27 feb 2010

SOBRE EL MIEDO

SOBRE EL MIEDO

¿Existe la posibilidad de que estemos libres por completo del miedo? Por experiencia propia sabemos que cualquier tipo de miedo engendra ilusión, crea dependencia, encarcela a la mente, la torna superficial, la aliena y la transforma en irreflexiva. Todo este entorno de ilusión, embotamiento, dependencia, encarcelamiento, alienación e irreflexión, son el cerco que impide la libertad de la mente y es obvio que sin libertad no hay amor. La mente elige a que tenerle miedo: algunos tememos a la oscuridad, al que dirán, a una araña o sapo, al dolor físico, a la vejez, a la muerte. Vale decir, tenemos muchos miedos, lo cual nos permite preguntarnos ¿si es posible estar por completo libres de miedo?

Somos el principal testigo de lo que el miedo hace en cada uno de nosotros. Mentimos, ocultamos, nos corrompemos, y como consecuencia de ello torna a la mente vacua, trivial, frívola. Lo que significa que mientras tengamos miedo, existirán en la mente rincones oscuros, que jamás podrán se investigados, indagados y expuestos ante nuestra consciencia. Todo tipo de auto protección física, no cruzar la calle con un semáforo en rojo, detenernos ante un precipicio, evitar un animal venenoso, es cuerdo, lógico y normal. Pero es ¿cuerdo, lógico y normal la auto-protección psicológica? Tenemos miedo de la enfermedad, de la muerte, de un enemigo. Pero también existe el temor cuando buscamos, en la forma que sea, nuestra propia realización personal, ya sea mediante una profesión, la pintura, el arte, los negocios, la relación, la música, o lo que se nos ocurra, en ello hay siempre temor. De modo que lo importante es darse cuenta de todo este proceso de uno mismo, es decir, observar y aprender al respecto, lo que equivale a no preguntar como podemos librarnos del miedo. Cuando solo pretendemos liberarnos del miedo, la mente siempre encontrara medios, formas y trucos para escapar de él, pero así jamás podremos vernos libre del miedo.

Los trucos y el auto-engaño que ejecuta el pensamiento, son los mejores aliados que tiene el miedo para seguir existiendo en la mente del ser humano. Tenemos miedo a algo e inmediatamente el pensamiento inventa una salida para escapar. Si tenemos miedo a la oscuridad, intentamos prender la luz. Realizamos ciento de acciones por miedo, pero dejamos de hacerlas por la misma razón: miedo, temor. Este círculo vicioso es quien alimenta y mantiene vivo al miedo. Nunca dejamos que el miedo opere sobre nosotros, o sea, que el miedo opere sobre el miedo. Intervenimos de variadas y múltiples formas, de modo que nunca terminamos por comprender todo el proceso del miedo y ello hace que el miedo continúe como retroalimentación de si mismo.

Tememos a muchas cosas y en el trasfondo de ello existe ese sentimiento avasallador de culpa: hicimos algo que no deberíamos haber hecho; y en ese momento de la acción surge automáticamente la culpa. Así como tememos a muchas cosas, también nos culpamos por muchas otras. Sentimos culpa porque somos sanos y otros enfermos, porque tenemos una posición económica sin sobresaltos y otros viven en la miseria. Cuanto mas penetramos, averiguamos, inquirimos e investigamos, mayor es el sentimiento de culpa, de ansiedad. Esa ansiedad alimenta el miedo y ese miedo alimenta a la culpa y esa culpa alimenta a la ansiedad.

El miedo, la ansiedad y la culpa, de ser como somos, es quien origina la búsqueda de un líder, de un gurú, de un Dios.

El miedo materializado en un ser humano se convierte en respetabilidad -lo cual es amado profundamente por todo el mundo- porque el miedo es esa capa de respetabilidad que todos esperan: ser respetables.

¿Cómo nos enfrentamos al miedo? ¿Determinamos ser valerosos para enfrentarnos a los acontecimientos de la vida? ¿Solo racionalizamos el miedo para encontrar explicaciones y supuestas respuestas que satisfagan a la mente atrapada en el miedo? ¿Encendemos la televisión, la radio, leemos un periódico, vamos al estadio, nos aferramos a algún tipo de dogma, doctrina, ideología, teoría, creencia? ¿Qué hacemos para enfrentar el miedo? Todo esto y muchas otras cosas ¿verdad?

El miedo se transforma en energía destructiva en el hombre, puesto que marchita la mente, la convierte en infantil, irreflexiva porque distorsiona el pensamiento, conduciéndola a todo tipo de teorías ingeniosamente extraordinarias y sutiles, a supersticiones absurdas, con los consecuentes dogmas y creencias. Si podemos ver nuestro miedo comprobaremos la capacidad de destrucción que él tiene. Entonces, ¿Qué hacer para limpiar el miedo de la mente? ¿Cómo procedemos? Creemos que examinando y analizando las causas del miedo estaremos libres de él, pero ¿es así? Hemos hecho este ejercicio intelectual miles de veces, lo que nos ha permitido comprobar que ello no elimina el miedo.

Nuestro problema básico para trascender cualquier miseria humana es la infantil creencia que ello lo podemos realizar gradualmente, y mientras ponemos a ejercitar la gradualidad, vale decir, el tiempo, el miedo se afianza cada vez más en nosotros, de manera que no existe ni el tiempo ni la gradualidad para deshacernos del temor. El temor siempre existe en el tiempo presente, de manera que las decisiones del pensamiento para hacer esto y aquello o hacer lo contrario a lo que estábamos haciendo, con la finalidad de superar, trascender o alejar el miedo de nuestra vida, solo termina siendo el alimento que lo mantiene en vigencia. Comprendamos algunas cosas. El anhelo de perpetuarnos en la vida, el anhelo de devenir, ha sido comprobado por nosotros mismos que ello engendra temores: ser, lograr, conquistar, someter, adquirir, ganar. Todo ello engendra miedo, puesto que nos hace dependientes y, el deseo interno anhela ser libre ¿Cómo seremos libres si dependemos de todo lo que anhelamos y hemos adquirido, material, sentimental o intelectualmente?

En la comprensión, no en el análisis, de la causa del miedo está su terminación, lo cual involucra que ese estado de no-miedo, no es negación ni afirmación, no es el opuesto del miedo ni tampoco valentía, en otras palabras, no significa volverse valiente, porque en todo volverse, o sea, llegar a ser, se encuentra la semilla del miedo.

Toda dependencia, de cosas, de ideas, de personas, engendra miedo porque la dependencia tiene su origen en la ignorancia, en la ausencia de conocimiento propio, en la miseria interna, de forma que solo nos queda la observación sin opciones, la percepción alerta para comenzar a descubrir y comprender, la causa del miedo. Comprendamos que el miedo es tanto innato como adquirido, lo que significa que para liberar a la mente del miedo, es necesario que el pasado deba ser comprendido, pero a través del presente, no del análisis, ni del examen intelectual del pasado. El pasado tiene la fantasía de que puede dar nacimiento al presente y ello se convierte en el hombre en la memoria que identifica a la arrogancia y a lo mío, a mi propiedad, a lo que me pertenece. Esa arrogancia -que se arroga para si misma todo lo que este a su alcance- es la raíz de todo miedo.

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