no es la de descubrir cómo es la naturaleza, sino simplemente decirnos algo acerca de ella. Sin embargo, para explicar el inicio de la vida, se afirma que... la vida comenzó... e instantáneamente se apoderó de ella la selección natural [¿?], lo cual demuestra que este hecho estaba más allá de la capacidad de Darwin. Si enumeramos las incógnitas que han sido respondidas con falacias intelectuales nos encontraríamos con la sorpresa que nos revelaría, que no saben, pero igual opinan: no saben nada sobre el origen de la vida, el surgimiento del lenguaje, el sexo, la conciencia humana, la fisiología, la conducta, el pensar, las razas, la inteligencia, lo que significa que a todo fundamentalista le gusta bañarse en las aguas ciegas de un entendimiento intelectual conformista que no sabedecir no sé, lo cual es irracionalmente dogmático ¿verdad?

En definitiva Darwin le permitió a los ateos y a los científicos fundamentalistas, sentirse intelectualmente iluminados, y estar orgullosos de ser animales accidentales [¿?], pero con lenguaje, racionamiento, intelecto, mente. Este iluminismo permitió el determinismo y la predestinación evolucionista, siendo esa una teoría más, que subraya las innumerables ideas existentes acerca del azar, la casualidad y el sin sentido de la vida. La biología evolucionista no sólo no ha resuelto cuestiones básicas de su teoría sino que además no ha resuelto las cuestiones más relevantes: toda la panoplia de causas que subyacen a la evolución desde moléculas hasta las grandes poblaciones de organismos, o sea, deben resolver las causas, la fuerzas de las causas, los niveles de causas y la contingencia, de modo que hasta que el evolucionismo no resuelva todas estas cuestiones, seguirá siendo un credo supersticioso del mismo nivel que lo es el creacionismo, ¿verdad?

Es obvio que el problema no es si la evolución se produce o no, puesto que la evolución biológica esta ahí. El problema es ¿cómo se da? Los evolucionistas que se apegan al gen como unidad de selección, no consiguen explicar cómo se daba la especiación, puesto que su teoría actual no puede explicar la diversidad de los fósiles y de la vida en la actualidad; además de no poder contestar que fue primero ¿el ADN o las proteínas? De manera que con todas las incógnitas sin explicación que hemos visto hasta ahora, podemos decir que la teoría de la evolución es tan incompleta como lo es la teoría creacionista. El evolucionismo explica el desarrollo de la vida pero nada sobre su origen, de suerte que lo que la biología evolucionista debería contestar para aislarse del dogma religioso -del cual intenta diferenciarse sin éxito hasta ahora- es ¿Cuál es esa molécula con capacidad de autorreplicación que habría marcado el inicio de la gran saga de la evolución? Pero además restan las preguntas del millón, y son: ¿Fue inevitable la vida sobre la tierra o se trató de una carambola fuera de lo normal? ¿Se ha dado en otros lados o únicamente en este egocéntrico rincón del mundo; la selección natural es un fenómeno cósmico o meramente terrestre? Pero además tampoco sabemos cómo se expresan los genes como organismos y ello quizás sea porque somos ignorantes o simplementeporque no sucede. Esto demuestra que la biología evolucionista ve verdades sin ser capaz de probarlas ¿verdad?, de forma que quisiéramos saber ¿cuál es el planteamiento que la diferencia de la teoría creacionista… para no ser dogmática?

Resumamos por lo tanto nuestra ignorancia. La ciencia y como consecuencia nosotros sabemos mucho sobre el cerebro pero nada sobre la mente, de manera que ¿cuánto puede saber la ciencia y nosotros sobre Dios? La mente está en nosotros y no sabemos nada sobre ella, de modo que el negar con tamaña ignorancia la existencia de Dios, convierte en Dios a quien promulga dicha aseveración, lo que significa que en realidad no sabemos nada sobre el inicio del universo y de la vida, ni sobre su constructora: la creación o la evolución. O sea, nadie sabe si fue Dios o Darwin quien creo todo [¿?].

Verdaderamente nadie sabe si fue Dios el creador de todo y luego vino la evolución, o si todo nació de la evolución -por sí solo y de la nada- y luego ello continuó evolucionando hasta el día de hoy. La verdad es que ¡No Lo Sabemos! Como tampoco sabemos lo que fue el elemento primigenio del universo y de la vida, ni tampoco sabemos de dónde salió, de dónde surgió, cuál es la fuente y por qué. Todo esto significa que lo único que tenemos son dogmas, creencias, especulaciones, llámense estas científicas o teológicas, pero ningunaverdad final, de modo que la preocupación de los fundamentalistas cientificistas porque en los colegios se enseñe otro dogma aparte del de ellos, no los debería molestar porque según el dogma de la sociedad modernala competencia no es mala. Por lo tanto, que el dogma creacionista compita con el dogma evolucionista en los colegios, lo único que traerá para la humanidad será lo que sucede cuando dos puntos de vista diferentes discuten: sólo se enriquecen los argumentos, no la verdad.

De cualquier modo la discrepancia entre conocimiento científico y felicidad humana seguirá existiendo a través del tiempo, pero también continuará existiendo el misterio de la existencia tanto para la ciencia como para cualquier ser humano: el de la mente humana y el misterio de los misterios, nos agrade o no...Dios.