23 mar 2009

¿EGO O INTELECTO?

¿EGO O INTELECTO?

 

        Hemos dado por sentado que algo como el ego existe en forma de imagen psicológica ¿Es así? ¿Existe algo como la imagen psicológica de uno o solo hemos dado por sentado que sí existe? O lo que existe ¿es nada mas que el intelecto y jamás existió ni hubo imagen psicológica alguna?

        ¿Es el ego el arrogante, narcisista, vanidoso, celoso, soberbio o lo es el intelecto? ¿El ego tiene la capacidad de impulsarnos hacia la avaricia, egoísmo, violencia o es el intelecto? ¿El ego arma y organiza el intelecto o el intelecto arma y organiza toda concepción que contiene la memoria?

        La memoria guarda y registra, la consciencia se nutre de ello y el intelecto organiza, inventa, argumenta, opina, discute, transforma, crea, acepta y rechaza absolutamente todo el contenido que ha sido estudiado, calculado, pensado y cultivado por él, lo que significa que siempre es el intelecto en movimiento quien tiene la potestad del pensar.

        Damos por sentado que el ego existe ¿por qué ello es real? o ¿porque otro lo dijo y es cómodo no cuestionar su inexistencia; incluyendo su condición de ficticio?  Esa entidad psicológica ficticia no existió, no existe, ni existirá. Lo que siempre ha existido, existe y seguirá existiendo es el intelecto con su pensar sobre el intelectual que posee el intelecto, o sea, el intelecto crea un proyecto sobre como debería ser y como se debe comportar su poseedor, lo que significa que no existe nada independiente del intelecto ni la posibilidad de que el intelecto cree algo independiente de él como podría ser el ego. No hay creación del intelecto fuera del intelecto ni independiente de él.

        El ego, por lo tanto, es nada mas que: la Excusa Garantizada y Organizada por el intelecto para que culpen a otro de sus propios desatinos, ilusiones, deseos, excentricidades, extravagancias, absurdos, trastornos, celos, vanidades, caprichos, irreflexiones y ridiculeces. A ello lo define como Imagen Psicológica, cuando en realidad es Imagen Intelectual. No hay ninguna imagen psicológica que usted pueda encontrar en su interior, pero si puede encontrar un intelecto desbocado porque fueron heridos los fundamentos en los cuales sustenta su proyecto filosófico sobre si mismo. No hay imagen psicológica alguna, sino un bosquejo, un proyecto, un diseño, un croquis y apuntes filosóficos del pensar, que se sustentan en el deseo futurístico de ser diferente a lo que se es, de ser perfecto.

        Ello no es imagen psicológica sino que, proyecto intelectual del pensamiento -esquematizado por el intelecto- creando así una fotocopia especulativa que certifica una imagen en el espejo teórico de la mente de lo que deberíamos ser.

        La teoría sobre lo que debemos ser, no esta armada ni sustentada por el ego, sino que es armada, sustentada y esquematizada por el intelecto. Esa imagen no es psicológica si no intelectual, de forma que el espejo no refleja una imagen psicológica sino una imagen teórica edificada por el intelecto. Este proyecto teórico-futurístico es la deformación de lo que somos por el deseo del intelecto de producir al ser perfecto que el tiene proyectado en sus especulaciones y suposiciones.

        El intelecto asentado, establecido y enajenado sobre su poseedor -o sea, la mente del ser humano- aliena al pensamiento en función de encontrar la solución a su insatisfacción, desdicha y desconsuelo, por lo tanto, crea un testaferro que se haga responsable del infortunio que sembró, de suerte que el ego es una franquicia que vende el intelecto con la finalidad de evadir los juicios y condenas en su contra. El intelecto terceriza sus productos en el ego para que este se haga responsable de la enajenación y alienación que produce la construcción de una imagen ficticia sobre él mismo, lo que nos lleva a finiquitar que:

-         El ego es: el intelecto desechando responsabilidades

-                        :  el intelecto vendiendo claridad

-                        : El intelecto intentando demostrar su honestidad

-                        : El intelecto diciéndonos… yo no fui, o sea

-         El ego es el intelecto.   

Porque… sin intelecto no hay ego

        La ciencia dice que el ser humano funciona con una parte muy ínfima del cerebro, lo que revela lo limitado de nuestro conocimiento y nuestra visión sobre las cosas, el mundo, el vivir y la vida. Esto también corre el velo sobre la ausencia de una mirada holística y la consecuente visión fragmentaria y distorsionada de lo que vemos y analizamos. De manera que, si a esa ínfima porción de cerebro que utilizamos le agregamos conocimiento falso, nos encontramos en un problema de difícil solución frente a la necesidad de tener claridad en el pensar para el adecuado funcionamiento del intelecto en el desarrollo de ese claro pensar.

        El intelecto es una de las funciones de la mente que se ocupa de organizar el pensar. Mucha información y habilidad sofista, gran intelecto: poca información y poca habilidad sofista: pequeño intelecto. La diferencia entre el intelecto y la inteligencia se encuentra en que el intelecto se puede cultivar, la inteligencia no.

        Toda idea, concepto, opinión, deducción, credo, dogma, tesis, criterio, razonamiento, ideología, doctrina, creencia, convicción es desarrollada, argumentada y aceptada por el intelecto, de manera que el ego es una mas de las tantas creaciones del intelecto. Ego, es un concepto acuñado por el intelecto, puesto que no hay ego sin intelecto, pero el intelecto existe independientemente de sus creaciones. El ego no tiene existencia autónoma, ni se encuentra fuera del intelecto, de forma que el ego no puede ni pensar, ni hacer pensar, ni crear nada por cuenta propia. Todo pensar y su consecuente creación es del intelecto. Toda creación -incluida la artística- es producida por el intelecto. La única creación artística -que se puede llamar creación- independiente del intelecto es la producida por la naturaleza: el viento haciendo dibujos y cuadros con las nubes, los rayos, relámpagos y truenos haciendo sinfonía, las olas del mar haciendo danza, etc. Todo el arte humano es reproducido por la memoria y obviamente la creación es de instante en instante y en ello no hay reproducción, ni repetición, ni calco, ni recuerdo, ni registro, ni imaginación, hay producción instantánea. Todo el arte humano es plasmación en el tiempo intelectual [cuadros, poemas, canciones, bailes, etc.] de una idea o una imagen que vino a la mente.

        Los conceptos definidos y acuñados por el pensar pasan a convertirse en verdad una vez que han sido aceptados, de esta manera el intelecto crea sobre si mismo una imagen intelectual del individuo que consiste en lo que debería ser y como debería ser, lo que significa que no existe ninguna imagen psicológica llamada ego, sino que una imagen intelectual lisa y llanamente. La imagen intelectual -creada por el intelecto- es a lo que se denomino como ego, como imagen psicológica, pero esto es el intelecto endosando su creación a un invento intelectual hecho a medida de él mismo, lo cual le permite no hacerse cargo de sus desatinos y desdichas consecuentes.

        El intelecto crea una imagen de si mismo, de su apariencia y la bautiza con el nombre de ego, lo cual simula ser algo independiente del intelecto, pero innegablemente ninguna creación nacida de la mente humana es, ni puede ser, independiente del intelecto, lo que significa que no existe el bautizado independientemente de su creador.

        El intelecto a creado los celos, la envidia, la vanidad, el temor, la antipatía, el rencor, la violencia, la avaricia, el egoísmo, la ambición, los deseos de venganza, el miedo, lo cual compone el mundo interior de la miseria humana. Además de cuanta doctrina, teoría, creencia, ideología, exista en el mundo; y las a elaborado, fundado y plasmado desde ese intelecto confuso, conflictivo y miserable, puesto que para la creación de cualquier producto intelectual no se necesita un intelecto sin desorden, sin contradicción, sin perturbación, con claridad sobre si mismo primero. Cualquier intelecto puede desarrollar las más bellas, altruistas y nobles poesías, canciones, filosofía, ideologías, creencias o doctrinas… y… ¡luego suicidarse!

        La auto-consideración es el intelecto convenciéndose así mismo que es extraordinario… o una desgracia. El autoconvencimiento direccionado hacia el triunfalismo, da nacimiento a quien se alaba así mismo como exitoso. Del autoconvencimiento contrario nace el depresivo, el que se considera así mismo como perdedor. Las auto-consideraciones del intelecto con las herencias culturales forman la personalidad del individuo, de manera que nuestra personalidad temerosa se la debemos al intelecto y en ello no juega ningún papel el ego.

        Perseguir al ego es como perseguir a la sombra del criminal y no al criminal que ejecuto el delito. Por lo menos en el siglo veinte y en este, seguimos persiguiendo a la sombra creada por el intelecto, lo cual ha permitido exculpar y disculpar al intelecto de toda la confusión y el conflicto interior que armo en el pensar, en la mente y como consecuencia de ello en el mundo exterior. No hay intelecto fuera ni independiente del pensamiento, lo que significa que somos lo que el pensamiento desarrollo sobre nosotros, o sea, somos nuestro intelecto, nuestro intelecto somos nosotros mismos.

        El intelecto es la herramienta que organiza el pensar -para bien o mal- de modo que un intelecto y un pensar desordenado se transforma en anárquico, obsesivo, irrelevante, vicioso e irreflexivo, lo que significa el consecuente descontento, conflicto y confusión del intelecto y del pensar y, por lo tanto, del ser humano. Este descontento es alimentado por el intelecto y el propio descontento alimenta al intelecto, lo que se transforma en un círculo vicioso. De este circulo vicioso surge la necesidad de negar dicho descontento y para ello el intelecto hace germinar una imagen intelectual que se contradice con lo que es, proyectando el como debería y desearía ser. Esta imagen intelectual la define como imagen psicológica y la bautiza con el nombre de ego, de manera que transfiere su responsabilidad a su propia creación.

        La invención por parte del intelecto de cosas que no existen lo encierra y ciega en si mismo puesto que pasa a considerar que sus invenciones son reales y que en alguna dimensión son verdaderas, como lo es el yo superior, el yo inferior, el inconciente, el subconsciente, el ego.

        El intelecto no solo ha creado dioses externos con sus consecuentes libros sagrados y cuanta especulación se le ocurrió: teologías, doctrinas, ideologías, creencias, dogmas, adoraciones, culto a la personalidad, etc., sino que -como podemos apreciar- también ha creado sus dioses internos, a los cuales los presenta como si tuvieran autonomía, independencia, inconexión, soberanía y libertad de él mismo.

        El intelecto como organizador del pensar tiene la posibilidad de crear consideraciones, definiciones, conclusiones, aseveraciones, argumentos y opiniones. El ego ¿no es simplemente una aseveración volátil, antojadiza y caprichosa del intelecto? ¿No es en realidad el propio intelecto inventando un impulsor supuestamente ajeno a él que elabora auto-afirmaciones, auto-indulgencias, auto-compasión y auto-alabanzas? Es obvio que la fundación y la implantación del ego, exculpa, justifica, atenúa y excusa al intelecto de toda la miseria interior que crea y que luego justifica como normal y necesaria.

        El intelecto organiza el pensar -independientemente de que este sea ordenado o desordenado- con el consecuente discurso que define y defiende sus puntos de vista, auto-afirmaciones, elucubraciones, auto-compasiones y las subsiguientes transformaciones de los deseos en necesidad, como así también las coartadas, alegatos y apologías que intentan justificar como normales las miserias humanas: ambición, competencia, egoísmo, vanidad, celos, envidia, avaricia, violencia, venganzas, antipatías, codicias.

        Nada en el mundo del pensar nace, se mueve o surge sin el intelecto. Nada en el mundo del intelecto nace, se mueve o surge sin el pensar. O sea, no existe intelecto sin el pensar y no existe pensar sin intelecto.

        El ego, por lo tanto, es la maqueta arquitectónica del intelecto que el pensamiento definió como ente psicológico, de modo que lo único que existe es el pensar y el intelecto, no el ego. El ego no piensa, no se ilusiona, no sueña, no proyecta, no analiza, en definitiva el ego no es ninguna función de la mente sino un producto nacida de ella; a la cual el pensar y el intelecto le atribuyen características, componentes y cualidades indecorosas.

        El intelecto proyecta una imagen interior y la decora con lo que él supone que es la perfección, luego se propone alcanzar -en el transcurso del vivir- esa perfección, con la finalidad de ser el súper hombre imaginado. La finalidad de esto es ser reconocido -lo que se espera que traiga como consecuencia la fama, el éxito y el consecuente poder-. Pero la imagen no es ajena al pensar ni al intelecto, la imagen es solo pensamiento e intelecto.

        Oler, ver, tocar, gustar y pensar son funciones de la mente. Pero el ego no es ni calidad, ni cualidad, ni función de la mente, de manera que todo lo que se le endilga es nada más que construcción y responsabilidad del intelecto lo que significa que no existe nada como el ego.

        La concepción de ego acuñada y hecha popular por la psicología permitió la evasión del intelecto y del pensamiento como responsables de la criatura frankesteniana que formaron. Así el pensar y el intelecto pudieron alimentar libremente a su creación con todo tipo de excentricidades, exitismos, auto-consideraciones, sobre-valoraciones, vanidades, y auto-exhibicionismos, culpas, condenas, auto-compasión, además de la búsqueda de status y consideración social, lo que les permitió descansar libre de toda responsabilidad en la mochila de su propio invento sin que nadie percibiera que solo el pensar y el intelecto tienen esta capacidad, por lo tanto, son los únicos responsables y no su invento llamado de psicológico y resucitado como ego.

        El intelecto y el pensar se afianzan como detractores o alabadores del ego, lo cual les da la apariencia de existencia ajena a ellos. El ingreso del ego a la escena mental -supuestamente reemplazando la responsabilidad del intelecto y el pensar- significa la santidad automática de estas dos funciones de la mente en la tarea del narcisismo, de modo que el ego se convierte en el juguete que permite al intelecto y al pensar ser los titiriteros de su invento.

        De aquí en mas toda exaltación de si mismo se le endilga al ego, y se considera que ya no es obra del pensar y el intelecto, como también la imagen creada ya no es una imagen intelectual sino que pasa a ser una imagen psicológica. Las excentricidades ya no son ocurrencias del intelecto sino del ego, la auto-alabanzas no son elogios nacidos del intelecto sino del ego, o sea, se le dio al ego todo tipo de atribuciones y funciones de la mente que solo son y serán del intelecto y del pensar. Esto demuestra que el ego es la mayor estafa Madofiana-Intelectual de toda la historia humana.

        El intelecto le dio características particulares al ego como si ellas no le pertenecieran a él, permitiéndose la desvinculación absoluta y arbitraria de dichas conductas, actitudes, apariencias, ademanes, apreciaciones, tácticas, vanidades y miserias . Una vez que se desvinculo del narcisismo particular que lo caracteriza, el intelecto no se observo así mismo, sino que empezó a analizar, a cuestionar, a juzgar y a condenar al ego como el absoluto responsable del narcisismo y las miserias humanas, lo que le permitió la liberación final de toda responsabilidad vinculada con el conflicto, el sufrimiento, la confusión, la obsesión y el miedo que él mismo produce. La estafa Madofiana estaba concretada.

        El ego al ser el chivo expiatorio del intelecto y el pensar, ha cumplido la condena de la cual Job se libero, pero el ego no podrá liberarse jamás porque a pesar de lo que cree el intelecto y el pensar, ninguno es Dios, por lo tanto, de nada sirve que el ego deposite en ellos su fe, puesto que dicha condena es la de Sísifo, no la Job.

        El consentimiento y el consecuente beneplácito dado al ego para ascenderlo al trono del si mismo, no permitió la percepción ni el vislumbre de que este era nada mas que un testaferro del intelecto. Así, el intelecto siguió elucubrando los argumentos y justificativos de su narcisismo pero era el ego quien daba la cara como portador de la vanidad, el exitismo, la victimización, la ambición y el egoísmo interno. Así se paso a considerar que el ego era una especie de motor clandestino que daba arranque al intelecto motivándolo al exhibicionismo, al exitismo o a la victimización, todo con la finalidad de llamar la atención de cualquier manera para ser tomado en cuenta.

        El beneficiarse con un testaferro le permite al intelecto tener y crear una visión sobre si mismo como si fuera independiente de todo ello, a lo cual le saca provecho intentando convertir las miserias humanas en virtudes y de esa forma no tener que enfrentarlas, agregándole además la connotación de inherentes al ser humano lo cual termina por justificar y darle crédito a todo: ambición, celos, orgullo, vanidad, antipatías, codicias, violencia, competencia, odios, rencores, egoísmos, avaricias, etc. La consecuencia es… el alimento de la ignorancia.

        Es innegable que la ignorancia obliga al pensar a desarrollar habilidades intelectuales fundamentadas en todo tipo de sofismas, teorías, parloteos y falacias. Dichas habilidades permiten disimular la ignorancia con argumentos y razones que suplantan la verdad de lo que es.

        La habilidad de millones de años creando dioses y demonios, le facilito al intelecto crear al ego, el cual debía ser ensalzado para elevar la autoestima, de modo que termino construyendo un dios-demonio que se deprimía y que se tenia que estimular para que renaciera en su exitismo, o sea, se represento así mismo. El ego, por lo tanto, fue el intento del intelecto de esconder sus particulares excentricidades, auto-alabanzas, rarezas, ridiculeces, trastornos,  manías, fantasías y caprichos, mostrándose como mecanismo neutro que existe como inocente analizador de los desatinos que produce el ego en el ser humano.

        El intelecto no solo creo el ego sino que además lo alimento, lo auspicio, lo envaneció, le presto racionamientos, justificativos, opiniones y argumentos y luego lo crucifico, de suerte que el intelecto no tiene porque envidiar a Judas.

        Las expresiones exteriores del intelecto son grandilocuentes: obras literarias profanas, libros sagrados, teorías, doctrinas, ideologías, ha inventado y desarrollado el arte, las matemáticas, la filosofía, la psicología, las ciencias y etc., pero interiormente no ha podido darle claridad ni orden al pensar, lo cual ha hecho del intelecto el creador de cuanta confusión existe en el mundo y en el ser humano. El intelecto a buscado ordenar el anárquico pensar mediante el dominio, el examen, la supremacía, la revisión, el control, la censura, la vigilancia, la medida, etc., pero solo a logrado la dualidad del pensar y ello a alimentado y creado mas desorden.

        Esto ha hecho que el ser humano crea que la mente es solo intelecto, memoria, pensar, más sus funciones de gustar, oler, ver y oír. Es obvio que también a experimentado los resultados de ese pensar dualista: lucha, confusión, división y conflicto, los cuales surgieron de especulaciones, suposiciones, conveniencias, intereses, elucubraciones; elementos con los cuales el intelecto disfraza la ignorancia con la finalidad de convertirla en coherente. El intelecto incorpora definitivamente la ignorancia a su existencia cuando afirma, asevera y convierte en sinónimo, a la capacidad de repetir fielmente la información guardada en la memoria como inteligencia, y que el conocimiento es a la vez sabiduría y verdad.

        Sabemos que toda información y conocimiento es incompleto, de suerte que creer en el sinónimo conocimiento igual a sabiduría-verdad; es nada más que la opción que eligen el intelecto y su consecuente ignorancia, ante el desespero que origina el no saber. No saber para el intelecto y el pensar, es estar absolutamente desprotegido, expuesto, vulnerable, lo cual lo convierte en inútil y obviamente como efecto, ninguna función que cumplir según su auto-consideración.

        Ciertamente que el intelecto solo puede ser ordenado desde y por el silencio, lo que produce como efecto la claridad en el pensar. Pero el intelecto que poseemos esta saturado, impregnado y arto de parloteo, murmullo, blablo, cotorreo, verborragia y cuchicheos de toda índole, calidad, cantidad y clase, lo cual funciona anárquica y mecánicamente lo que es traducido en sueños, deseos, elucubraciones y las inefables conclusiones. Desde este tipo de mente nace el ego, la psicología, las ideologías, las teorías, las religiones, la cultura, las doctrinas, los dogmas, las creencias, la economía, la tradición, la política. La espiritualidad, de modo que la pregunta que se impone a continuación es ¿Qué relación tienen todas y cada una de estas elucubraciones e invenciones del pensar humano con la verdad?

        El ser humano al conocer solamente el intelecto, la memoria y el pensar como funciones de la mente se ve obligado ha encasillarse en la única opción posible que le queda: desarrollar al máximo de su capacidad el intelecto con la finalidad de suplantar con la cultura, la propaganda, la tradición. la publicidad y el conocimiento la ausencia que sufre de inteligencia y sabiduría.

        El intelecto es el intelecto y no tiene sucursales, menos cuando las implanta con la finalidad de suplantarse así mismo. Es el intelecto quien a desarrollado las fantasías, sueños, ilusiones, deseos, proyecciones, utopías, quimeras, ensueños, espejismos, delirios, simulaciones y todo tipo de ficciones a las cuales luego las cataloga de mundo psicológico [¿?] cuando en realidad solo existe el mundo intelectual, no obstante toda la verborragia y la parafernalia verbalística que usa el intelecto para desarrollar su mundo de ciencia ficción interior. La psiquis es la capacidad del intelecto de fantasear, el inconciente es la memoria en reposo, el yo superior es el intelecto alabándose así mismo, el yo inferior es el intelecto degradándose así mismo, o sea, es siempre el intelecto mirándose en el espejo de la ignorancia que refleja al pensar. En definitiva la llamada psicología es nada más que el estudio del intelecto, no de la mente, fundada en el pujante simbolismo de la fatalidad de sus creadores y de sus culpas.

        ¿Por qué el intelecto invento al ego? Muy simple… por culpa. El intelecto fundo la teoría de la creación tanto como la teoría de la evolución, y ello a llevado a la humanidad a un callejón sin salida de ilustrado sectarismo, fanatismo, ceguera y violencia, de modo que esta culpa incentivo al intelecto a realizar su propio experimento para demostrar que la teoría unificada de religión y ciencia existe y para ello creo al ego y lo hizo evolucionar a través de las cualidades narcisistas que él mismo posee, de suerte que, como podemos ver… solo el intelecto es conflicto pero… ¡creyéndose Dios!. El ego es nada mas que la imagen propia y otra de las elucubraciones fantasiosas, jactanciosas, vanidosas y presumidas del intelecto.        

20 mar 2009

SOBRE LA OBSESIÓN

SOBRE LA OBSESIÓN

 

        Existen tres tipos de procesos obsesivos en la mente humana, el rutinario o llamado normal, el selectivo y disperso y el exclusivo o único.          

        La ley suprema de la Obsesión es: Siembra y cosecharás.  

        La obsesión rutinaria es aquella que transita por la mente del hombre, basada fundamentalmente en ilusiones y problemas que lo aquejan. Las ilusiones están direccionadas a proyectos futuros que supuestamente, la concreción de los mismos le permitan llegar a ser algo diferente a lo que es ahora. Esta obsesión también se encuentra saturada de entretenciones esclavizantes como la pornografía, la televisión, Internet, el fanatismo deportivo, el fanatismo nacionalista, el fanatismo por los autos, la ropa, la persecución del éxito, la fama, etc.

        La obsesión rutinaria o normal se diferencia de las demás, porque en ese parloteo incesante de la mente, ésta no selecciona un tema o algunos temas como los más importantes, para ella todos los temas que se cruzan en su camino  tienen y les da la misma importancia y valor, por lo tanto, le aplica la misma pasión y energía; al club de fútbol del cual es hincha, como a la ropa que le gusta o a la pornografía, como así también  a sus sueños, obsesiones, proyectos y problemas. La mente, en este tipo de obsesión es como un mono que salta de rama en rama sin parar todo el día, o sea, la mente salta de un tema a otro sin bajar el voltaje y sin disminuir la velocidad de su verbalización, sin darse cuenta siquiera que cambió de tema.

        Esto es realizado mecánica y automáticamente en un estado de inconsciencia total sobre la enfermedad mental en la cual está envuelta y prisionera que es la obsesión. Como el 99 % de la humanidad vive con este tipo de mente, a esta locura se la designa como lo normal. Esta mente no para de pensar, desde que se levanta hasta que se duerme, (esperemos que no tenga pesadillas) y el motor que impulsa el movimiento de este parloteo incesante  es la ambición del querer llegar a ser. Los adicionales que colaboran para mantenerla activa en esta enfermedad son, el

deseo, la recompensa, los resultados. En definitiva, estamos todos locos pero, cómo democráticamente el 99,99 % de los seres humanos hemos votado por esta normalidad [...] ¡entonces somos normales!

        El proceso obsesivo llamado de selectivo y disperso, se caracteriza por tener un tema central y 5 ó 6 temas intermedios secundarios dispersos. Generalmente el tema central que ocupa a esta mente, es el sexo o el dinero. Lo llamo selectivo porque esta mente es capaz de desechar todo tema que ella considere que no le es de importancia intelectual, psicológico o material, para ser tratado obsesivamente. Si en el proceso anterior la mente se obsesionaba con 100 ó 500 temas durante el día, ahora ese mismo tiempo es ocupado por sólo 6 ó 7 temas.

        Esta mente se ha refinado con el paso del tiempo ya que, esta mente selectiva, generalmente la tienen los seres humanos mayores de 40 años, a los cuales la vida les ha demostrado, a la fuerza, que el 95 % de sus sueños son irrealizables, por lo tanto, se han resignado. La importancia que tienen estos 6 ó 7  sueños obsesivos que le quedan, le durará hasta los 65 años más o menos y de ahí en más se reducirán en dos, el sexo y el miedo a la muerte, y estas dos obsesiones serán las que lo acompañan hasta el final de su vida.

        El proceso obsesivo llamado de exclusivo o único, es un poco más complicado tratarlo debido a que en este proceso intervienen entes espirituales y ello hace que cuando se explica se raye en el dogma, en la creencia, y a raíz de esto se corre el peligro de estructurar una teoría dogmática sobre el tema.

        Este proceso tiene la característica de ser incomparable a los demás porque la obsesión aquí está centrada en un solo tema, único y excluyente, donde la mente está encarcelada 24 horas en él sin ninguna tregua. Sólo piensa inducidamente en ello sin tener espacio de tiempo para pensar en otra cosa.

        Toda la vida se reduce a ese pensamiento único durante todo el día y en la noche se sueña con el tema, o sea, la mente se encuentra absorta y completamente aislada de la vida; toda la vida se reduce a este pensamiento y todos los pensamientos convergen en esta obsesión. Esto, además, es acompañado por visiones de reencarnaciones pasadas y por una imparable asociación relacionadas (todas) con la equivalencia a la felicidad si se conquista lo obsesionado, en el caso que sea de índole agradable.

        A esta mente se le hace imposible poder intentar siquiera, que lo único que debe hacer es, no desear que esta obsesión se vaya o se quede, sólo la puede comprender “dejándola ahí” sin intervenir para alimentarla o colaborar con ella.

        Este tipo de obsesión única y exclusiva, puede ser de dos índoles, agradable  o desagradable. Cuando es desagradable generalmente el tema está relacionado con aspectos de odio, violencia, miedo o alguna variable del moderno síndrome de pánico [...] Cuando es agradable está relacionada con el sexo, la pareja, el poder, la fama o el éxito.

        En este tipo de obsesión el objeto deseado es la totalidad de la vida, es todo por lo cual vivir. La inmensidad de  cosas que contiene la vida desaparecen de la mente y, como para el ser humano el pensar es sinónimo de vivir, queda convencido que este acontecimiento es lo único verdadero y real que le ha sucedido en su vida.

        La realidad es que antes estuvo normalmente loco, luego estuvo medianamente loco y ahora está completamente loco, y  esto es lo único y verdadero que le está aconteciendo, puesto que su vivir se ha reducido a un pensamiento que es único y exclusivo.

        Si el ser humano es capaz de “soportar”, no interfiriendo, no colaborando, con esta obsesión que además es inducida por obsesores espirituales y otro tipo de “entidades”, podrá  comprobar que esto es sólo una energía alimentada por una interminable y eterna verbalización mental, y nada más. Evidentemente el ser capaz de esto no es fácil y mucho menos cuando estamos habituados y entrenados en el vivir exclusivamente para satisfacer el pensamiento, lo cual significa satisfacer nuestros deseos, ambiciones y egoísmos.        

        Si el ser humano logra conquistar el objeto deseado por su obsesión, siente una satisfacción total, completa y esto es así porque es una de las muy escasas veces en la vida que una idea ha obtenido el resultado que proyectó, por lo tanto, pasa a creer que está viviendo esa idea como un hecho. Lo que el ser humano no sabe es lo que viene después.

        Toda idea desea su concreción, un resultado, que significa para ella la comprobación de que está en lo cierto. Nuestras ideas nunca existen sin el aditivo del resultado lo cual es su recompensa. Esto es lo que crea la dualidad en la mente, la división, el fraccionamiento interno, por lo tanto, el conflicto, lo que a su vez crea la separación absoluta entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.

        El hecho es que estoy obsesionado. El ser humano, en vez de quedarse con este hecho, pasa instantáneamente a quedarse con la idea que lo está obsesionando y, por lo tanto, pasa a desear la concreción de esa idea, lo cual es otra idea, pero si se logra conquistar lo deseado automáticamente cree que esto es verdadero, porque ha obtenido su recompensa, lo que significa que está absolutamente perdido con respecto a la realidad, ya que sólo podemos vivir la realidad por medio de los hechos, no de las ideas, y cuando estamos viviendo una idea, estamos viviendo una ilusión, evidentemente esto nos satisface y nos trae alegría y placer, pero, la otra cara de la moneda del placer es el dolor.

Todo el contenido del sufrimiento se basa y compone de la obsesión; si no hay obsesión no hay sufrimiento. Es ésta la única razón por la cual tratamos de escapar del sufrimiento: por la obsesión  que lo alimenta y que no soportamos.

        Cuando la vida trae esta obsesión al hombre es porque, por alguna razón misteriosa, lo ha elegido para darle la oportunidad de cortar con los lazos del individualismo egoísta en el cual se mueve su vivir, esclavizado a sus ambiciones y deseos que se traducen en su mente, por medio del intelecto, en cientos de obsesiones que se turnan una tras una sin darle oportunidad de que pueda vivir desde la armonía y paz mental, por lo tanto, alejándolo de su esencia, del orden natural del vivir.

        En esta oportunidad, todo el mecanismo obsesivo que tiene la mente se reduce a un solo objeto de deseo pero, de forma intensa, incisiva, persistente; es como que la vida juntó a todas las obsesiones y las acumuló en una sola, encerrando de esta manera al intelecto sin dejarle campo y espacio para que divague, lo que posibilita que el ser humano, al soportar esta obsesión dejándola ahí, sin desear que ella se quede o se vaya, pueda transformar su vida mediante la ruptura de su mente y el mecanismo obsesivo.

        Todo lo que el ser humano tiene que hacer es soportar, aguantar y no colaborar con esta obsesión para que la ruptura acontezca  y de esa manera pasar, de una vida dedicada única y exclusivamente a su individualismo egoísta, a una vida dedicada a lo general, a lo universal, o sea, a los demás, al resto de sus semejantes... la humanidad.

        En esta obsesión el ser humano tiene dos opciones: aguantar y soportarla o, colaborar con ella y tratar de saciarla. Si logra lo primero trasciende, si cae en lo segundo todo seguirá  igual que antes, con la agravante que su mente estará partida en dos y caerá en el conformismo absoluto.

        Su mente de aquí en adelante estará obnubilada por la indiferencia y la vida pasará a ser insípida, debido  a que la energía que contiene ha sido consumida y absorbida por los asistentes y las indusoras, dejando a la mente en un estado chato y burdo sin la fuerza necesaria para seguir aprendiendo.

        Cuando se trasciende la obsesión exclusiva y única, la mente se abre al amor y comienza a transitar por el camino de la alerta natural a causa del desligamiento que se produce entre el hábito del mecanismo intelectual, que transforma todo los hechos en ideas y la obsesión en que estas se convierten.

        Al ocupar este mecanismo el lugar que le corresponde (el intelecto) dentro del vivir y pasa a ser ejercitado desde el silencio, cada vez que es necesario, se produce el vacío que proyecta a la mente hacia el infinito y da nacimiento así a la sabiduría, la cual es, la madre de la inteligencia, con lo que a su vez  se armoniza el pensar con el sentir y el actuar.

        De aquí en más, la Vida, Dios, la Verdad, la Comprensión, serán una sola cosa que existirá en una unidad indivisible e inseparables, ligadas una con otra por una energía llamada AMOR.               

¡Y Dios dijo... hágase la luz!

CREENCIA Y OSCURIDAD

¿POR QUÉ LA CREENCIA PRODUCE OSCURIDAD?

 

La vida es simplemente energía, las palabras son usadas para describir o tratar de descifrar esa energía y los sucesos, acontecimientos y hechos que de ella emanan. Los niños usan esa energía para vivir y simplemente viven. Desearía preguntar lo siguiente: ¿cuándo nace una creencia?.

Interlocutor 1°) Sería bueno describir que es una creencia o que entendemos por ello.

Raúl: Una creencia es la proyección intelectual de quien interpreta un hecho, un suceso o un acontecimiento. Si el análisis está enfocado hacia el lado social o económico, nacerán las doctrinas, las ideologías, las cuales se convierten en las creencias políticas, si se enfocan hacia el lado filosófico existencial nacerán las doctrinas que serán el sustento de las creencias religiosas y así sucesivamente.

I. 2°) Si la creencia es una proyección intelectual, entonces ¿es nada más que una interpretación individual, personal?

R:      Así es.

I. 3°) ¿Que luego si es aceptada por muchas personas se hace masiva y se establece como verdad?

R:      Es lo que los hechos nos muestran, así ha sido siempre.

I. 4°) ¿Por qué necesitamos de la creencia, de creer?.

I. 5°) Por miedo, para no sentirnos tan inseguros.

I. 6°) Para sentirse seguro.

R:      Pero, ¿nos sentimos seguros realmente con algún tipo de creencia, política, social, económica, filosófica, religiosa o la que sea?

I. 7°) No, porque la creencia sólo nos da la sensación de estar seguros, pero en el fondo nunca lo estamos.

I. 3°) ¿Se puede estar seguro de algo en la vida?

R:      Sí. De que algún día nos vamos a morir, pero de nada más.

I. 8°) ¿Por qué adoptamos creencias entonces? ¿Para qué sirven? ¿Por qué a pesar de saber todo esto seguimos con ellas y aunque dejemos de lado algunas, inventamos o nos apegarnos a otras?

R: Eso es muy simple. No somos capaces de caminar por nosotros mismos, por lo cual adoptamos las creencias como muletas psicológicas para tener en qué apoyarnos. Además tratamos de que la creencia llene por dentro la sensación que tenemos “de que nos falta algo”.

I. 4°  La sensación de que nos falta algo, es la que nos “impulsa a buscar”.

R:      Más que nada es la que produce el hábito costumbre del “buscar ser otra cosa”, que se diferencie de lo que “realmente somos”. La sensación que tenemos de que nos falta algo induce a la mente a tratar de encontrar por medio del pensamiento lo que deberíamos ser y nos aleja de lo que somos. Como no nos gustamos tal cual somos, toda “la búsqueda” se transforma en tratar de alcanzar lo que pensamos y creemos que “deberíamos ser”.

I. 8°) O sea que el buscar ¿es otra forma de creencia?

R:      Desde el momento que trato de encontrar “un ideal de cómo debería ser”, ese ideal ha sido fabricado por mí, por lo tanto se trata de que me encuentre “con mi propia creencia” que es la proyección intelectual de lo que considero “mi ser perfecto”.

I. 9°) La proyección intelectual que hacemos de la perfección o el acercamiento a ella, la hacemos porque evidentemente no nos gusta como somos, ¿esto no trae oscuridad?

R:      La realidad, la verdad es “lo que somos”. Desde el momento que nos salimos de esta realidad, de esta verdad, ingresamos inevitablemente en un mundo de ilusiones, sueños, especulaciones y toda suerte de “visiones mentales del pensamiento”, que consisten en como nuestra vida va a ser diferente cuando conquistemos “lo que deseamos llegar a ser”, lo cual inevitablemente nos hace vivir en un mundo de oscuridad, basado en una infinidad de proyecciones obsesivas del pensamiento.

I. 5°) O sea que ¿toda creencia es oscuridad?

R:      Desde el momento en que uno afirma creer en lo que no conoce, ni sabe, y se apoya en ello para utilizarlo como muleta psicológica escapando de esta manera de lo que es, de la realidad, toda creencia trae consigo la oscuridad. La creencia al ser la proyección intelectual de cada uno de nosotros amoldada por nuestras tradiciones, cultura, religiones y sociedades nos estructura en “el saber en qué pensar” y nos aleja completamente “del saber cómo pensar”, lo cual es oscuridad en sí misma. La creencia al ser adoptada de acuerdo a nuestros intereses intelectuales, psicológicos, sociales, económicos, miedos, especulaciones, conveniencias, etc., nos da la sensación de cierta seguridad (la cual no existe) y en ella nos apoyamos para escapar de toda la inseguridad que la vida tiene. La imposibilidad que tenemos, en todos los intentos que hacemos para escapar de la inseguridad que la vida es, nos hace aferrarnos cada vez más a nuestras creencias, lo cual nos aleja del hecho de tener que ver a la inseguridad como parte de la vida. El que la creencia no nos deje ver este hecho, es oscuridad.

            La comprensión como una realidad, no intelectualmente, de la oscuridad que produce la creencia, porque nos separa, divide y fracciona, tanto interiormente a nosotros mismos como con respecto a los demás seres humanos, nos posibilita el abandonarla definitivamente, y hablo de todo tipo de creencia, política, social, económica, religiosa, espiritualista, esotérica, nacionalista, etc., y este abandono nos deja en la puerta de la destrucción final del miedo humano, único causante de las miserias humanas de toda índole.

         La creencia es la oscuridad, la comprensión sin punto de vista fijo es la luz.

             Hasta mañana, mediten sobre esto, traten de comprender la incidencia que tiene la creencia en ustedes y con respecto al mundo en que vivimos y cómo nos ha separado, dividido, fraccionado y nos ha llevado a todo tipo de conflicto, guerras, dolor y amargura.

INTELECTUALIDAD E ILUMINACIÓN

INTELECTUALIDAD E ILUMINACIÓN

 

Raúl: Buenas tardes. He visto que después de 13 años nada ha cambiado en este valle, sigue prosperando y reproduciéndose la espiritualidad intelectual, con el agravante de haber incorporado como medio de vida la explotación de la ignorancia humana y el lucrar con el dolor ajeno. Digo explotación de la ignorancia humana, puesto que aquí se vende toda suerte de desarrollo espiritual, arte espiritual, mercadería espiritual, y toda clase de adivinanzas, llámense éstas tarot, buzios, tinta china zen, alimentos energetizados, magnetizados, collares para la suerte, runas, piedras y barro del Valle del Elqui, y como remate además se puede llevar un frasquito de tierra del “sagrado Valle del Elqui” por tan sólo 4 dólares.

        Cuando me refiero al hecho de que mucha gente está lucrando con el dolor ajeno, quiero decir todos aquellos sanadores y curanderos que le cobran a la gente enferma, que como último recurso los viene a visitar para ver si encuentran algún alivio para sus males. En realidad todo este sagrado y elegido Valle del Elqui no es más que un santuario de bandidos y ladrones que en nombre de la espiritualidad, lo sagrado y lo sublime, lo han convertido en una cueva de explotadores inmisericordes y transformado en uno de los mayores shopping que agrupa a mercenarios espiritualistas, los cuales en lo único que están interesados es en las ganancias que pueden obtener de la ignorancia del resto de la humanidad.

        Esta noche quisiera hablar con todos ustedes sobre la intelectualidad y la realización. De la intelectualidad y la iluminación. Es necesario que investiguemos seriamente sobre esto, debido al peligro que existe de caer en lo mismo que los mercaderes espirituales y terminar explotando, tanto material como psicológicamente a las personas.

        Una de las cosas más comunes que existe en el ser humano es dividir la vida en material y espiritual. Esto se encuentra enraizado como una ley secreta en el conjunto de la sociedad y debido a esto consideramos que ir a nuestro trabajo es material e ir a la iglesia es espiritual, el clavar un clavo, limpiar la casa, cocinar, lavar los platos, etc, es del orden material, y el hincarse a orar, leer cualquier libro de los llamados sagrados o sentarse a meditar, es del orden de lo espiritual, ¿es esto así?, ¿se encuentra la vida realmente dividida?, ¿se puede dividir la vida?.

Interlocutor 1°  Esa división es evidente que la hacemos por la necesidad que tenemos de estructurar y tener claro todo en nuestra mente, pero también es evidente que la vida es imposible dividirla.

I .2° Esa división es nada más que el reflejo exterior de nuestra división interna.

I. 3° ¿Por qué se encuentra tan enraizado en nosotros el dividir todo?

R: Porque creemos que al dividir se hace más fácil la comprensión de la vida, ya que consideramos que comprendiendo fracción por fracción se nos va a hacer más simple y fácil, que intentar comprender todo de una vez. Al dividir en muchas partes la vida creo que puedo ir comprendiendo una por una y la suma de esto da como resultado la comprensión total.

I .4° Creo además, que la división nos permite tener un parámetro.

I. 1° ¿Para qué necesitamos los parámetros?

R: Para compararnos con algo. La comparación la consideramos necesaria porque creemos que da una referencia de donde nos encontramos ubicados en cualquier estrato de la vida, social, económico o espiritual.

I. 5° ¿Qué papel juega la comparación en nuestra vida?

R: El de aceite lubricante que pone en movimiento todo el motor del sufrimiento. Observen que si no hay comparación, no hay sufrimiento. Éste sólo existe cuando comparamos.

I. 6° La comparación siempre existe en la dimensión psicológica-intelectual de nuestra mente, mi pregunta es ¿toda la intelectualidad es algo negativo en nuestra vida?

R: Señor, la intelectualidad no es ni positiva ni negativa, ella tiene un lugar en la vida del ser humano. El problema con la intelectualidad surge cuando ésta ocupa casi la totalidad de la vida del ser humano, cuando la memoria es casi la única herramienta que se usa para tratar -vanamente por supuesto- de organizar, dirigir, determinar y estructurar, sobre la base de especulaciones, nuestra vida; olvidándonos casi totalmente de la memoria práctica que en definitiva es la única que tiene una utilidad real en nuestro vivir. La intelectualidad es una parte integrante del ser humano y, por lo tanto, tiene una utilidad y un lugar en la vida, ella sirve para poder explicar con palabras, por ejemplo, los hechos de la vida, de nuestro mundo interior, del funcionamiento de la mente, el contenido y sentido de las ciencias, etc, etc.

I. 2° ¿Cuál sería entonces la diferencia entre un intelectual de la espiritualidad y un ser realizado, iluminado?

R: Es como la diferencia que existe entre un economista y un millonario. El economista sabe mucho sobre qué hacer con el dinero ajeno, cómo invertirlo, de qué manera utilizarlo mejor, cuándo comprar o vender, se sabe la historia del dinero y los cuentos sobre él también, digamos que es un teórico con algunas habilidades de algo que no posee, el millonario en cambio posee el dinero, es dueño de él, y puede hacer lo que quiera, incluso sin consultar a nadie.

        Los intelectuales de la espiritualidad generalmente han leído y estudiado yoga, alquimia, magia, esoterismo, filosofía hindú, vedanta, kábala, los libros sagrados de las religiones, zen, jasidismo, sufismo, etc, y han aprendido alguna técnica espiritual como sanación, reiki, o poseen algún tipo de mediunidad como leer el pasado o el futuro mediante la lectura de cartas, tarot, runas, bola de cristal, buzios, tinta. Luego mezclan alguna técnica  con explicaciones que han encontrado en los libros, y auto-consideran que están dentro del “plan divino de los elegidos con una misión en la tierra”, por lo tanto, se encuentran en condiciones de darle atendimiento espiritual a la gente, y de lucrar con su ignorancia. En el caso que no cobren, algo le van a vender, como productos naturales, remedios caseros, artesanías, etc. El único inconveniente es que todo esto se puede aprender sin necesidad de tener que transformarse a sí mismo, lo que significa que no existe una realización propia y todo lo que se posee, excepto la técnica, es ajeno y sacado de un libro... también ajeno.

        La diferencia entre un intelectual de la espiritualidad y un ser realizado, es como dos hombres con hambre frente a una plantación de manzanas, uno de ellos va, toma la manzana, se la come y se le pasa el hambre, el otro antes de comer decide informarse sobre el contenido, vitaminas y propiedades de la manzana, para ello lee, escucha, conversa con científicos, los obreros que cuidan la plantación, y por último saca la manzana, la pone en un laboratorio para examinarla por sí mismo, al final “sabe” mucho sobre la manzana, pero el hambre no se le pasó, y la manzana tampoco le pudo dar sus propiedades, o sea, sabe mucho acerca de absolutamente nada.

I. 3° ¿Cuál sería entonces el camino correcto?

R: Apuntar directamente sobre la vida que nos toca vivir y no andar estudiando sobre ella su sentido oculto, esotérico, mágico, su aspecto matemático y geométrico, su naturaleza enigmática, porque al final lo único que obtendrán serán miles de especulaciones que jamás los dejarán satisfechos, pero si pasan muchos años en estas especulaciones, sin nunca mirarse a sí mismos seriamente, verán que cuando sean mayores de 50, 60 años, lo único que les quedará será resignarse y auto-convencerse, más que nunca, que su camino ha sido el correcto, pero no les quedará otra alternativa, ya que no tienen la suficiente energía y pasión para investigar sobre sí mismos, con lo cual tendrán que tener muchos más argumentos que cuando comenzaron a auto-engañarse.

I. 1° Aquí en el Valle uno siente cierta tranquilidad, cierta paz, las necesidades son las elementales ¿no es ésta una buena manera de vivir?

R: Si sólo puede vivir en paz en el Valle o en un lugar parecido a éste, lamento tener que decirle que su paz y tranquilidad es un mero escape, puesto que si la paz es de usted y no del lugar, la podrá llevar donde usted vaya y vivirá en paz en cualquier lugar, incluyendo Ahumada y Huérfanos. Ahora, si usted siente paz aquí y no siente lo mismo en otro lugar, también debe saber que su paz, es una paz prestada, ella pertenece al lugar y no a usted, lo cual lo convierte en un prisionero, por más que usted se sienta libre.

I. 1° Hemos visto que no existe la vida material y la vida espiritual, pero dentro de esta última existe una vida intelectual y una vida real, por llamarla de alguna forma, ¿esto es así?

R: Es así debido a que nosotros estamos habituados a dividir la vida, pero además es así porque cuando nos quedamos en el aspecto intelectual del vivir, y esto pasa a tener la máxima importancia, toda nuestra vida se llena de argumentos, justificaciones, teorías, doctrinas y especulaciones, de modo que no existe la manera de no tener una vida fraccionada, dividida y, por lo tanto, conflictiva. Ahora, frente a la totalidad de la vida, y cuando cada aspecto de ella se encuentra en el lugar que debe ocupar, evidentemente que no existe ninguna de estas divisiones.

I. 3° ¿Qué es entonces la iluminación, la realización?

R: Es el resquebrajamiento y la destrucción de todos los esquemas mentales, lo cual da luz propia. La iluminación, a diferencia de la intelectualidad espiritual, es no-saber, y en la comprensión de la totalidad de la vida.

I. 6° ¿Por qué nos da tanto placer el intelecto?

R: Eso es muy simple. El leer, analizar, argumentar, no exige ninguna transformación propia, excepto un pequeño esfuerzo de nuestra memoria y nada más. Leo, estudio, conozco; ése es el proceso, luego paso a creer que sé, y todo resuelto por el módico precio de ser capaz de retener en la memoria lo estudiado o escuchado, y luego repetirlo. ¿Cómo no va a ser placentero si no necesito absolutamente nada, excepto el seguir ejercitando lo mismo que he ejercitado toda mi vida, lo cual siempre he creído que es la herramienta del aprendizaje... la memoria. Escucho, estudio, argumento, analizo, con todos mis rencores, odios, celos, antipatías, ambiciones, deseos, egoísmos, miserias, envidia, vanidad, orgullo, o sea, con todo mi ego intacto, sin necesidad de transformar nada, y luego, además puedo decir que sé. ¿Existe algo más cómodo y, por lo tanto, más placentero que el mentirse a sí mismo creyendo que uno sabe sin tener noción que en realidad es más ignorante que antes?

        Les puedo preguntar algo. ¿Es posible que el conocimiento de sí mismo se lo puedan aprender de memoria? ¿Por qué el conocimiento de sí mismo no da ningún placer, como lo da la intelectualidad sobre cualquier cosa?

I. 3° Porque no es grato ver que uno no es, lo que cree ser.

I 5° Porque no hay escape de la obsesión y el parloteo de la mente.

I. 2° Porque la memoria no cumple la función que ha cumplido siempre...

I. 4°... es más, la memoria se transforma en un impedimento porque nos trae recuerdos que quisiéramos olvidar...

I. 1°... y vemos que estamos presos a ella, que todo el contenido de nuestra mente es nada más que repetición.

I. 6° Creo que jamás será placentero el descubrir y ver el odio, la ambición, el egoísmo dentro de uno, pero lo peor es que no basta con tener los deseos o las intenciones de cambiarlo, el leer tampoco sirve y estamos acostumbrados a resolver o escapar de un problema instantáneamente y vemos que en el autoconocimiento nada de esto sirve...

R: Entonces es evidente que la intelectualidad es mucho más grata...

I. 6° Claro, porque como usted decía no exige transformación personal alguna, en nuestro interior puede seguir todo igual.

I. 3° ¿Cuál es la verdadera espiritualidad, la verdadera religión entonces?

R: La verdadera espiritualidad y la única religión es la vida, porque fuera de ella nada existe, y es sólo la vida lo que abarca a todo, y todo está incluido en la vida. Piense esto, si nuestra tradición, cultura y religión nos enseña y nos dice que Dios creó todo, para que Dios haya podido hacer esto él tenía que estar vivo, por lo tanto... LA VIDA ES DIOS Y DIOS ES LA VIDA.

         Buenas noches, eso es todo por hoy.

SOBRE LA MUERTE

SOBRE LA MUERTE

 

        El ser humano le tiene miedo a la soledad, a la pobreza, a la enfermedad, a la oscuridad, a las tormentas eléctricas, etc, etc, etc. En realidad, la mente de cada ser humano direcciona y elige a qué le tiene miedo, pero todo miedo en el fondo y en el trasfondo psicológico e intelectual, es miedo a la muerte. Para demostrárselo, podemos elegir cualquier ítem nombrado aquí o algún otro y se los demostraré. Por ejemplo, tomemos  el miedo a la soledad. ¿Por qué le tenemos miedo? Porque si estoy solo y me pasa algo, ¿quién me va a ayudar? ; me agravo y, por lo tanto, me muero. En el fondo es miedo a la muerte, ¿verdad? Siempre los miedos, cualquiera sean ellos,  en el final, son miedo a la muerte.

        ¿Por qué le tenemos miedo a la muerte si es ley y parte de la vida el que esta existencia llegue a su fin? La mente crea el miedo y ésta sensación psicológica ficticia, busca eternizarse mediante la creencia de una existencia permanente a través del pensar. El miedo, por lo tanto, para no ver el final crea la famosa frase vox populi, de que  el miedo a la muerte es miedo a lo desconocido. Pero, ¿cómo se le puede temer a lo desconocido si no lo conocemos, no sabemos lo que es? En realidad, el miedo a la muerte es miedo a perder lo conocido, es miedo a tener conciencia de saber que esto se acaba y que todo lo que nos rodea y conocemos llega a su fin.

        Para el miedo, si la muerte existe, entonces existe el final, lo que en la práctica de la vida diaria significa el final del pensamiento, el final de la verbalización, el final del parloteo incesante de la mente, el final de la envidia, vanidad, celos, orgullo, odios, ansias de poder, egoísmos, avaricias, etc, o sea, el final de sus razones para vivir. El miedo, termina convenciendo al hombre que la vida es pensar, especular, suponer, y que si esto llega a su fin, no hay más vida, no hay más vivir, por lo tanto el hombre llega a la conclusión que la vida es el pensamiento, la vida es el saber que se está pensando.

        Esto hace que lo único que el hombre conozca para vivir sea el pensamiento como sinónimo del estar vivo, por lo tanto, para él no existe ni siquiera como fantasía el hecho de poder vivir desde la inteligencia porque, para que existiera como una posibilidad, tendría que ser el pensamiento quien se lo demostrará y le dé la seguridad necesaria para arriesgarse a vivir desde ahí.  Pero como el pensamiento jamás podrá probar e ingresar en la inteligencia, porque ésta se encuentra exenta de palabras, entonces el miedo aprovechando esta situación, convence  al hombre que ese vivir desde  el silencio de la inteligencia es una utopía, porque no está comprobado científicamente, por el dios todopoderoso llamado pensamiento.

        El pensamiento al no poder describir la inteligencia, la desea pero la niega, y cuando el ser humano la prueba, la encuentra sin sentido debido a que lo único que conoce es el conflicto que arma el pensamiento, por lo tanto, todo lo que nace del silencio de la inteligencia, como la armonía, lo natural, lo normal, los cuales están exentos de conflicto para la mente, son simplemente cosas aburridas, sin contenido.

        Para la mente, lo único que tiene sentido y contenido es el pensar y esto se traduce en la práctica de la vida diaria en el especular, argumentar, justificar, soñar, elucubrar, discutir, analizar, estar a favor o en contra, juzgar, etc. Todo lo que el ser humano conoce es esto, o sea, el conflicto de la mente creado por el pensamiento, el final de esto es la muerte, por lo tanto, es la pérdida y el fin de lo conocido. El miedo a la muerte, tanto psicológica como física, es nada más que a la pérdida de lo conocido y el fin del parloteo de la mente.

        Cuando existe una mente ordenada y. este orden ha nacido de la inteligencia, la muerte no tiene ningún significado ni sentido, simplemente es el fin de esta vida. La muerte sólo tiene un gran significado y sentido para la mente desordenada, la mente conflictiva, la mente que busca recompensa, y esto es, lo que alimenta el miedo a la muerte. El desorden de la mente crea e inventa el miedo a la muerte y es a raíz  de este miedo que la muerte pasa a tener una gran significación e importancia.

        De esto saca provecho la mente y plantea su eternización creando una especulación psicológica en el hombre, que es el miedo, el cual trabaja toda la vida con el fin de inmortalizarlo, tratando de buscar la permanencia por medio de las suposiciones y especulaciones futuristas del pensamiento, puesto que la única certeza que tiene el hombre en esta vida es que, sabe que algún día se va a morir. 

        El miedo lucha contra esta verdad tratando de buscar el secreto que le dé permanencia eterna y el único aliado que tiene es la especulación intelectual, que se moviliza en la mente del ser humano directamente desde el pasado hacia el futuro sin tomar en cuenta el presente. Para realizar esto utiliza su herramienta inseparable que es el pensamiento, el cual se endiosa a sí mismo y se yergue como el único diagnóstico confirmado, que es sinónimo de vivir. El miedo a la muerte, por lo tanto, surge de la contradicción entre la única certeza, la única cosa segura que tenemos en la vida, lo cual es, que algún día nos vamos a morir y los deseos del miedo de eternizar al ser humano.

        El miedo siempre nace de la asociación mental entre dos ideas, lo que conviene contra lo que no conviene. En este caso la contradicción se da entre lo que deseo y me conviene, o sea, no morir y lo que no me conviene y no deseo, que es morirme. La contradicción entre la utopía, la especulación mental, la ficción, la fantasía, la ilusión y los deseos de no morirme, choca contra la realidad, contra la verdad que es... la muerte segura algún día.

        El asociar estas ideas, que se contradicen entre sí, hace surgir el miedo porque “no existe” la manera de unir, de fundir la realidad, la verdad, con la utopía y los deseos ilusorios.

        Todo miedo que surge en nosotros, nace de la contradicción entre la realidad, la verdad, y los pensamientos utópicos e ilusorios. Este miedo es alimentado por el pensamiento a través de la asociación de ideas que intenta vanamente encontrar la fórmula secreta -que no existe- de unirlos pero... no se puede amar a dos señores, o se ama la realidad, la verdad, o se ama la ilusión, la especulación, los deseos, la fantasía.

        Para que no siga surgiendo en nosotros -asociar ideas permanentemente- lo único que debemos hacer es: no transformar los hechos en ideas. Un hecho es un hecho y eso es lo que es. La idea sobre el hecho es mentira, es especulación intelectual. El hecho es que la muerte es el fin de esta vida, y me va a acontecer, me va a suceder, lo tengo que vivir. La idea de no querer morirme,  es lo falso. Frente a un hecho es intrascendente la idea -nosotros la conocemos como deseo- de querer o no querer. Con nuestras ideas o sin ellas, el hecho es el hecho.

        La lucha que surge entre el hecho, que es la realidad, lo objetivo, y la idea sobre él, que es el deseo, lo falso, crea en nosotros el conflicto interno, el fraccionamiento, la división, lo cual, en la práctica de la vida diaria, lo vivimos tratando de unificar y fundir -sin éxito, por supuesto- lo que somos, que es la realidad, la verdad, con lo que queremos ser, que es la fantasía, la ilusión, el deseo, por lo tanto, la idea que tenemos de la perfección y la felicidad. La idea siempre es mentira porque nadie la puede vivir.

        La muerte, por lo tanto, sólo tiene sentido y significado para una mente que se ilusiona y enceguece con las ideas y se encuentra ciega, sorda y muda, frente a los hechos, a la realidad, a la verdad, a lo que es. Esa mente sólo presta atención a “lo que  deseo que fuera”, por lo tanto, esa mente no debería tenerle miedo a la muerte porque ya está muerta; jamás vivió, ha pasado toda su vida pensando en cómo vivir la vida que ha estado viviendo, lo cual es lo mismo que jugar a las escondidas con la propia sombra.

        La muerte no tiene ningún sentido ni significado, ella es simplemente el fin de esta vida, y eso, no es ningún sentido y significado, es nada más que un hecho.

           Buenas noches, mañana continuaremos.