13 may 2009

EL REINO DE LOS CIELOS

EL REINO DE LOS CIELOS

La luz de vuestra propia comprensión hará brillar la naturalidad de lo sagrado y para convertirse en luz para sí mismos, debéis ver y comprobar por experiencia propia que todo intelectualismo de la mente siempre tiende a la abstracción, especulación y conceptualismo, oscureciendo así la luz de la percepción-intuición, que es básicamente necesaria en la vida del autoconocimiento y en el consecuente diario vivir.

Todo lo que necesitáis es de la riqueza de vuestra vida interior, de modo que podéis descartar el auxilio del conocimiento y del intelecto, ya que la Mente solo puede ser comprendida por la mente… sin intermediarios. Para captar esto, lo que significa vivir tu Naturaleza Original, o sea, tu Reino de los Cielos Interior, necesitas de una profunda percepción-intuición, pues solo ella puede penetrar la Verdad que esta dentro del Vientre de la auto-naturaleza y de la vida.

Ver a través de la percepción-intuición, es no juzgar ni analizar un hecho, un objeto, un pensamiento, puesto que al juzgar un hecho te ves como algo separado de lo visto, lo cual crea dualidad inconciente y con ello el consecuente conflicto interior. Ver es tornarse consciente de sí, Ver es una acción activa que implica el concepto dinámico en donde estas fusionado con ello. En definitiva, Ver es el resultado de carecer de pedestal donde sustentarse, sostenerse y mantenerse a través del intelecto.

Debemos tomar consciencia que existen tantas clases de ataduras como de apego. Cuando intentamos alcanzar la pureza o la perfección, creamos “una forma y estamos atados-apegados a la pureza y la perfección”. Por la misma razón, cuando nos apegamos a la acción, estamos atados a la acción, cuando nos atamos a la contemplación nos apegamos a la contemplación, cuando nos apegamos a la meditación estamos apegados al meditación, cuando nos apegamos a la medianidad estamos esclavizados a la medianidad, cuando nos atamos a la oración, estamos apegados a la oración. Por mas excelentes que sean los meritos de estos ejercicios espirituales, inevitablemente nos conducen a un estado de esclavitud en un sentido u otro. En esto no hay emancipación. De modo que todo sistema espiritual serio y verdadero debe enseñar (por medio de métodos, técnicas o intentos) a liberarnos absolutamente de todas las formas de esclavitud, lo cual incluye cuando hablamos de Ver, Observar, Estar Alerta, Mirar dentro de nuestra naturaleza (Mente) porque esta visión tiene también una forma de atadura sobre nosotros, sobre todo si lo consideramos un estado especifico de consciencia.

Mientra nuestra forma de Ver sea “algo que estamos viendo”, no es Visión Real. Solo cuando nuestra forma de mirar sea una no-visión, o sea, cuando el Ver no sea un acto premeditado por la voluntad del observador circumcripto al recuerdo del ejercicio de mirar, ese es el Ver dentro de nosotros mismos. Paradójicamente seria: cuando ver es no-ver, eso es la visión real; cuando oír es no-oír eso es la audición real. Esta es la percepción-intuición de la sabiduría; con esta percepción intuición vives el reino de los Cielos Interior, lo cual es tu Naturaleza Original y la sabiduría.

Las afirmaciones: el reino de los cielos esta en vuestro interior y debéis morir para renacer a la vida eterna, es “no ser cosa alguna”, o sea, es “ser nada” (Esto significa que, no se es cosa alguna en relación a lo que en este mundo y su diario vivir significa ser algo). El Reino de los cielos es la Auto-Naturaleza Original, es la Esencia del Ser, es el Vientre de la Naturaleza, es la Sabiduría y la Verdad Ultima; es la Realización del Auto-Conocimiento. Para experimentar todo ello, es necesario el morir tal como eres porque tal como eres solo tiene sentido este mundo de multiplicidades, no la Esencia que es Una.

La visión, la percepción, la experiencia del Reino de los Cielos Interior, es la Iluminación en este reino de diversidad a través de la luz de la sabiduría, de modo que lo importante y trascendente en la espiritualidad no son los milagros, las profecías, las técnicas, ni las disciplinas o las creencias, sino la auto-realización de la autonaturaleza, porque sin ella solo existe intelectualidad y dogma sobre la espiritualidad, pero ninguna realización. El cielo lo podemos ver pero no lo podemos poseer, tener, conservar, tocar, ostentar o beneficiarse con él ni hacer especulación alguna; es el vacío absoluto que queda mas allá del mas allá… pero esta ahí.

La sabiduría es uno de los tópicos de la vida espiritual, los otros son la dignidad solitaria (ser honesto con uno mismo) y las técnicas: meditación, desenvolvimiento mediúnico, yoga, oración, etc., depende que hallas elegido. A estos tópicos en el transcurso del tiempo se le agrego la disciplina y en ese lapso ellos se convirtieron en tópicos individuales en donde el predilecto por las escuelas espirituales y religiones organizadas paso a ser la disciplina y a continuación la técnica, pero por la ausencia de realización de los líderes se aparto la sabiduría, la cual es la única cualidad y poder con el que se puede indagar y penetrar el Reino de los Cielos Interior, o sea, dentro de la naturaleza del propio ser, lo que significa la verdad misma percibida-intuida, de modo que esta separación entre técnica espiritual y sabiduría se ha convertido para el ser humano en algo realmente trágico porque transforma y rebaja a la espiritualidad al especulativo estudio de la otra vida, al intelectualismo esotérico, a la especulación teológica, al dogma, al terrorismo espiritual y su consecuente chantaje de consciencia.

Es innegable que la sabiduría liberada a si misma perdió su profundidad, pues fue identificada con sutilezas relacionadas con intuiciones externas (profecías, visiones del futuro, poderes, especulaciones sobre la vida después de la muerte, filosofías, teologías, teorías, dogmas etc., etc) aislándola del auto-conocimiento, con lo que surgieron las síntesis intelectuales que pasaron a manejar conceptos y análisis, dando como resultado todo tipo de doctrinas, cultos, creencias con sus consiguientes escuelas espirituales y religiones organizadas.

Occidente quedo apegado a las facultades supernaturales del Mesías que la tradición y la cultura adopto (lo cual no es culpa del Mesías); los rebeldes a esto optaron por ser filósofos, dialécticos, lideres intelectuales o gurúes profetas. Oriente se apego a la meditación o a la concepción intelectual de la sabiduría definiéndola como una visión dinámica dentro de la verdad. Podemos decir, por lo tanto, que Oriente y Occidente, quedaron apegados al ritualismo, la disciplina y la técnica, mientras que la búsqueda del Reino de los Cielos Interior, el Ver dentro de la Naturaleza, el Auto-Conocimiento, o sea, la Sabiduría, fue relegada y finalmente desterrada del mapa espiritual.

Tanto en Oriente como en Occidente se aboga por la creencia y el culto a la personalidad primero, luego la técnica y el desarrollo de los poderes supernaturales, después por la intelectualidad filosófica que terminan conformando la doctrina y se termina recordando, como pariente muerto, a la desheredada sabiduría. No se comprende que la técnica es la sabiduría y la sabiduría es la técnica. Cuando la sabiduría es genuina la siguen todo lo demás. Cuando esta relación de identidad -entre sabiduría y técnica- no se capta, no hay emancipación.

La técnica que se utilice debe servir para no apegarse a la mente, no apegarse a la pureza o perfección, no apegarse a la creencia ni al culto de la personalidad, no atarse a la acción o a la contemplación quietista, no apegarse al intelecto o a los poderes supernaturales, de modo que la técnica gemela de la verdad es no hallarse obstruido o limitado por nada, lo que es igual a, morir para renacer a la vida eterna y ello es alcanzar la Verdad del Budha y del Cristo por nosotros mismos.

Las pasiones, las ilusiones, los deseos, las ambiciones, se alzan contra la iluminación. Este es el clásico modo dualista de ver las cosas, lo que significa que, si estos opuestos no son iluminados por la luz de la sabiduría, de manera que se una el abismo existente entre ambos, no hay comprensión del vivir ni de la vida. Lo central consiste, por lo tanto, no en reprimir, suprimir o restringir el pensar en las cosas buenas o malas, sino dejar que la mente se mueva tal como es en sí y cumpla sus inextinguibles funciones, porque todo intento de conseguir la luz, a cambio de reprimir o disipar la oscuridad, crea dualismo y ello, innegablemente, no puede llevarnos a la comprensión de nosotros mismos.

Cuando dividimos la técnica de la sabiduría, el pensar del silencio, la contemplación de la acción, se hace inevitable que no terminemos apegados y esclavizados a lo que elegimos y que ello se convierta en la barrera que no nos permite alcanzar el Reino de los Cielos Interior. También se convierte en cadenas esclavizantes el intento de aniquilar represivamente el dualismo, la división, la distinción. O sea, técnica y sabiduría están indisolublemente unidas.

El Reino de los Cielos es autoconocimiento que puede ser experimentado, de modo que no es mero ser sino conocer, significando esto que, debido al conocimiento mismo ello es: conocerse es ser y ser es conocerse. La naturaleza se refleja por sí misma, lo cual es auto-iluminación, nuestro Reino de los Cielos Interior que debe ser traído a la luz por la sabiduría que nace de la percepción-intuición y ello es iluminación.

La sabiduría es el Uso que se le da al Reino de los Cielos, lo que nos permite liberarnos del error que son la ambición, los deseos y las pasiones. ¿Se puede reconocer al Reino de los Cielos? Ello es posible porque Reino de los Cielos es autoconocimiento. El reino de los Cielos es la Esencia de nuestra naturaleza y la Esencia tiene sentido por su uso, puesto que la esencia sin su uso es inexistente. Las piernas son inexistentes hasta que empiezas a caminar, el uso es quien le da la existencia. El paralítico es la prueba de este ejemplo.

El Reino de los Cielos “no es Algo” que pueda reflejarse en nuestra consciencia así como la montaña se refleja en un lago. No existe tal “Algo” en el Reino de los Cielos, puesto que ese “Algo” en el Reino de lo Cielo es el Uso, fuera de ese Uso no hay Reino de los Cielos.

Los métodos, doctrinas, creencias y técnicas proponen; la mente en blanco, limpieza de los pecados o el pago del karma, lo que se transforma en la dificultad para ir mas allá de la tranquilización de la mente, lo cual sirve para llegar apenas a la etapa de quieta contemplación, convirtiéndose en conformismo quietista, donde lo máximo puede que concluya en éxtasis, en auto-absorción, en suspensión temporaria de la consciencia. En todo esto no hay, ni conocimiento de si mismo, ni captación activa del Reino de los Cielos, ni función espontánea del mismo, ni Visión alguna dentro del Reino de los Cielos. Estas propuestas nacen de las escuelas espirituales organizadas y religiones tradicionales donde sus lideres, por ausencia de realización, no perciben que la creencia, la doctrina, los métodos y las técnicas, divorciadas del autoconocimiento y, por lo tanto de la sabiduría, se transforman en el arte de esclavizarse con cadenas auto-inducidas, que son una construcción artificial que imposibilita y frenan el camino hacia la emancipación y, por lo tanto, hacia el Reino de los Cielos.

El conformismo, que da la quietud de la mente, se confunde con la Realización porque la meta propuesta supone que la mente en blanco lo es todo o el pago del karma es suficiente, de modo que ello arrastra al practicante al abismo del conformismo por la ausencia de conflicto y confusiones en el pensar, confundiendo este estado de tranquilización, con la conquista de realización del Reino de los Cielos, cuando ello en realidad es nada mas que mantener vigilancia sobre el pensar. Es obvio que una mente sin culpas ni condenas seduce a cualquier ser humano y lo persuade a que ello es la realización de la Naturaleza Original, cuando en realidad no es otra cosa que quietismo, conformismo, por la suspensión temporaria de la consciencia pero no realización alguna, despertar de la sabiduría, iluminación o haber penetrado el Vientre del Reino de los Cielos.

El Reino de los Cielos, o sea, nuestra autonaturaleza halla su propio ser, su propia esencia, cuando se Ve así misma, y esa Visión tiene lugar mediante la sabiduría de la percepción-intuición. Pero como la sabiduría que fluye de la percepción-intuición es otro nombre que se le da al Reino de los Cielos, cuando este se ve así mismo fuera del reino de los cielos no hay sabiduría, o sea, cuando nos separamos de lo que estamos observando, de lo que nos esta aconteciendo y lo miramos como algo ajeno a nosotros, no estamos Viendo, estamos analizando. La Visión es comprensión, es experimentación, lo que es: sentir en el propio corazón y experimentar en la propia Mente.

La meditación es el Cuerpo de la sabiduría, la sabiduría es el Uso de la meditación. La meditación y la sabiduría son inseparables, no os engañéis pensando que la podéis separar. Cuando utilizas la sabiduría, la meditación esta en la sabiduría, cuando asumes la meditación, la sabiduría esta en ella. Cuando se comprende esto la meditación y la sabiduría van de la mano en la práctica del diario vivir. Esto es como la luz y la lámpara; si no hay lámpara no hay luz, si hay lámpara hay luz. La lámpara es el Cuerpo de la luz y la luz es el Uso de la lámpara. Aunque lámpara y luz la denominemos de diferentes maneras son una sola cosa. De esta manera debéis entender técnica y sabiduría, meditación y Reino de los Cielos, Reino de los Cielos y sabiduría, Naturaleza Original y Reino de los Cielos, Visión y Reino de los Cielos.

Si afirmamos que solo hay técnica cuando la estamos ejercitando y que este constante ejercicio nos llevara a la sabiduría cuando la dominemos por completo, lo que realmente estamos haciendo es una completa separación [que crea el inevitable dualismo y el consecuente conflicto] entre técnica y sabiduría, entre sabiduría y meditación y ello hace inalcanzable el Reino de los Cielos, puesto que el Reino de los Cielos es Meditación y Sabiduría.

Si nos paramos, nos sentamos, nos acostamos, caminamos o charlamos, la meditación debe estar siempre presente porque ser es ver y ver es actuar. Reino de los Cielos sin Ver ni Actuar, no existe; y si existiera ¿Cuál seria su sentido y utilidad? Ninguna ¿verdad? Seria el nihilismo por el nihilismo puro, el quietismo por el quietismo mismo. La meditación, la sabiduría, el Reino de los Cielos, no es quietismo, nihilismo, ni tranquilización, sino que acción, movimiento, realización de actos, visión, pensamiento, audición, recuerdo, de modo que la meditación se logra cuando no se la practica para alcanzar sabiduría o Reino de los Cielos, o sea que, la luz que ilumina el Reino de los Cielos es la sabiduría y su inmutabilidad es la meditación.

El movimiento de la mente desde el infierno personal hacia el Reino de los Cielos Interior, es de los mayores misterios que tiene la religión, la espiritualidad y la filosofía, porque este mundo de contradicciones, dualidades y opuestos, se presenta ante la mente como la cárcel de la cual es imposible escapar y entrar en un reino donde todo esto se funde, de modo que, la comprensión de este mundo de opuestos a fin de Ver dentro de la Esencia misma del Reino de los Cielos, es una imposibilidad absoluta para la mente humana y su intelecto, lo que significa que la única opción posible es: experimentar ese Reino de los Cielos por uno mismo.

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