24 mar 2010

DETALLE V

LA FALACIA DE LA LIBERTAD DEMOCRÁTICA

La libertad depende ¿de un estado de garantías, de reglamentaciones, de normas, de legislaciones diversas, de un sistema político particular o depende de nosotros mismos, de nuestra inteligencia, de nuestro autoconocimiento y como consecuencia de ello de una mente sin conflictos, contradicciones y confusiones?

Exigimos derechos constitucionales y al tenerlos, creemos que somos libres, cuando en la práctica de la vida diaria, nuestra mente sigue siendo confusa, ansiosa, caprichosa, conflictiva y arrogante. De manera que cabe preguntarnos ¿En que consiste la libertad? ¿En un derecho civil o en tener una mente sin conflictos, muletas psicológicas (ideologías, creencias, doctrinas) sin contradicciones ni confusiones? La mente adoctrinada que se somete a un patrón de pensamiento preestablecido por una ideología o creencia (política, social, filosófica, económica, científica o religiosa) aunque hable y diserte sobre libertad ¿es libre? La mente auto-sometida a un esquema de pensar doctrinario obviamente que no es libre, de forma que se transforma en intrascendente el que exija libertades civiles de libre expresión porque ella en esencia es esclava de su punto de vista doctrinario. Tenga o no tenga concedida la libre expresión, en la sociedad particular donde vive, le servirá exclusivamente para el auto-engaño de creer que es libre, cuando en la realidad es esclava de su esquemática visión intelectual que la encarcela en la doctrina, creencia o ideología.

La libertad obviamente que no es el poder decir cualquier cosa, a cualquier hora, a quien sea y donde sea. Ello es el circo externo que la mente asocia con lo que es la libertad. La mente esclava se conforma y lucha por la mantención de este circo porque es incapaz de ser realmente libre de todo esquema de pensar, de modo que unas migajas de libertad es mejor que nada… y con ello se duerme y conforma.

La mente indiferente, sometida, esclava, vencida, dominada, subyugada, humillada y reducida, es la mente que reclama y se “conforma” con el circo externo de las libertades constitucionales.

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