30 mar 2010

SEXO: VICTIMIZACIÓN-CULPA-COMPLEJO

¿Qué es lo anormal en el sexo? ¿Porqué a servido para que la gente se victímise y se sienta usada por el otro? Que es lo malo en el sexo ¿el sexo en sí o lo que se opina, se comenta y se dice de él? ¿Por qué la condena al sexo ha servido durante miles de años al moralismo hipócrita?

Se considera al sexo anormal, malo, impúdico e inmoral, lo cual lo convierte secretamente en pecado. Negamos que consideremos al sexo pecado, pero en algún lugar de nuestro transfondo psicológico esta marcada a fuego el estigma, el sello de esta consideración impuesta por la religión. Vale decir que la pregunta subsiguiente es ¿Por qué todo lo que nos compete lo transformamos en problema y enjambre intelectual? La existencia es un problema, la vida, Dios, la sociedad, el amor, el arte, la economía, el sexo, la política, todo es un problema psicológico-intelectual, o mejor dicho, todo lo convertimos en problema. ¿Por qué nos sometemos al vivir con problemas mentales? ¿Por qué no nos rebelamos a tener una vida, donde todo lo terminamos convirtiendo en hervidero psicológico? ¿Por qué no vivir una vida libre del hormiguero psicológico? Cargamos nuestras mochilas psicológicas-intelectuales a cada minuto, todos los días, semanas, meses y años de nuestra existencia, de modo que convertimos la vida en un problema, en conflicto.

El trabajar, el ganar o no ganar dinero, el pensar, el sentir, el experimentar, el sexo, en otras palabras ¿por qué convertimos al vivir y a la totalidad de la vida en un problema? La causa de este enfoque problemático de la vida no se debe a que ¿permanentemente pensamos desde un punto de vista sectario, alienado, particular, inamovible, fijo? Pensamos a partir de las influencias exteriores, (aprendido en la tradición, cultura, educación, etc.) lo cual es imitación, reproducción y, por lo tanto, algo ladino y superficial. El pensar desde la periferia hace a la ausencia de lucidez en el pensar puesto que nunca pensamos por nosotros mismos, sino desde las variadas influencias que nos invaden.

El problema se suscita en que la vida no es superficial, ladina, ni hueca o vacía, ella exige ser vivida total, absoluta y completamente y, a causa de que la vivimos sólo superficialmente, es que no conocemos otra cosa que no sea el efecto superficial de las cosas y por ello mismo desconocemos las causas de las cosas. El conocer solo los efectos superficiales y darle la connotación de trascendentes y fundamentales (como si se tratara de la causa que se desconoce) es inevitablemente conflicto y confusión y este conocimiento periférico nos lleva a la acción periférica que inevitablemente crea un problema y en ello se resume nuestra vida.

Los problemas existen mientras vivimos en lo superficial, en esa periferia que es nuestra “arrogancia” y sus sensaciones, intereses y deseos, todo lo cual podemos exteriorizarlos o permanecer ocultos en lo abstracto, lo cual el pensamiento lo puede traducir en política, nacionalismo, religión, el universo, el sexo o con la ultima ocurrencia compuesta por el intelecto. Mientras vivamos en el campo del pensamiento especulativo, tiene que existir confusiones, complicaciones y problemas; y ello lo terminamos identificando como “conflicto incesante de la mente sostenido por el parloteo del pensar”. “Y ELLO ES TODO LO QUE LA MENTE CONOCE: CONFLICTO Y CONFUSIÓN PERMANENTE”.

Nuestra memoria es el resultado de experiencias, sensaciones, información, conclusiones y reacciones acumuladas. Esa memoria es la fuente del pensamiento especulativo, intelectual, y es obvio que todo cuanto toque este tipo de mente crea, por mecanicidad, desdicha, confusión y el consecuente conflicto psicológico interminable. La mente es la esencia, la fuente, la verdadera causa de todos nuestros conflictos y confusiones; lo cual nace en su funcionamiento mecánico día y noche, consciente o inconscientemente. El pensamiento es algo muy superficial y pasamos toda nuestra vida cultivándolo en el intento de que sea cada vez más experto, más ingenioso, más hábil, más sutil, astuto y retorcido lo cual se puede comprobar en todas las actividades de nuestra vida. La propia actividad y costumbre de nuestra mente es la deshonestidad, es el habito de ser retorcida, incapaz de afrontar los hechos, y eso es lo que crea problemas, eso es en sí mismo el problema.

Entonces nos cabe preguntar ¿Qué entendemos por el problema del sexo? ¿Es un acto, o es un pensamiento sobre el acto lo que crea el problema? Sin ninguna duda, “no es el acto”. El acto sexual no es un problema para nadie, no mayor que el de comer, pero sí pensamos en el comer o en alguna otra cosa durante todo el día, entonces eso se transforma en un problema. ¿Por qué se piensa tanto en el sexo? La televisión, el cine, las revistas, la vestimenta, todo ello obviamente que refuerza el pensamiento del sexo. Pero ¿por qué la mente lo intensifica? ¿Por qué se ha vuelto un problema esencial en nuestras vidas? El mundo se cae a pedazos, existe miles de cosas que no solo llaman nuestra atención sino que la requieren y la exigen, pero se concede atención completa al pensamiento sexual. Ello es debido al hecho que es el mayor de los escapes de nosotros mismos, porque es la manera de olvidarse completamente de uno mismo. Todo lo demás que hacemos en nuestra vida acentúa nuestra arrogancia, el “si” y el “mi mismo”. Nuestras creencias, nuestros negocios, nuestros dioses, nuestros lideres, nuestras actividades políticas o religiosas, nuestras actividades sociales, nuestras entretenciones comunes y corrientes, todo eso acentúa y fortalece nuestra arrogancia. Vale decir que hay un solo acto en donde no se acentúa nuestra centrifuga arrogancia y ello se vuele un problema psicológico.

Nos aferramos al sexo porque es la única cosa que se transforma en el completo olvido de nosotros mismos. ¡Y ese es todo el secreto… pero también el conflicto! Cuando encontramos una vía que nos pueda hacer olvidar de nosotros mismos, nos apegamos a ella porque es el único momento en que somos libres y felices, por lo menos por unos segundos o minutos. El resto de las cosas a las que no abocamos se convierten en una pesadilla parloteadora-intelectual, en fuente de sufrimiento, obsesión y desdicha. En otras palabras, nos aferramos a lo único que nos brinda completo olvido de nosotros mismos y a ese instante de olvido de nuestra arrogancia-egocéntrica le llamamos plenitud. ¿A partir de cuando este momento de dicha se convierte en problema? A partir del momento en que nos apegamos a eso porque nos convertimos en sus esclavos. Acoplamos el pensar a la búsqueda de ese completo placer satisfactorio que nos brinda el acto sexual, para tenerlo con nosotros de forma permanente. Ese es el inicio y todo el desarrollo del conflicto que tenemos con el sexo.

El sexo se mantendrá como un problema sin solución y extraordinariamente difícil de resolver mientras no comprendamos el pensamiento que analiza, condena y juzga el problema. El acto sexual en sí nunca puede ser un problema; lo que crea el problema es el pensamiento acerca del acto.

Es, este mismo pensamiento, quien crea e inventa la victimización, el prejuicio y la culpa. La no comprensión de este hecho, es la esclavitud y la cárcel del sexo en nuestra mente en forma inconciente de juicio y condena. De manera que lo relevante es la comprensión del pensamiento, no la certidumbre o equivocación de los juicios y condenas que mantiene sobre el sexo. Mientras esta condena y juzgamiento se mantenga en la memoria, seguirá existiendo complejo, prejuicio y victimización.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

eres sicologo?me gusta tu forma de pensar

Anónimo dijo...

NO, NO LO SOY. SOLO PIENSO POR MI MISMO.

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