3 feb 2009

SOBRE EL CRISTIANISMO

Si uno es un pobre de espíritu, un puro de corazón, un manso o, si no lo es, y está tratando de serlo ¿Cuál es la necesidad de identificarse con una doctrina o creencia particular? ¿Puede una organización “enseñarnos” a ser pobres de espíritu, puros de corazón o mansos? ¿Puede una doctrina, una teoría, una creencia, llevarnos a la verdad? ¿Existe alguna diferencia entre aprender de Jesucristo y de sus enseñanzas y el ponerlo en un altar para vivir adorándolo? ¿Es más importante el mensaje de Cristo o la institución creada en su nombre y a propósito de El?

El camino de la vida es la vida misma. Trazar un camino al costado de la vida para enseñar sobre la vida, es como estar convencidos de la necesidad de la creación de una laguna artificial para poder bañarse en el verano cuando se vive al lado de un río.

El Cristo enseñó sobre la vida y cómo vivirla. Las instituciones cristianas enseñan sobre “su camino”, no para aprender sobre la vida y cómo vivirla, sino la fórmula del cómo hacer para obtener la recompensa prometida, pero que no se encuentra en esta vida, ni en este mundo; lo que significa que su camino es la interpretación psicológica e intelectual de las enseñanzas del Cristo, por lo tanto, todo termina reducido a simples criterios personales de teólogos, filósofos y escritores.

¿Existe la vida y el cristianismo? ¿Existe la vida y el budismo, el judaísmo, el hinduismo, el musulmanismo, etc.? La realidad, la verdad, es que sólo existe la vida, y todo aquello que ha sido inventado al costado como camino es lo que causa la separación, la división y el conflicto entre seres humanos que casualmente se encuentran viviendo la vida.

Cada cultura inventa un camino al costado de la vida arrogándose el derecho al peaje por auto-considerarse los legítimos dueños de la ruta principal, pero sus caminos resultan ser tan secundarios que viven cruzándose entre sí, y cuando esto acontece ellos mismos se encargan de negar la vida del otro mediante el enfrentamiento, el conflicto, la guerra y por lo tanto, la muerte.

El amar a los enemigos no es en la “otra vida”, esa era una enseñanza para ser practicada en esta vida y ahora ¿Por qué se matan católicos y evangélicos en Irlanda? O el no matarás ¿Es sólo un precepto para colgarlo en la pared y lo realmente importante, son los argumentos que sustentan cada uno de estos bandos para encontrar razones por las cuales se deba matar al otro?

Se le atribuye a Jesucristo el haber afirmado que dijo ser el camino, la verdad y la vida. Usted como cristiano eligió un camino que divide la vida y, por lo tanto, nada tiene que ver con la verdad; esto significa que se encuentra fuera del camino que conduce a la vida eterna, puesto que eligió la secta cristiana que más se acomoda a sus mezquinos intereses intelectuales, y ello hace evidente que nada tiene que ver con el camino, la verdad y la vida, o sea, con Jesucristo.

La vida es un camino en sí misma, lo cual es verdad. Usted ¿Por qué no transita el camino de su vida que en definitiva es la verdad que le toca vivir en esta vida? ¿Cuál es la necesidad de poner a Jesús en un altar y adorarlo? ¿Usted realmente cree que Jesucristo es tan egocéntrico, que si usted no lo adora y no se convierte en su seguidor, el se ofenderá? La única opción que usted tiene para conocer realmente a Jesucristo es conocerse a sí mismo, porque en realidad es lo único verdadero y real que tiene para conocer, ya que todo lo demás siempre estará viciado por la especulación y la ausencia de vivencia y comprobación propia.

Conociéndose a sí mismo no sólo conocerá a Jesucristo sino que también a Dios. Esto es una especulación intelectual y psicológica, pero si usted la realiza lo podrá comprobar, de lo contrario tendrá que seguir atado a una creencia para poder escapar de su miedo.

Si el propio Jesucristo no tenía una piedra donde apoyar su cabeza ¿Por qué usted tiene tantas ideas dentro de la suya para apoyarse? Sus ideas ¿No le sirven de muletas psicológicas donde usted se apoya? ¿Por qué si en realidad ama tanto a Dios y a Cristo, tiene tanto miedo a la libertad de la mente, lo cual significa estar exento de ideas, creencias, teorías, doctrinas, que en definitiva han dividido a la humanidad en bandos ideológicos irreconciliables?

Dígame una cosa ¿Puede existir pureza de corazón cuando se tiene una mente presa de ideas que dividen, fraccionan y, por lo tanto, alimentan el conflicto, la separación y el enfrentamiento entre seres humanos?

¿Qué significa realmente su creencia en Jesucristo, sino que la propia negación de la vida por medio de su apoyo a la división, al conflicto?

Jesucristo decía que debíamos ser como los niños ¿Ud. conoce algún niño con la mente llena de ideas, opiniones, teorías, doctrinas, creencias? Realmente su creencia en Jesucristo es nada más que la negación de sus enseñanzas, lo cual usted ha suplantado por la adoración, el adoctrinamiento y el chantaje de conciencia, tanto suyo como de los demás.

¿Tiene algún significado real su creencia para su vida? Está lleno de odio, rencor, celos, orgullo, vanidad, antipatías, egoísmo, ambición, ¿Cómo compagina todo esto con el amaos los unos a los otros? Su creencia ¿ No es simplemente lo que usted usa para escapar de lo que realmente es por dentro? Manda a sus hijos a la guerra o va usted mismo, explota a otros seres humanos, se identifica con una nación lo cual alimenta el nacionalismo y, por lo tanto, la guerra, elige y acepta a un corrupto como su máximo líder, etc. ¿Tiene peso o trascendencia su creencia?... ¿verdad que no?

Su creencia es nada más que la manera que encontró para eludirse, para escapar. Si usted no se conoce a sí mismo ¿Es posible que conozca el camino, la verdad, la vida, a Jesucristo, a Dios?

Su creencia es nada más que el velo que le permite esconder su hipocresía ¿verdad?

Los lirios del campo no necesitan nada para exhibir su belleza, los pájaros del cielo son alimentados por nuestro padre celestial, ¿Por qué usted está detrás del éxito, la fama el poder, la riqueza y encuentra que es una necesidad ser millonario? ¿Por qué explota a otros seres humanos? Su creencia, por lo tanto, es nada más que el velo que le permite esconder su hipocresía. Usted no tiene fe. Lo que usted tiene es inseguridad, lo que usted tiene es miedo, y esta inseguridad y miedo, le permiten toda clase de argumentos para justificar su egoísmo y ambición, lo cual lo lleva al abuso y a la corrupción de su creencia.

El miedo y la inseguridad es el velo detrás el cual se esconde su verdadera creencia, la cual está compuesta por su egoísmo, su ambición, sus celos, sus rencores, sus odios, su orgullo, su vanidad, sus abusos y su corrupción, o sea, usted cree en su miedo y en su ego.

Su creencia es nada más que la negación de Jesucristo. Los componentes de su miedo son su verdadera creencia, lo cual significa que usted vive para sí mismo y no para servir a sus semejantes ¿Por qué no cambia su creencia por la práctica de las enseñanzas de Jesús y deposita en manos del Padre Celestial su avaricia y ambición, en vez de confiar por cuenta propia en la especulación financiera, el abuso, y que ese mismo Padre Celestial se encargue de sus necesidades básicas en vez de confiar en la habilidad que tiene para explotar a otros? Se que me dirá que eso es utópico, pues si es utópico usted es un hipócrita, porque se dice cristiano pero es incapaz de practicar las enseñanzas de quien usted dice que sigue y adora. ¿Verdad?

Usted ¿Cree realmente en Jesucristo? ¿O cree en el mercado y la ambición, en su propaganda, publicidad, amoldamiento, esquemas? lo que significaría que usted realmente cree en su conveniencia. Al creer en sus conveniencias usted cree en su miedo, cree en sí mismo ¿Por casualidad usted no escuchó por ahí que ese mismo ser, en el cual usted dice que cree y adora, dijo que para seguirlo "uno se tenía que negar a sí mismo”?

Sí usted se reafirma en sus creencias políticas, religiosas ¿No cree que esa es otra manera de buscar seguridad, lo cual significa seguir existiendo? ¿Cómo entiende usted el negarse a sí mismo?

El negarse a sí mismo involucra la ausencia del miedo, la ausencia de conocimiento, la ausencia de parloteo verbal, la ausencia de importancia personal, o sea la ausencia de egocentrismo; todo ello implica una mente exenta de conflictos, exenta de identificaciones que promuevan la división entre los seres humanos. Usted, al identificarse con una creencia ayuda a dividir el mundo, puesto que adopta una particular manera de pensar que lo separa de aquellos que adoptaron una creencia distinta, los cuales también están ayudando a la fragmentación entre los seres humanos.

Negar todas sus creencias es negarse a sí mismo y sólo negándose a sí mismo, será realmente un seguidor de Jesucristo.

Si el propio Cristo dijo que había que negarse a sí mismo ¿Por qué usted cree que sus creencias no son la reafirmación de su miedo y, por lo tanto, de su existencia? ¿Por qué usted cree que el Cristo necesita de su creencia en Él? Usted cree por conveniencia psicológica ¿verdad? Es esto lo que no le permite ver el daño que le causa a las propias enseñanzas de Jesús al identificarse con un determinado grupo cristiano y no ver que esto divide a los seres humanos.

¿Puede percibir que su creencia es la negación, en la práctica, de las enseñanzas de Jesús? Recuerde que Él decía amaos los unos a los otros ¿De qué manera ama usted al otro, si su propia creencia e identificación con un grupo particular es la división, la separación del otro y la negación de su libertad? Es evidente que no puede existir amor donde no hay libertad ¿Ama al otro o ama sus creencias? O sus creencias ¿Le indican y le exigen que debe amar? lo cual se transforma tan sólo en una idea del amar, se transforma en una mera opinión sobre el amar.

Si la creencia indica que debemos amar, jamás lo podremos hacer realmente, puesto que estaremos siguiendo un determinado patrón de pensamiento, y la verdad es que no se puede amar siguiendo un molde, un esquema ideado por otro. Si en nuestra mente no existe libertad no puede haber inteligencia y sin inteligencia ni libertad no puede existir el amor.

Cuando estamos presos a una creencia particular, pensamos siguiendo un determinado molde, un determinado patrón, y eso nos hace irreflexivos. Simplemente nos convertimos en pensadores consecuentes que siguen una línea de pensamiento particular, lo cual es establecido por los principios de la doctrina. El resultado de esto es que hemos dejado de ser libres, de pensar por nosotros mismos, y ello es el sometimiento definitivo a la esclavitud por la ausencia de inteligencia

¿El Reino de los Cielos está dentro nuestro? Si el reino de los cielos está dentro nuestro, en ese reino ¿No existe la libertad? ¿Cómo se vive en un reino celestial dichosamente cuando él se encuentra lleno de opresiones y existen todo tipo de esclavitudes mentales?

La creencia en realidad, es nada más que el refugio que encontramos para escapar de nosotros mismos, para escapar de nuestras miserias interiores. En la creencia encontramos cierto tipo de seguridad, la cual nos permite poner cierto orden en nuestra mente. Esto nos permite escapar del miedo que le tenemos a la obsesión, de modo que nos evita tener que enfrentarla, lo cual significa que en realidad no tenemos fe.

Cuando suplantamos el desorden mental que tenemos por una creencia, lo que en realidad estamos haciendo es tapar y sumergir ese desorden en nuestro trasfondo psicológico, el cual se destapará ante el primer desafío serio que la vida nos traiga.

¿Sabe usted en qué consiste el no tirarle perlas a los perros y margaritas a los cerdos? Usted ¿Tiene una acción coherente con su creencia? o es ¿Un cerdo al cual permanentemente le tiran margaritas y usted lo único que sabe hacer es comérselas o pisarlas? ¿Su creencia se corresponde con la práctica de su vida diaria, o es algo a lo cual usted se sujeta con el solo objetivo de lavar su conciencia y escapar del miedo el cual ha nacido y es alimentado por su incoherencia entre lo que cree y lo que practica en su vivir?

Usted cree que Dios es omnisciente, lo cual significa que lo sabe todo ¿verdad? Si Dios lo sabe todo ¿Usted cree que el no sabe que usted es un hipócrita? Jesucristo decía que “muchas eran las moradas de la casa de su Padre”; usted alguna vez se preguntó, ya que cree en un Dios colérico y vengativo ¿Si el infierno no es una de esas moradas que también pertenecen a la casa del Padre? ¿Usted cree que el infierno está lleno de ateos solamente? ¿No hay creyentes como usted en el infierno? ¿Usted cree que para Jesucristo tiene mucho más valor 800 millones de creyentes hipócritas antes que un ateo honesto? Cuál es la virtud real ¿La creencia o la honestidad?

Usted está lleno de celos, rencores, ansiedades, antipatías, deseos, vanidades, ambiciones ¿Por qué cree que con todo eso en su interior irá para el cielo? ¿No le parece que antes de seguir creyendo en algo que se contradice totalmente con lo que usted realmente es, debería tratar seriamente de transformarse a sí mismo para dejar de ser un fariseo hipócrita moderno?

Observe su hipocresía mediante la falta de fe que usted tiene en lo mismo que dice creer. Cuando necesita algo ¿Ora para pedirlo, verdad? Su creencia dice que Jesucristo explicó que Nuestro Padre sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Si usted tiene fe real ¿Por qué le contradice a Jesucristo con sus eternos pedidos y hace de la oración el hábito de su mendicidad?

La verdad es que usted ha hecho de su creencia nada más que una muleta psicológica, en la cual apoya su miedo y egocentrismo, lo que además le permite tapar intelectualmente su hipocresía tratando de que “esa creencia” pueda convertirse algún día (después de la muerte) en el medio o en la carta de presentación y crédito que le permita “negociar con Dios” su ingreso al Reino de los Cielos ¿verdad? Vivió toda la vida para satisfacer sus ambiciones y deseos. Y es en el dinero en lo único que encuentra seguridad, por lo tanto ¿Dónde quedó su fe y ese abandona todo y sígueme de Jesucristo?

El abandonar todo significa el abandonar el ego, lo cual es el abandono de sus ideales, creencias, doctrinas y ambiciones, puesto que toda su vida vivió para sustentarlas y mantener vivo de esa manera al ego. Todo por lo que vive es para satisfacerlo, y todo su vivir consiste en saciarlo, alimentarlo. Esa es la razón por la cual usted es tan ambicioso, avariento, egoísta, violento.

La comprensión de la inocencia de los niños, es nada más que mirar la inexistencia de una entidad psicológica llamada ego, lo que significa que la “des-egoización ” es la Inocencia Original. El ego es el Satanás interior y es este Satanás el que transforma la vida en creencia religiosa. El propio ego ambiciona, y el propio ego cree. Para vivir bien por lo tanto, se necesita de comprensión no de avaricia, expresada esta en cualquiera de sus campos, material, mental o espiritual.

Todo esto es producto del conocimiento, del pensamiento, lo que significa que debemos comprender al conocimiento y los mecanismos que usa el pensar y no intentar desprendernos de ellos. El intento de desprenderse del conocimiento es como plantar sobre piedras, puesto que no existe la posibilidad de borrarlo o extirparlo de nuestra memoria, sólo existe la posibilidad de comprenderlo, de ver sus implicancias, de ver el uso que hacemos de él, de ver la confusión y el fraccionamiento que produce en nosotros y, al ver todo esto el conocimiento ya no interviene en nuestro vivir puesto que lo descartamos como guía para nuestro vivir. Ese es el mecanismo de nuestro pensar.

El conocimiento produce en nosotros el conformismo, la indiferencia, la ambición y la soberbia; ninguno de los cuatro puede existir autónomamente de los demás, lo cual significa que sólo existe entendimiento intelectual pero no existe en nosotros vivencia directa, por lo tanto, comprensión. El conocimiento y el conformismo nos llevan a “ser capaces de explicar” pero no nos llevan ni nos dan una mente atenta, una mente alerta. El arte de la vida no consiste en que seamos capaces de explicar, sino en prestar atención al vivir a lo que nos sucede, a lo que nos pasa, a lo que sucede en el mundo.

El conocimiento nos invita a “capturar” lo que realmente es, como en realidad no lo puede hacer, lo convierte en idea, lo convierte en mera opinión, en interpretación, y es ahí donde nace la doctrina, la ideología, es ahí donde nacen las piedras donde apoyamos nuestras cabezas, o sea, las creencias.

Esto realmente significa que nuestra creencia en Jesucristo no tiene ningún significado para nuestras vidas, debido a que “nuestro Mesías” es negado por nuestras acciones y por el mundo interior que poseemos, por lo tanto, toda nuestra creencia en Jesucristo se transforma en mera opinión, en una mera idea, no es la verdad.

Creemos en Jesucristo porque encontramos satisfacción en ello y lo usamos como una de las formas de escapar del miedo que nos paraliza. Toda nuestra creencia por lo tanto es sólo miedo. Encontramos satisfacción en la creencia, porque ella transmite cierta especie de seguridad debido a que toda creencia es algo estático, inamovible, fijo, muerto.

Todo esto se reduce a que podemos hacer propaganda de nuestra creencia, de nuestra doctrina, pero no podemos hacer propaganda de la verdad (Jesucristo). Podemos hablar y describir nuestra creencia, podemos propagandizarla pero no podemos hablar ni describir la verdad, por lo tanto para ingresar realmente en el camino, la verdad y la vida, la mente se debe encontrar libre del pensamiento, libre de la idea de salvación, libre de la idea sobre Jesucristo. Eso es ser un pobre de espíritu, eso es negarse a sí mismo, eso es pureza de corazón.

Ser puro de corazón significa ser libre interiormente porque el corazón no piensa. Mientras se actúe siguiendo una idea, una creencia, una opinión, no se está actuando desde la pureza del corazón porque se está siguiendo un patrón predeterminado por la idea, la doctrina, la creencia, el pensamiento, el conocimiento, lo cual anula la pureza del sentir y del actuar ya que toda creencia y doctrina amolda la mente por medio del argumento.

Habéis escuchado que se os dijo: Dioses sois. Si somos Dioses, lo que significa ser igual a Dios, la pregunta que surge es ¿Cuál es la creencia de Dios? ¿Cuál es la necesidad de Dios de creer en Dios y alabarse a sí mismo? ¿No le parece esto demasiado egocéntrico por parte de Dios? La excepción surgiría si usted contradice a Jesucristo y cree, por su cuenta, que Dios es algo separado e independiente de usted, lo que significaría que usted considera que Jesucristo está equivocado y al decir esto mintió, y la creencia de usted es la verdadera y Jesús está equivocado. ¿Se da cuenta el porqué su creencia es mera opinión la cual usted la acomoda de acuerdo a su conveniencia psicológica y a sus miedos? Debe darse cuenta que usted no puede acomodar la verdad, lo que realmente es, de acuerdo a sus conveniencias, intereses, ambiciones y miedos.

La vida, la verdad y el camino, son la misma cosa, son usted mismo, porque usted no puede existir fuera de la vida y lo que usted es, eso es la verdad de su vida, por lo tanto, el camino que usted eligió. Si usted eligió la hipocresía, ése es su camino, ésa es su verdad y ésa es su vida. Si usted es honesto, ése es su camino, ésa es la verdad en la cual se desenvuelve la vida. Sea de la manera que sea la forma en que viva usted, siempre es su camino, la verdad y la vida.

Usted es lo que piensa y lo que piensa es lo que siente, lo cual lo llevará a actuar de acuerdo a sus pensamientos y sentimientos, por lo tanto, eso es la verdad que vive y el camino por el cual transita su vida.

La verdad no es algo separado de lo que usted es, la vida no es algo que existe a millones de kilómetros de donde usted está, y el camino no es otro que por el cual usted transita esa verdad que es y esa vida que le toca vivir.

Usted es la “sal de la tierra” pero si usted mismo se desvirtúa, ¿Con qué salará su vida? Esta es la razón por la cual su vida es hueca y vacía, porque la ha tratado de llenar con creencias hechas a gusto y semejanza de sus intereses intelectuales y psicológicos, lo cual lo ha llevado a desvirtuar la vida y, por lo tanto, su vivir, ya que ha terminado creyendo en algo que es totalmente opuesto a las enseñanzas de su Mesías.

Usted ha escuchado que se os dijo vosotros soy la luz del mundo ¿Usted es la luz para sí mismo con su mente dividida, conflictuada? Sólo es luz para sí mismo y, por lo tanto, para los demás, una mente exenta de conflictos, una mente que se encuentra ajena a los juegos del pensamiento, del pasado, una mente que se ha negado a sí misma y que abandonó por completo la “importancia personal”, o sea, el egocentrismo y el miedo. Esa mente y, por lo tanto, ese ser humano, es la luz del mundo.

Usted vive hablando y alabándose a sí mismo de lo sentimental, justo y bueno, que es delante de los demás, pero le fue dicho que no exhiba sus virtudes delante de los hombres, puesto que de esa manera no tendrá recompensa de Su Padre que está en los cielos. La exhibición de virtudes delante de los demás, la realiza porque en realidad no posee ninguna, excepto las que intenta propagandizar, lo cual se transforma en la virtud de su egocentrismo, de su vanidad, lo cual es equivalente a nada ¿verdad?.

La virtud no es algo que usted pueda cultivar y mucho menos propagandizar, porque de ser así su mano izquierda siempre terminará enterándose de lo que hizo su mano derecha y el hecho de que los hombres se enteren de sus virtudes es nada más que el acrecentamiento de su importancia personal frente a los demás, lo cual significa que le da más importancia a la opinión de los hombres que al concepto que Su Padre que está en los cielos pueda tener de usted, ya que “el sabe lo que está en secreto”. ¿Cuál es su necesidad de auto-alabarse? ¿Por qué considera que su vanidad es más importante que el silencio de sus virtudes? ¿Será porque en lo que usted dice creer, es nada más que una opinión y lo que realmente hace es vivir para reafirmar su importancia personal en vez de negarse a sí mismo?

La realidad es que usted no concibe ni tiene en cuenta la importancia que tiene para encontrar la paz y la felicidad en su vida el ser un pobre de espíritu. No le interesa ser un pobre de espíritu porque ello implica la renuncia de sí mismo, renunciar a su egocentrismo, lo cual significa dejar de pensar en lo que hace y dejar de difundirlo entre sus conocidos, para pasar a observar y pensar realmente en lo que es. No son sus obras lo que lo santifican, usted debe santificar sus obras, porque la santidad debe estar fundamentada en su ser. Las obras en sí mismas nada son si son realizadas por una mente dividida, conflictuada, que lo único que busca con “sus obras” es envilecerse y lavar la conciencia, ya que no puede ser bueno en su interior, en su ser, en su esencia, en su naturaleza.

Se os fue dicho: por sus obras los conoceréis. Si su obra y lo que usted hace es la siembra de su egocentrismo y la necesidad de lavar su conciencia, entonces su obra nada vale y usted tampoco. Lo que usted realmente es, se llama oportunismo y un oportunista es un ser que permanentemente se está engañando a sí mismo puesto que no pensará usted que puede engañar a Dios ¿verdad? ¿o sí lo piensa?

El pensar en Dios, o sea, su creencia, es mera opinión y no una realidad porque usted cree y siente conformismo en “un Dios que usted piensa que es así”, pero cuando su pensamiento se desvanece, su Dios también se desvanece y usted termina diciendo que perdió la fe y, por lo tanto, cambia de opinión, cambia de creencia, que termina siendo lo mismo de antes con nuevos argumentos.

Jesucristo vino a enseñar a los seres humanos a cómo vivir, a cómo salir fuera de la rueda del sufrimiento. Sus seguidores armaron una religión basada en el culto a la personalidad de Jesús, una religión que no está basada en las enseñanzas de Jesús sino que en una religión a propósito de Jesús, basada en su adoración.

Esta es la comodidad que encuentra usted en ser cristiano puesto que le basta con adorar a la personalidad de Jesús y eso le evita tener que enfrentarse a sí mismo, a sus miserias, le evita el negarse a sí mismo, le evita el tener que desprenderse de su ego, le evita el tener que ser un pobre de espíritu.

Su religión es nada más que otra forma que usted encontró de mentirse a sí mismo, sus creencias son nada más que la negación de las enseñanzas de su Mesías. Si usted no comienza por conocerse a sí mismo difícilmente podrá llegar a “vivir en Cristo y Cristo vivir en usted”. Usted es la única realidad que tiene a mano para conocer, lo demás son puras especulaciones, ideas, teorías, opiniones, por lo tanto, no sea cristiano, sea usted mismo, que esa es la única manera de ser uno con Cristo porque sólo negándose a sí mismo Él vivirá en usted. Realmente no es importante si Él vive en usted o usted en Él, porque ese puede ser otro deseo del miedo, lo realmente importante es que usted sea y para ser usted debe estar más allá de las creencias, de las organizaciones, de las sectas, porque ellas dividen, separan, y al identificarse con cualquier doctrina u organización usted ya dejó de amar a sus semejantes como a sí mismo.

Todo lo que divide produce conflicto, y si usted mismo se encuentra alimentando la división, el conflicto, por pertenecer a determinada creencia, a determinada organización ¿Cómo hará para cumplir con el amaos los unos a los otros? Sólo lo puede cumplir intelectualmente ¿verdad? Pero usted debe saber que el amor no es una idea, una opinión, un acuerdo, al cual se puede llegar intelectualmente, porque en realidad usted en la práctica de su vivir pertenece a algo que divide, que trae conflicto, que separa a los seres humanos, por lo tanto, la opinión que tiene sobre el respeto a las demás creencias es mentira, es algo falso, es nada más que su intolerancia reprimida. Su creencia es nada más que miedo y ese miedo está basado en sus miserias interiores, lo cual lo lleva a convertirse en adepto de la adoración de un ser que lo pueda salvar, o sea, su creencia es nada más que conveniencia psicológica que le permite seguir siendo el mismo ser miserable, egoísta, ambicioso, celoso, que está detrás del éxito, el poder y la fama, y ello le permite el no hacer nada para transformarse a sí mismo.

¿Usted escuchó que fue dicho que el reino de los cielos está dentro nuestro? Entonces ¿Por qué cree que está en este mundo para sufrir y para cargar su cruz durante toda su vida? ¿Usted realmente cree que el reino de los cielos es sufrimiento, dolor, amargura? Es evidente que alguien miente; o miente Jesucristo al decir que el reino de los cielos está dentro nuestro, o mienten sus representantes al decir que debemos cargar nuestra cruz por toda la vida.

Entre Jesucristo y los teólogos, sacerdotes, pastores, que supuestamente son sus representantes aquí en la tierra, me quedo con Jesucristo, y la pregunta que debo hacerle es ¿Por qué usted no encontró, ni vive en ese reino de los cielos que está dentro de usted?. La respuesta es muy simple y le voy a ayudar a responderla; se debe a que usted no es honesto consigo mismo.

Si fuera honesto consigo mismo sería honesto con el amor, y desde el momento que usted se identifica y pertenece a algo que divide, que crea conflictos y separación entre los seres humanos, ya dejó de ser honesto con el amor, aunque mantenga su opinión intelectual al respecto, pero al ser deshonesto consigo mismo, también convierte en mentira su respeto hacia los demás ya que usted no se respeta a sí mismo. La razón por la cual no puede vivir en el reino de los cielos que se encuentra dentro de usted, radica en su mente dividida, fraccionada, conflictuada entre “lo que es” y lo que usted “desea que fuera”. Lo que es, es la realidad, lo que usted desea que fuera es la ilusión, es la irrealidad, porque no existe.

Sólo puede encontrar lo que es, o sea, el camino, la verdad y la vida, por lo tanto, el reino de los cielos, con una mente que se encuentra exenta de conflictos internos, exenta de divisiones externas e internas, que no se encuentra fraccionada y que vive en armonía con el sentir y lo que hace. Ese ser es un cristiano sin ser un seguidor de Jesucristo, porque es un pobre de espíritu, es alguien que se negó a sí mismo y, por lo tanto, se convirtió en las enseñanzas de Jesucristo caminando por la calle, o sea, no es nada ni nadie.

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