13 feb 2010

LA SITUACIÓN ACTUAL

LA SITUCIÓN ACTUAL

Terremotos, inundaciones, deshielo, crisis económica y financiera, racismo, guerras, problemas sociales, enfrentamientos culturales, dolor, desdicha, hambre, miseria, desocupación, exclusión, abusos, sometimiento, crisis ambiental y energética, nacionalismos, expansionismos, cambio climático, socialización de las perdidas para empresas-bancos-financieras y privatización de sus ganancias, recesión, depresión, deudas impagables de los países pobres, devaluaciones, evasión fiscal, corrupción, clientelismo político, desequilibrio económico mundial, tsunami financiero anti-democrático, injusticia social, democracias tiránicas, infelicidad, temor, incertidumbre y todo tipo de desastres y males que se nos puedan ocurrir. Ese es nuestro mundo actual.

Podemos analizar las causas económicas, políticas, sociales, ambientales y psicológicas que nos arrastro a esta situación, pero es obvio que los responsables de ello somos nosotros mismos. Las causas económicas de la crisis se centran en La Metafísica Neo-liberal al creer que implementando un capitalismo basura y usurero salvarían al mundo.

Lo novedoso de la crisis actual es que su estallido ya no se ha producido en un país remoto, presumiblemente controlado por un Gobierno y unas élites corruptas, sino que ha tenido lugar en el centro mismo de las economías capitalistas. Y, aún con plazos y fórmulas específicas, la pauta de respuesta parece seguir la lógica de una economía usuraria. En la primera fase se ha tratado de evitar que la crisis de la deuda (esto y no otra cosa es la crisis de las "subprime" y de las empresas inmobiliarias incapaces de "colocar" en el mercado promociones a precios desorbitados) se ha tratado de salvar a los prestamistas mediante ayudas públicas directas y la asunción por el Estado de los "paquetes" de créditos fallidos. Y también con una política de gasto público orientada a mantener algo de la demanda evaporada con la crisis financiera.

Si alguien dudaba de la persistencia del modelo de usura global, solo hay que prestar atención al caso islandés, donde la población va a indemnizar a los especuladores anglo-holandeses que creyeron las promesas de alta rentabilidad ofrecidas por Landsbanki. La quiebra de este banco se ha convertido en una deuda obligatoria para toda la ciudadanía de su país de origen. Y esto que se decía que en la época de la globalización el capital no tenía patria.

El deterioro de lo público ha sido una de las grandes victorias del neoliberalismo. Que ha contado entre sus aliados a gran parte de las élites políticas e intelectuales. Casi nadie ha sido capaz, o siquiera lo ha intentado, de hacer una defensa razonada y una batalla cultural en defensa de lo público. Ni siquiera en la actual crisis mundial, donde se ha puesto de manifiesto el fallo sistémico del mercado, y especialmente del mercado financiero. Y donde lo único que ha evitado el desastre ha sido, con todas sus imprecisiones e incongruencias, la intervención pública. Este análisis económico es aplicable a la crisis de todo el planeta.

Pero por otro lado tenemos la crisis de la política, en el cual no hay ninguna novedad, ya que se sigue manteniendo en la sumisión de los lideres políticos a la banca financiera y a las empresas. ¿Cómo puede ser un líder alguien que es manejado como títere? ¿Quién confiaría en semejante personaje de papel, diseñado para entretener niños? La política no es algo subjetivo, abstracto, ni estratosférico, ella es ejecutada y practicada por seres humanos y es obvio que de acuerdo al accionar de esos seres humanos es el juicio que omite la sociedad sobre la política.

Hoy la política esta sometida a pequeños grupos inversionistas que la financian, la corrompen y la dominan. El político no elige otra opción mas que la de someterse. Esa es la base de la crisis política hoy.

Podemos seguir analizando hechos y efectos del desastre actual, pero ello no nos llevara a descubrir la causa esencial que ha producido todo este desatino. Es obvio que debemos hacer lo posible por señalar que sólo dando importancia a las cosas primordiales, los problemas secundarios podrán ser entendidos y resueltos. Los males sociales y económicos no podrán remediarse sin comprender que es lo que los causa. Para entenderlos y de tal modo efectuar un cambio fundamental, tenemos que empezar por comprendernos a nosotros mismos, causantes de esos males. Nosotros, individual y colectivamente, hemos engendrado el desorden, las luchas económicas y sociales. Solo nosotros somos responsables de todo eso; y es por ello que nosotros mismos, individual y quizá colectivamente, podremos establecer el orden y la claridad.

Para que dicha acción tenga resultados verdaderos y duraderos hemos de considerar que el buscar responsables y culpables de la desdicha humana no nos conducirá a ninguna parte puesto que ello ya ha sido probado por la historia humana. Debemos ser responsables y ver que nuestro mundo interior es tan corrupto como la sociedad que hemos formado, la cual es un reflejo de lo que somos interiormente.

Al no existir cambios rotundos y trascendentales en nuestro mundo interior, seguiremos colaborando con nuestro granito de humano, para que el mundo continúe en el rumbo que ha tomado. De nosotros depende aportar a mejorar el mundo, pero para que ello se haga realidad es imprescindible que mientras ostentemos un mundo interior abarrotado de miserias humanas, seamos precavidos para opinar o participar en la solución de los problemas del mundo ¿Por qué? Porque nuestra opinión tanto como nuestra participación estará teñida por nuestra confusión interna, de manera que debemos tomar en cuenta que existen mas posibilidades que nos equivoquemos a que acertemos con nuestra opiniones o decisiones.

Ver el mundo exterior nos puede llevar a comprender nuestro mundo interior, pero para que ello sirva como escuela interna debemos dejar que la sensibilidad aflore en nosotros para poder captar las cosas tal cual ellas son. Viendo de esta manera, sin opciones, ni opiniones premeditadas y estructuradas por nuestro particular punto de vista, podemos aprender que lo que refleja el mundo externo es el resultado de nuestra codicia, egoísmo, vanidad, violencia, celos, nacionalismos, creencias, ambición, arrogancia y avaricia desmedida. Ver el mundo desde la sensibilidad es ver el mundo con todo su contenido, ver el mundo sencillamente, lo que significa verlo sin ningún velo ideológico o patrón de pensamiento, es aprender sobre nosotros mismos.

Mirarse a uno mismo es mirar el mundo, mirar el mundo es mirarse a uno mismo. No hay mundo sin uno mismo, no existe uno mismo sin el mundo. Uno es el mundo el mundo es uno. De manera que no existe una sola sociedad en el mundo que no sea reflejo del hombre que la habita, por ello el mirar nuestra sociedad particular donde habitamos se puede convertir en una escuela de aprendizaje sobre nosotros mismos. La sociedad no es independiente del hombre, el hombre no es independiente de la sociedad. El contenido y los problemas de la sociedad son el contenido y los problemas del hombre que la habita. Ser sensibles a esta interrelación es lo que nos permite aprender sobre nosotros mismos, la sociedad y el mundo.

Ver los descalabros, confusiones, temores y desatinos de la sociedad, es comprobar que ello es el reflejo exterior de nuestros descalabros, confusiones, temores, y desatinos. El mundo es lo que es porque nosotros somos lo que somos, no por alguna razón extraterrestre o por algún dirigente desequilibrado. Es obvio que existen dirigentes desquiciados, pero somos nosotros los que los posesionamos en el poder o soportamos sus crueles dictaduras.

Vivimos en un mundo insensato, cruel, despiadado, donde lo importante es la usura, el lucro, la ganancia, el negocio, la guerra, la especulación, el marketing, la imagen, el ¿que dirán?,. Somos ambiciosos, celosos, arrogantes, vanidosos, egoístas, violentos, pero deseamos que el mundo sea mejor, mas sensato, mas sensible, mas bueno, mas justo, mas humano, exigiendo que ello se lleve a cabo y se convierta en realidad, sin exigirnos a nosotros lo mismo que exigimos para la transformación del mundo a los demás; como si el mundo fuera algo abstracto, indefinido, indeterminado ¿Cómo podemos conseguir y alcanzar ese mundo ideal que soñamos, si nosotros somos la negación viva de lo que exigimos y soñamos? Nosotros somos el mundo, el mundo es nosotros.

Hemos convertido al mundo en el reflejo de lo que somos, sin embargo no nos preocupamos por transformarnos nosotros; exigimos que el mundo cambie. Exigimos que los líderes se encarguen de dicha transformación. Demandamos que el vecino cambie, el grupo tal, el partido político cual, la religión tal y cual, etc., etc. Vale decir: todos deben cambiar, todo el mundo debe cambiar… menos nosotros [¿?] Esa es nuestra visión, ese es nuestro punto de vista, esa es nuestra lucidez mental [¿?], lo que evidentemente permite el evadir la transformación propia. Para justificar nuestra desdicha, la sociedad es la culpable, el sistema capitalista es el culpable, la tercera vía [¿?] es la culpable, los progresistas y socialistas son los culpables, los sistemas teocráticos son los culpables, la corrupción es la culpable, la inseguridad es la culpable, la vida es la culpable, y por ultimo, Dios es el culpable. Siempre alguien es el culpable, de la ausencia de comprensión y de inteligencia que nos limita para comprender… Nunca Somos Nosotros y nuestra manera de ser y vernos, lo que se convierte en la manera de ser del mundo y la manera que tenemos de verlo .

Especulamos, discutimos, culpamos, analizamos, reclamamos, repartimos responsabilidades e instamos a los otros a ser diferentes y responsables, mientras nosotros nos sentamos en los laureles a esperar que “los otros” cambien, para bien de la sociedad y el mundo [¿?]… Es innegable, indiscutible, irrefutable, incuestionable e incontestable que, todos los sistemas, ya sean; políticos, sociales, filosóficos, religiosos o económicos, que el pensamiento ha implementado para darle solución a los múltiples e incontables problemas del mundo, han fracasado, no dándole solución alguna o respuestas duraderas a los mismos… todo sigue peor. Nuestros inventos mentales (doctrinas, ideologías, creencia) que inventamos para utilizarlas como arma de destrucción masiva de problemas, solo han conseguido frustración, desconsuelo, desesperanza en el hombre, con la consecuente ruina, descalabro, desdicha, crueldades e insensateces que han producido.

No ver que la causa de la desdicha humana es el pensamiento, la mente, es entretenerse en bellas y nobles especulaciones intelectuales, de modo que sin conocimiento propio, como premisa fundamental para empezar a resolver los problemas del mismo, nada podrá suplantar a dicha premisa, porque la esencia del problema del mundo es la ausencia de conocimiento propio en el hombre. Sin conocimiento propio es irrelevante cualquier otro conocimiento que intentemos aplicar para buscar y encontrar soluciones -reales, verdaderas y duraderas- a la crisis individual y mundial.

1 comentarios:

Alacor dijo...

Si, el cambio comienza por nosotros, sin embargo es decepcionante ver que no podemos hacer mucho y que el mundo vaya cayendo lentamente.

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