27 oct 2009

EL PENSAMIENTO Y LA INTELIGENCIA

EL PENSAMIENTO Y LA INTELIGENCIA

La inteligencia ¿es producto de la acumulación de in-formación y su recuerdo o es algo completamente indepen-diente de la mente y el pensamiento?. Es obvio que la me-moria no tiene relación alguna con la inteligencia, pero sí la inteligencia puede dar orden en su funcionamiento a la me-moria. La memoria solo tiene utilidad frente a un problema que la vida le trae al ser humano en la realidad diaria del vi-vir, en ese campo tiene sentido su funcionamiento, pero es obsoleta e innecesaria en los demás campos de la vida.

La vivencia de lo trascendente solo es posible desde el silencio, que es desde donde funciona la inteligencia, puesto que el pensamiento es la obstrucción de lo desconocido por contener a los puntos de vista premeditados, los cuales establecen de antemano lo que es y lo que no es, lo que significa establecer la consistencia de lo trascendental y to-do aquello que no es lo desconocido.

La etimología de la palabra inteligencia tiene sus raíces en Inter que significa entre y legere que significa leer, o sea, que inteligencia es leer entre líneas, lo cual es comprender lo que se quiere decir, comprender lo que no se encuentra explicito, comprender la posición del otro independiente-mente sí se esta de acuerdo o no, en definitiva es el captar el significado, de modo que la inteligencia supone una ausen-cia total de puntos de vistas premeditados y, por lo tanto, la independencia de la inteligencia del pensamiento por depen-der este ultimo de la información de la memoria y del tiem-po psicológico para existir. La inteligencia lee entre las lí-neas del pensamiento, lo que es percibir su significado, de modo que la inteligencia no puede ser producto del pensa-miento porque este es mecánico.

El pensamiento es mecánico por funcionar sobre la base de la asociación de ideas. La inteligencia percibe lo que es, justamente por prescindir de cualquier idea, de cualquier asociación, ella es más bien la captación abrupta, es la captación instantánea del significado de un hecho, de una circunstancia. El pensamiento es mecánico por el sistema de relación que utiliza en la comparación y en la fabricación de seguridad: estar de acuerdo o no, estar a favor o en contra, el juzgar, justificar, condenar, analizar, interpretar, etc. La inteligencia se encuentra por fuera de este circulo vicioso del pensamiento. Ella ve, observa, capta y comprende desde el silencio, porque obviamente para ver y observar no se ne-cesita pensar. Esta acción permite la captación desnuda de lo que es, y ello a su vez da como resultado la comprensión. El conjunto de estos elementos: ver, observar, captar y comprender, permiten la acción desde la inteligencia. El pensamiento solo puede reaccionar por su dependencia ab-soluta del pasado.

Para el pensamiento el pasado es imprescindible puesto que toda asociación depende del recuerdo que significa la información guardada en la memoria, la cual fue adquirida en ese tiempo pretérito. El pensamiento es esclavo del pasa-do, de sus nociones morales, culturales, de la tradición, de sus intereses, todo lo cual representa y es pasado, de modo que ello es el impedimento para ver y observar la realidad de forma desnuda, solo le resta interpretar, debido al condi-cionamiento que imprime en la mente el colador intelectual que significan las herencias psicológicas que marca la edu-cación de la sociedad particular donde se nace y se vive. To-da sociedad tiene su cultura, tradición, su escala de valores, sus intereses nacionalistas, etc., de modo que ello inevitable-mente marca la mente creando las herencias psicológicas y el consecuente colador intelectual que termina por ser el juez, el testigo, el acusador, el fiscal, la victima y el jurado y, por lo tanto, el Dios del vivir.

La inteligencia es libre de todo conocimiento arraigado e inalterable que decreta la sociedad como imprescindible para pertenecer a ella, de forma que esto la hace indepen-diente de todo punto de vista condicionante, lo que significa que la libertad es la base desde donde la inteligencia organi-za el pensamiento, la memoria y el orden natural de la men-te, cuando esta alumbra al pensamiento.

El pensamiento inevitablemente condiciona a la reali-dad al mancharla con el trasfondo psicológico que impone el colador intelectual del interpretador, puesto que este velo intelectual condiciona la exclusividad y establece la posi-ción unidireccional, la cual no permite observar la realidad desde todos los ángulos. La posición exclusiva ve solamente desde la perspectiva que le asigno el pensamiento al interp-retador, el cual juzga a su punto de vista como la verdad absoluta, de modo que el no ver el hecho en su totalidad, solo le permite la interpretación como forma de completar la realidad y ello lo priva consecuentemente de la compren-sión, por ser imprescindible la visión total para tenerla. Sin visión total se transforma en imposible la comprensión y, por lo tanto, la acción de la inteligencia, de modo que el pensamiento no tiene relación alguna con la inteligencia, pero sí esta con el pensamiento, cuando es la inteligencia quien lo pone en funcionamiento.

Al ser el pensamiento mecánico y automático, es obvio que su propio mecanismo de funcionar lo priva de la capaci-dad de leer entre líneas, él simplemente lee y a continua-ción juzga poniéndose a favor o en contra y, como resultado de ello analiza para sacar las conclusiones correspondientes que le permitan expresar lo más coherentemente posible el porque esta a favor o en contra.

El pensamiento cambia con el tiempo por las conclu-siones que saca de las experiencias vividas, por las causas físicas, por las condiciones del medio ambiente y todo tipo de cosas, lo que hace que el pensamiento carezca de consis-tencia y ello lo convierte en contradictorio, arbitrario, anár-quico y dictatorial. Como todo esto sucede en el tiempo, el pensamiento llega a la conclusión que el ser humano pertenece y es esclavo del tiempo, puesto que él tiene la capacidad de extender el tiempo hacia el pasado o hacia el futuro, de modo que el ser humano pasa a cree que el tiempo es la esencia de todo. Esta noción inconsciente pero real, crea en el hombre el devenir de la esperanza, la necesidad del consuelo y junto con ello el concepto de que el tiempo todo lo domina. Esta es la concepción que estaca, esclaviza y hace absolutamente dependiente a la mente de la memoria, de la información, del recuerdo.

Saber leer entre líneas no tiene relación alguna con el estar a favor o en contra, tiene relación con la captación de lo que se quiere decir, y ello no depende en lo absoluto del tiempo, del pasado o del futuro, por lo tanto, no tiene rela-ción con el pensamiento que pertenece al tiempo. El tiempo psicológico constituye el más fuerte y profundo condicionamiento por ser el pensamiento mensurable, se puede medir, de modo que el tiempo se hace imprescindible, no así la inteligencia, por ser de una cualidad completamen-te diferente ya que no pertenece al tiempo.

El tiempo solo posibilita el tener pensamientos no-inte-ligentes y para darnos cuenta de ello debemos ser inteligen-tes, de modo que cuando el pensamiento responde a la inte-ligencia este se transforma en pensamiento inteligente. Ese pensamiento no tiene tiempo, de manera que el pensamiento se transforma en la expresión de la inteligencia, es inteligen-cia. Pero al pensamiento que estamos habituados es solo tiempo, carece por lo tanto de inteligencia, por funcionar en el campo de la memoria, y dentro de ese circulo vicioso se mueve, cambia y se transforma en ideas nuevas [¿?], o sea, es más de lo mismo porque continua siendo repetitivo, imitativo, asociativo, comparativo, mensurable, amoldado y dependiente.

Todo esto hace a las condiciones de ser del pensamien-to, en cambio la inteligencia no puede depender de condi-ciones por ser la quietud de la mente. Estas condiciones de ser del pensamiento lo ha impulsado ha evaluarse así mismo como capaz de construir el pensamiento negativo como el pensamiento negativo, de modo que es obvio que es el pen-samiento quien construye la imagen con la cual vemos el mundo y ello demuestra no ser un pensamiento inteligente, puesto que el mundo carece de imagen, de modo que sí usamos el instrumento -llamado pensamiento- de manera equivocada, es obvio que tendremos una visión absoluta-mente tergiversada del mundo, lo cual nos lleva a la cons-trucción del punto de vista sectario, dogmático y separatista, señalándonos todo aquello la falta de armonía y, por lo tanto, la intranquilidad de la mente.

Esta falta de armonía motiva al pensamiento a buscar la formula que permita el despertar de la inteligencia, pero ello obviamente sigue siendo el pensamiento deseando mo-verse hacia una dirección distinta, de suerte que todo ello sigue dependiendo del tiempo en el cual se mueve el pensa-miento, lo que significa que no hay posibilidad de dicho despertar mientras siga operando el intelecto, y en conse-cuencia, la no-operación del pensamiento es cuando la inte-ligencia despierta.

El operar del pensamiento simplemente necesita del movimiento de la información de la memoria; el operar de la inteligencia necesita del observar, del ver, del percibir, lo que significa el necesitar del no-movimiento de la memoria, o sea, necesitar del silencio, de modo que el movimiento de la memoria en el mundo psicológico es la desarmonia que inhabilita a la inteligencia para despertar.

La inteligencia utiliza al pensamiento como señalador, de manera que para la inteligencia lo importante es el conte-nido que él señala, lo que demuestra la inutilidad del pensa-miento cuando la inteligencia se encuentra ausente, ya que simplemente termina indicando cosas incoherentes, irrele-vantes, confusas, conflictivas.

Esta acción del pensamiento sin la inteligencia promue-ve la búsqueda de seguridad en su afán de encontrarle algún tipo de orden, armonía a la mente, en forma de recompensa ante la ausencia de inteligencia, para que no se desequilibre. En esta búsqueda el pensamiento desea seguridad en todos los niveles, físicos, psíquicos, emocionales, sentimentales, de modo que ello ayuda a provocar su desbocación y a mo-verse independientemente de la inteligencia. Esta desboca-ción provoca a los instintos y, ellos al sentirse alimentados, se estimulan desproporcionadamente, de manera que exigen más excitación, con el fin de conseguir una de las tantas sensaciones de seguridad que le da el pensamiento: el pla-cer. Este movimiento del pensamiento excitando constante-mente a los instintos, produce una acción confusa, caótica, conflictiva, por no encontrarse regida por la inteligencia, de suerte que apenas alcanza a ser una acción intrascendente por no alcanzar nunca a ser la acción de lo total. La acción de la totalidad siempre es inteligencia, de modo que solo pertenece a ella, lo que significa que solo la inteligencia puede comprender la actividad del pensamiento y sus inevi-tables limitaciones. Y cuando ello sucede hay una mutación total del pensamiento en su modo de funcionar, queda al servicio de la inteligencia, siendo esta conjunción la que crea una clase diferente de mundo en el cual no prima la ilu-sión del egoísmo, el conflicto de la ambición, y la confusión de la violencia, o sea, la estupidez del nacionalismo, la guerra, la avaricia, las divisiones políticas y religiosas, las crueldades neoliberales, el mesianismo izquierdista, etc.

La creación de las teorías del vivir por parte del pensa-miento, transformó en más importantes a estas teorías que al vivir en sí, de forma que el ser humano deja de estar com-prometido con la vida y paso a comprometerse con los conceptos intelectuales creados por el pensamiento. El pensamiento cuando deja de responder a las sugestiones de la inteligencia, comienza a moverse por sí mismo, de modo que jamás puede ver lo falso de lo que significa su interpre-tación intelectual de la realidad, del vivir, de la vida, lo cual lo hace pasar a moverse en desarmonia con la inteligencia. El pensamiento solo se mueve en paralelo a la inteligencia cuando este es alumbrado por ella y esta le muestra el inten-to de transformar lo falso en verdadero.

El pensamiento discute, la inteligencia señala. Cuando el pensamiento deja de discutir y pone atención a lo señalado, es cuando comienza a moverse en paralelo a la in-teligencia, entonces no es usado por su contenido, o su sig-nificado, sino simplemente como un indicador que señala más allá del dominio del tiempo, lo que significa que el pen-samiento es un indicador y el contenido que él señala es inteligencia. Sin inteligencia el indicador no tiene validez al-guna, por convertirse en caótico, arbitrario, y este pensa-miento, esta intelectualidad sin inteligencia, es quien gobier-na el mundo. El resultado de ello es este mundo corrupto, conflictivo, cruel, lo que termina por ser el aumento y el ali-mento del miedo.

El miedo suprime cualquier relación entre el pensa-miento y la inteligencia, de modo que es solo la inteligencia quien puede tener relación con el pensamiento, por ser su manifestación, su despertar, la ausencia absoluta del miedo y, por lo tanto, del pensar obsesivo de la mente, lo cual no tiene sentido alguno.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

buena conceptualizacion amigo, gracias!

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